Anna Pirozzi y Riccardo Frizza engrandecen a Verdi en el Liceo
Vuelve al teatro barcelon¨¦s ¡®Un ballo in maschera¡¯ con un gran reparto que incluye a la estrella emergente Freddie De Tommaso, pero en una producci¨®n esc¨¦nica que no convence y tampoco concuerda con el libreto utilizado de la ¨®pera
En el breve preludio de Un ballo in maschera, Giuseppe Verdi revel¨® idealmente la uni¨®n del gran compositor con el hombre de teatro. Una admirable p¨¢gina sinf¨®nica que combina riqueza polif¨®nica y expresividad orquestal. Pero que sirve, adem¨¢s, para sintetizar la tensi¨®n dram¨¢tica del primer cuadro con temas que representan la fidelidad, la traici¨®n y la pasi¨®n. Y, por extensi¨®n, de toda la ¨®pera, pues los dos ¨²ltimos temas reaparecer¨¢n hasta el final.
Lo comprobamos, el pasado viernes, 9 de febrero, en el regreso de este t¨ªtulo verdiano, de 1859, al escenario del Gran Teatro del Liceo, tras casi siete a?os de ausencia. Y con un reparto muy similar a la producci¨®n que abri¨® la temporada 2020-21, en el Teatro Real. En Barcelona, la excelente direcci¨®n musical correspondi¨® a otro italiano, Riccardo Frizza, que aport¨® el tono l¨²gubre al fugado punteado que representa a los traidores y encendi¨® la llama de la pasi¨®n de Riccardo por Amelia, la esposa de Renato, su fiel secretario, que desencadenar¨¢ la tragedia de un magnicidio durante un baile de m¨¢scaras.
Pero la tensi¨®n del preludio no termin¨® de impregnar el primer cuadro. Qued¨® claro en la fr¨ªa y distante cavatina La rivedr¨¤ nell¡¯estasi de Freddie de Tommaso. El emergente tenor brit¨¢nico afrontaba su primera producci¨®n esc¨¦nica como Riccardo, tras su brillante grabaci¨®n en estudio para Pentatone. Y hubo que esperar al d¨²o del segundo acto con Amelia para disfrutar de la frescura, solidez y expresividad de su voz. Una actuaci¨®n que coron¨®, en el tercer acto, con una mod¨¦lica romanza Ma se m¡¯¨¨ forza perderti muy aplaudida por el p¨²blico.
Algo similar sucedi¨® con el bar¨ªtono polaco Artur Ruci¨½ski, como Renato. Su cavatina del primer cuadro remont¨® levemente al final. Pero cant¨® mucho mejor en el segundo acto y, especialmente, en el tercero. De hecho, convirti¨® su romanza Eri tu en uno de los mejores momentos de la noche con una admirable entrega vocal y un fraseo exquisitamente matizado.
La gran triunfadora de la velada fue, no obstante, la soprano italiana Anna Pirozzi, con una memorable Amalia. Su romanza Ma dall¡¯arido stelo divulsa, que abre el segundo acto, fue un punto de inflexi¨®n, tras una imponente introducci¨®n orquestal. Salpic¨® su interpretaci¨®n de destellos t¨¦cnicos y musicales con una voz tan voluminosa como expresiva y homog¨¦nea. A continuaci¨®n, el d¨²o amoroso con Riccardo se convirti¨® en el cl¨ªmax del segundo acto. Pero faltaba lo mejor de la noche: su conmovedora romanza del tercer acto, Morr¨°, ma prima in grazia (admirable ya desde su enunciado con dolore donde Pirozzi marc¨® la coma que separa la aceptaci¨®n de su muerte, en forte, del ruego de ver por ¨²ltima vez a su hijo, en pian¨ªsimo), acompa?ada con un exquisito solo de violonchelo de Cristoforo Pestalozzi.
