C¨®mo compensar los estropicios de llevar una dieta desastrosa durante a?os
¡°El cuerpo es muy agradecido y aunque lo maltrates siempre te da una oportunidad para que lo vuelvas a cuidar¡±, dice la endocrin¨®loga Paloma Gil del ?lamo. Y nunca es tarde para empezar
Zamparte unas patatitas a mediod¨ªa y una palmera de chocolate para merendar no era una costumbre problem¨¢tica a los 15 a?os. La b¨¢scula ni se inmutaba. Tampoco dejaban huella aquellos veranos de tres meses de juerga, seguidos de inviernos de econom¨ªa universitaria pasados los 20: arroz y pasta con tomate de bote, cervecita, muchos hidratos (de los malos), chorros de grasa, poca prote¨ªna y menos verdura¡ ?o s¨ª? Porque todo suma, y las cosas comenzaron a cambiar a partir de los 30. Y mucho. Ahora, ?a cu¨¢nto asciende la factura de haber llevado una dieta desastrosa durante a?os? Eso es lo que te preguntas en este momento, eso y hasta qu¨¦ punto se le puede dar marcha atr¨¢s al reloj.
Depende de los malos h¨¢bitos y de la gen¨¦tica, y no hay una vuelta atr¨¢s clara en todos los casos, pero Paloma Gil del ?lamo, especialista en Endocrinolog¨ªa y Nutrici¨®n, da motivos para la esperanza: ¡°El cuerpo es muy agradecido y aunque lo maltrates siempre te da una oportunidad para que lo vuelvas a cuidar¡±. Pues manos a la obra.
No es adelgazar, ll¨¢malo cuidar la salud metab¨®lica
Lo normal cuando uno quiere cuidarse despu¨¦s de a?os de una dieta para olvidar es proponerse adelgazar. Pero no todo es perder peso. Lo importante es centrarse en par¨¢metros como la grasa abdominal, los niveles de colesterol y triglic¨¦ridos, la tensi¨®n arterial y la resistencia a la insulina (el az¨²car en sangre), que lleva a la diabetes. Son muchos frentes, suficientes para abrumar a cualquiera, pero todos sabemos lo primero que hay que examinar para evaluar los da?os de no haber comido como es debido durante tanto tiempo.
La huella m¨¢s evidente que dejan a?os de una dieta desastrosa se esconde bajo la piel, pero aun as¨ª se ve claramente. Se trata de la acumulaci¨®n de grasa en el abdomen, que encuadra al cuerpo en una clasificaci¨®n que se conoce como ¡°tipo manzana¡± por proyectar una imagen m¨¢s bien redondeada. Habr¨¢s le¨ªdo que la grasa es buena porque almacena vitaminas y sintetiza hormonas, que es un elemento clave en la formaci¨®n de las c¨¦lulas, que hay alimentos que es bueno comer aunque sean pura grasa¡ Todo ello es cierto, pero cuando la grasa corporal se almacena en el abdomen, solo hay malas noticias.
En este caso, el tejido se infiltra entre ¨®rganos internos como el h¨ªgado y en los m¨²sculos, y, a diferencia de cuando se almacena bajo la piel de los muslos y las caderas ¡ªy da forma al cuerpo ¡°tipo pera¡±¡ª, se ha relacionado con un aumento del riesgo de sufrir numerosas enfermedades, entre las que figuran las cardiovasculares, la diabetes, la hipertensi¨®n y ciertos problemas respiratorios, aparte de algunos tipos de c¨¢ncer. Esta acumulaci¨®n de grasa puede aumentar independientemente del peso, una circunstancia que conocen bien algunas mujeres despu¨¦s de la menopausia. La influencia de este c¨²mulo de grasa impresiona: un estudio publicado en la revista Annals of Internal Medicine concluy¨® que grasa abdominal es un factor de riesgo de mortalidad mayor que la obesidad. La barriga cervecera no deber¨ªa ser motivo de broma, pero hay una buena noticia: la manzana se puede tirar del ¨¢rbol, uno puede aspirar a un per¨ªmetro abdominal saludable de 88 cent¨ªmetros en la mujer y 102 en los hombres. Y dejar atr¨¢s la influencia de la grasa visceral.
