A Madrid le falta algo de ¡°teranga¡±
Tras casi media vida como madrile?o, el senegal¨¦s Cheikh Ndiaye alaba la multiculturalidad de la ciudad pero le disgusta un ¡°individualismo extremo¡± que se ve reflejado al viajar en el metro o el bus
Nac¨ª en Senegal hace 28 a?os, de los cuales 11 los he vivido en Madrid. Casi la mitad de mi vida. Compa?eros de trabajo y amigos me consideran un madrile?o m¨¢s, pero para muchos que se cruzan conmigo en la calle sigo siendo un inmigrante negro que viene para robar la oportunidad a los espa?oles.?
Formo parte de los que se levantan d¨ªa tras d¨ªa para contribuir a que Espa?a sea competitiva en Europa y el mundo desde mi ¨¢rea profesional, como inform¨¢tico?en una empresa de seguros, pero la?extrema derecha de este pa¨ªs nos culpa de todos los males.
Vengo de Pikine, una ciudad junto a Dakar, la capital de Senegal. Dakar, como Madrid, es una ciudad cosmopolita, con uno de los puertos m¨¢s importantes de ?frica Occidental. Es una ciudad de dos millones y medio de personas con gente de los cinco continentes, como las puntas de la estrella de la bandera senegalesa. All¨ª todos somos seres humanos, y una de las cosas que es nuestro sello de identidad es la Teranga, la palabra que nos identifica como una tierra de hospitalidad y humanidad, donde un valor b¨¢sico es Compartir, con may¨²sculas.?
Llegu¨¦ al aeropuerto de Barajas en noviembre de 2008 y me recibi¨® un fr¨ªo impresionante para el que no estaba preparado. Yo llevaba solo una camisa y una americana. Sal¨ª de la T-4 para ver a mi padre que ven¨ªa a por m¨ª desde su trabajo. El pobre hab¨ªa salido corriendo para estar a tiempo.
El primer d¨ªa me aventur¨¦ a callejear pero volv¨ª r¨¢pido porque no soportaba el cambio de temperatura tan dram¨¢tico. Tambi¨¦n me vi hu¨¦rfano al no saber a quien preguntar porque todo el mundo hablaba espa?ol y yo solo hablaba wolof, franc¨¦s e ingl¨¦s. No hab¨ªa puestos de informaci¨®n abiertos y se me encogi¨® el coraz¨®n.
Mi mejor gu¨ªa tur¨ªstico fue mi padre, que llevaba 30 a?os en este pa¨ªs. Fue un shock ver a gente durmiendo en las calles. Le pregunt¨¦ si pod¨ªamos llev¨¢rnoslo a casa.?Tristemente me mir¨® y me dijo: "ojal¨¢ pudi¨¦ramos. Son muchos y no podemos hacerlo, no caben en nuestra casa".
Sent¨ª un escalofr¨ªo al pensar que iban a pasar la noche durmiendo en el suelo con cartones para protegerse de ese fr¨ªo que a m¨ª ya me estaba helando.
Me encontr¨¦ con una ciudad multicultural, donde tengo amigas/os de todo el mundo, donde descubr¨ª unos rincones exquisitos como sus terrazas en las alturas. Pero era una ciudad est¨¦ril en humanizaci¨®n. Su individualismo extremo se ve reflejado en sus trenes, metros y buses, donde nadie conversa con el vecino.?Nos quieren vender que estamos en una ciudad del primer mundo, pero sus albergues est¨¢n cada vez m¨¢s abarrotados.
No menos importante es el racismo de la polic¨ªa hacia la gente con tono de piel m¨¢s oscura, que supera al de cualquier ciudad de Europa. Refugiados e inmigrantes en general sufrimos a diario el acoso policial, con paradas y cacheos sin m¨¢s motivo que nuestra raza.
El l¨ªder de Vox, Santiago Abascal, dice que los inmigrantes venimos a vivir de lo p¨²blico, pero sus sueldos p¨²blicos?superan los 685.000 euros entre cargos institucionales y puestos a dedo desde 1999. Los inmigrantes pagamos impuestos con los que ellos compran sus casas, financian sus dietas, los coches que conducen y sus viajes al extranjero.
Por suerte vivir aqu¨ª tiene sus ventajas pero tambi¨¦n estas contradicciones.
Cheikh Ndiaye?es inform¨¢tico y presidente del ?rea Joven e Infancia de Aise (Asociaciones de Inmigrantes Senegaleses en Espa?a).
Madrid visto por...
.. un economista.
... una f¨ªsica.
... una fil¨®loga.
... un matem¨¢tico.
... una meteor¨®loga.
... un epidemi¨®logo.
... una arquitecta.
... un bioqu¨ªmico.
... un ge¨®grafo.
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