Para conseguirlo, lo fundamental es tener en cuenta que el origen de la barriga est¨¢ en el exceso de calor¨ªas, que es especialmente importante cuando se alcanza la madurez. El organismo gasta aproximadamente un 5% menos de energ¨ªa en reposo cada d¨¦cada que pasa, de manera que si has superado la barrera de los 40 quemas del 15% al 20% menos calor¨ªas que cuando ten¨ªas 16 a?os... solo mientras duermes. Si no reduces la ingesta energ¨¦tica, que la manzana crezca es inevitable. Es dif¨ªcil dar una cifra exacta pero, seg¨²n un ensayo cl¨ªnico publicado en la revista The Lancet, una restricci¨®n de alrededor del 12% de las calor¨ªas durante dos a?os, aparte de provocar una p¨¦rdida de grasa, reduce la incidencia de numerosos factores de riesgo de diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares. Una reducci¨®n de 300 calor¨ªas diarias puede ser una aspiraci¨®n productiva. No es sencillo, pero es posible.
Nunca es tarde: lo que dice el mayor ensayo en nutrici¨®n
Una barriga prominente es una se?al que no falla, pero hay otros par¨¢metros que indican un incremento del riesgo de sufrir enfermedades como las cardiovasculares y la diabetes, de esos que salen a la luz con los an¨¢lisis de sangre. Por ejemplo, el del colesterol alto. Seg¨²n los datos de la Sociedad Espa?ola de Cardiolog¨ªa, el 20% de los espa?oles mayores de edad presenta un valor de colesterol por encima de 250mg/dl, un punto en el que se impone una visita al m¨¦dico, y en algunas ocasiones se debe a la dieta (la predisposici¨®n gen¨¦tica, el consumo de algunos f¨¢rmacos y otras enfermedades de base tambi¨¦n est¨¢n entre las causas m¨¢s comunes). Con todo, se estima que el organismo sintetiza entre el 80% y el 85% del colesterol de la sangre, y que solo entre el 15% y el 20% restante est¨¢ relacionado con la alimentaci¨®n. Cuando el problema se agrava la medicaci¨®n es innegociable, pero el colesterol puede controlarse con la dieta hasta cierto punto, y cuidarla es muy importante en el cap¨ªtulo de la prevenci¨®n.
Lo m¨¢s importante es ¡°no consumir grasas parcialmente hidrogenadas, principal fuente diet¨¦tica de grasas trans, y az¨²car (en lugar de las grasas saturadas, a las que se consideraba hasta ahora las principales culpables de todos nuestros males)¡±, matiz¨® a esta revista Oihana Monasterio como integrante del Grupo de Especializaci¨®n en Nutrici¨®n Cl¨ªnica de la Academia Espa?ola de Nutrici¨®n y Diet¨¦tica. Al primer grupo, al de las hidrogenadas, pertenecen algunos aceites vegetales como el de coco y el de palma, ricos en ¨¢cido este¨¢rico y palm¨ªtico, respectivamente, muy utilizados en la boller¨ªa industrial y en la elaboraci¨®n de alimentos ultraprocesados que es bueno dejar de lado, igual que el alcohol.
?Pero en qu¨¦ medida se puede revertir el da?o causado? Lo cierto es que los factores interpersonales son tantos y tan variados que hacer este c¨¢lculo para la hipercolesterolemia, hipertensi¨®n y diabetes no es sencillo. En el primer caso se puede conseguir con medicaci¨®n y cambios en el estilo de vida; en el ¨²ltimo, el riesgo se puede anular por completo con dieta y ejercicio en un estado previo a la enfermedad que se conoce como prediabetes, y no tanto despu¨¦s, pese a que estudios cient¨ªficos han detectado una peque?a tasa de pacientes que han conseguido revertirla con dieta y ejercicio: un an¨¢lisis de 257 personas observ¨® que los cambios de h¨¢bitos de vida, que desembocaron en una p¨¦rdida de peso de alrededor del 10%, consiguieron revertir la enfermedad en los primeros 5 a?os despu¨¦s del diagn¨®stico. La hipertensi¨®n no se cura, pero se puede controlar. No solo es necesario disminuir la ingesta de sal para conseguirlo, aumentar la de potasio tambi¨¦n funciona. No se trata de atiborrarte de pl¨¢tanos y d¨¢tiles, sino de dejar los alimentos ultraprocesados ¡ªcuyo contenido en sodio es alt¨ªsimo¡ª y aumentar el consumo de verdura y vegetales, por ejemplo. La dieta DASH, dise?ada por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos para controlar el trastorno, es un efectivo compendio de consejos.
De lo que hay cifras m¨¢s claras es del riesgo de desarrollar s¨ªndrome metab¨®lico, que se diagnostica cuando una persona cumple tres de estos cinco factores de riesgo: hipertensi¨®n, hipercolesterolemia, az¨²car en sangre alto, nivel elevado de triglic¨¦ridos y exceso de grasa abdominal. Seg¨²n el estudio Predimed ¡ªel ensayo m¨¢s grande de nutrici¨®n que se ha hecho nunca y que ha dado la vuelta al mundo¡ª, la dieta mediterr¨¢nea enriquecida con aceite de oliva o nueces a?adidas revierte un 28% la incidencia de este s¨ªndrome, un porcentaje similar al que se puede aplicar a los eventos cardiovasculares.
Seg¨²n Miguel ?ngel Mart¨ªnez-Gonz¨¢lez, catedr¨¢tico de Medicina Preventiva de la Universidad de Navarra y uno de los m¨¢ximos responsables del estudio, estos datos son elocuentes: "Nunca es tarde para cuidarse¡±. Para el estudio ¡ªcuenta¡ª reclutaron a 7.500 participantes de al menos 55 a?os (la edad media era 67) con diabetes tipo 2, o bien muy cargados con factores de riesgo cardiovascular. Todos ellos ten¨ªan un deterioro patente del metabolismo, m¨¢s del 80% eran hipertensos mantenidos. Una intervenci¨®n con dieta mediterr¨¢nea durante una media de casi cinco a?os redujo en un 30 % su riesgo de infarto, ictus, muerte cardiovascular y les mejor¨® notablemente la calidad de vida. ¡°Es la mejor prueba cient¨ªfica de que nunca es tarde para usar un patr¨®n diet¨¦tico que mejore el estado de salud y la calidad de vida de personas que ya tienen una trayectoria larga de malos h¨¢bitos¡±, dice Mart¨ªnez-Gonz¨¢lez.
Una historia de inflamaci¨®n y da?os celulares
La ma?ana es g¨¦lida en San Francisco. Dos amigas, Kara y Lisa, sorben caf¨¦ y hablan de sus trabajos, sus quehaceres y sus interminables listas de tareas. Kara se encuentra cansada, no se libra ni de uno de los catarros que circulan por su oficina y a veces siente c¨®mo el coraz¨®n galopa con desenfreno cuando se acuesta. Le preocupa. Y est¨¢ demacrada. Por el contrario, a Lisa se la ve radiante, le brillan los ojos y la piel, le sobra tiempo para hacer sus tareas. Est¨¢ llena de energ¨ªa. Las diferencias respecto a Kara se notan en el pelo y en la piel, pero m¨¢s a¨²n por debajo de ella: tienen la misma edad cronol¨®gica, pero la biol¨®gica es muy distinta. En parte, se debe a la dieta.
Con la historia de Kara y Lisa comienza La soluci¨®n de los tel¨®meros (Aguilar, 2017), un libro de la profesora de Psiquiatr¨ªa de la Universidad de California en San Francisco Elissa Epel y la premio Nobel en Fisiolog¨ªa y Medicina por su trabajo sobre los tel¨®meros Elizabeth Blackburn. Los tel¨®meros son las regiones que cierran los cromosomas, como los herretes mantienen de una pieza los cordones de los zapatos. Los investigadores han observado que se hacen m¨¢s peque?os con el tiempo hasta que son demasiado cortos como para impedir que el ADN se degrade. ¡°La longitud de los tel¨®meros se ha propuesto como un biomarcador de la edad. Cuanto m¨¢s cortos sean, m¨¢s se acelera el envejecimiento¡±, explica Gil del ?lamo. En el caso de Kara y Lisa, ambas tienen 50 a?os, pero la primera se ha adentrado en una zona de la vida marcada por las enfermedades, mientras Lisa, al ritmo que lleva, no lo har¨¢ hasta los 75.
Evitar acabar con el cuerpo tipo manzana es una de las cosas que se puede hacer para cuidar los tel¨®meros. La buena noticia es que, igual que se van recortando, tienen la capacidad de crecer cuando se modifican ciertos h¨¢bitos de vida. Pero hay muchos factores a tener en cuenta. Por ejemplo, est¨¢ el estr¨¦s oxidativo, por el que las c¨¦lulas comienzan a producir radicales libres que acaban da?ando el ADN, y que aumentan el riesgo de enfermedades como algunos tipos de c¨¢ncer, diabetes, patolog¨ªas cardiovasculares, enfermedades neurodegenerativas como el p¨¢rkinson y el alzh¨¦imer, complicaciones reum¨¢ticas... Por supuesto, acelera el envejecimiento. Hay muchos factores que contribuyen a causar estr¨¦s oxidativo, como la contaminaci¨®n, fumar y la exposici¨®n excesiva a la luz solar, pero una buena alimentaci¨®n contribuye a anularlo a trav¨¦s de los famosos antioxidantes.
Estos compuestos est¨¢n en la fruta la verdura c¨ªtricos, bayas, ciruelas, zanahorias, manzanas, tomates, patatas (de estas no conviene comer demasiadas, especialmente fritas), legumbres, cereales integrales¡ Favorecer su consumo es una buena idea, pero no esperes milagros, ning¨²n alimento tiene poderes sobrenaturales. Con todo, hay datos que sugieren que una dieta como la mediterr¨¢nea ¡ªalta en grasas buenas como el aceite de oliva y los omega-3 de las nueces, frutas y verduras¡ª ayuda a prevenir un segundo episodio a las personas que han sufrido un ataque card¨ªaco.
Luego est¨¢ la inflamaci¨®n. Por una parte, el repunte de la glucemia origina un incremento de la producci¨®n de citocinas, que son una especie de mensajeros que van por el organismo haciendo que se produzca una inflamaci¨®n leve pero mantenida. A la larga, resulta fatal. Este estado inflamatorio cr¨®nico podr¨ªa contribuir al desarrollo de la diabetes, y se ha relacionado con la insuficiencia card¨ªaca y la enfermedad renal cr¨®nica. El exceso de glucosa, patatas fritas, carbohidratos refinados (pan y arroz blancos) dulces, refrescos y boller¨ªa en la dieta tiene consecuencias importantes para la salud.
La relaci¨®n de la inflamaci¨®n con el envejecimiento es tan clara que los cient¨ªficos tienen un t¨¦rmino exclusivo para ella: inflammaging (contracci¨®n de las palabras inflammation y aging, ¡°inflamaci¨®n¡± y ¡°envejecimiento¡±, en ingl¨¦s). Este estado carece de s¨ªntomas visibles, pero produce efectos sist¨¦micos en todo el organismo que pueden pasar inadvertidos. Aparte de citocinas, una mala dieta favorece la producci¨®n de la prote¨ªna c-reactiva, otro marcador de inflamaci¨®n que tambi¨¦n est¨¢ muy relacionado con el consumo excesivo de alcohol. La alimentaci¨®n contribuye a rebajar esta inflamaci¨®n (no solo por dejar la bebida) a trav¨¦s de compuestos antiinflamatorios que aportan alimentos como las frutas del bosque, las bayas, uvas, manzanas, la col, el kale, br¨®coli, las cebollas, cebolletas, los tomates¡ Contienen sustancias como los flavonoides, carotenoides, antocianinas y flavonoles, algunas de las cuales tambi¨¦n son buenas para el estr¨¦s oxidativo. Los pescados grasos, frutos secos, semillas de lino, aceite de lizana, verduras de hoja y omega 3 se han relacionado con una mejor¨ªa en este marcador, seg¨²n recoge el libro de Blackburn y Epel. Por otra parte, hacer sesiones combinadas de piernas y brazos en el gimnasio tiene un efecto inmunomoduladores y antiinflamatorios, seg¨²n un estudio. Porque est¨¢ claro que una buena dieta no lo es todo: el ejercicio tambi¨¦n es importante.
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