Del resto del reparto, habr¨ªa que destacar a la soprano catalana Sara Blanch en el papel en travesti de Oscar y a la mezzo italiana Daniela Barcellona como la adivina Ulrica. Dos cantantes excepcionales, pero con hechuras vocales m¨¢s apropiadas para el repertorio belcantista. Y sin olvidar, entre los secundarios, a los dos bajos traidores, el colombiano Valeriano Lanchas y el malague?o Luis L¨®pez Navarro, respectivamente, Samuel y Tom.
El otro triunfador de la noche fue Frizza a la batuta. Se trata de un candidato ideal para suceder a Josep Pons como titular de este teatro, a partir de 2025, ya que a¨²na autoridad en el repertorio italiano, conocimiento del franc¨¦s y apertura de miras para afrontar el alem¨¢n. El director de Brescia supo extraer admirablemente de la Orquesta del Liceo los intensos contrastes din¨¢micos y afectivos que desliza Verdi en su partitura, a pesar de leves desajustes con el coro, en el primer acto, y con la segunda orquesta en escena, en el tercero. Ambos aspectos parecen relacionados con la distancia que impone la escenograf¨ªa, que confin¨® al Coro del Liceo en una galer¨ªa superior al margen de la acci¨®n.
Esta producci¨®n fue el canto del cisne de Graham Vick y se estren¨®, en 2021, en el Festival Verdi de Parma. El director de ¨®pera brit¨¢nico falleci¨® a consecuencia del covid, poco antes del estreno. Y la producci¨®n tuvo que ser concluida y dirigida por su asistente y disc¨ªpulo, el r¨¦gisseur italiano Jacopo Spirei. Se trata de una propuesta donde late un innato sentido teatral, pero que no se resiste a explorar aspectos transgresores. Al inicio juega con la idea de totalidad que representa el preludio, al mostrarnos el entierro de Riccardo y plantear la acci¨®n como una especie de analepsis un tanto alucinatoria.
Lo subraya la escenograf¨ªa de Richard Hudson con el sepulcro de Riccardo coronado por un ¨¢ngel como figura omnipresente. Pero tambi¨¦n el tinte f¨²nebre de su vestuario. Y la acci¨®n se rellena con varios figurantes insistentemente coreografiados por Virginia Spallarossa para mostrar la libertad sexual de la corte de Gustavo III de Suecia. Ello afecta a la caracterizaci¨®n queer de Oscar y a la conversi¨®n de Ulrica en la madama de un prost¨ªbulo, que resultaron lo mejor a nivel actoral. De hecho, uno de los principales problemas de esta producci¨®n reside en el bajo nivel teatral de todos sus protagonistas. El otro incide en lo poco que utiliza las posibilidades esc¨¦nicas del ocultamiento tras un disfraz, un velo o una m¨¢scara, a pesar del tel¨®n o de un entorno saturado de figurantes travestidos.
Para terminar, un breve comentario acerca de la versi¨®n del libreto escuchada en el Liceo. Las decisiones de esta producci¨®n sobre la corte de Gustavo III de Suecia est¨¢n relacionadas con la restauraci¨®n del libreto original sin censurar, que realizaron Philip Gossett e Ilaria Narici y se utiliz¨®, por vez primera, en el San Carlo de N¨¢poles, en 2004. El teatro barcelon¨¦s no se ha planteado respetar este detalle nada menor de la producci¨®n de Parma y se ha optado por la versi¨®n censurada habitual que traslada la acci¨®n al Boston colonial de finales del siglo XVII. Por supuesto, se trata de algo que afecta tan solo al nombre de alg¨²n personaje (Renato es Anckastrom) y al texto (por ejemplo, la cavatina de Riccardo empieza La rivedr¨¤ ma splendida), pero que introduce muchos detalles dram¨¢ticos interesantes. Y, adem¨¢s, nos libra de escuchar alguna frase hiriente como el pol¨¦mico ¡°S¡¯appella Ulrica, dell¡¯immondo sangue dei negri¡± (Se llama Ulrica, de la sangre impura de los negros), que en el libreto original es simplemente ¡°S¡¯appella Ulrica, la sibilla¡± (Se llama Ulrica, la sibila).
¡®Un ballo in maschera¡¯
Música de Giuseppe Verdi y libreto de Antonio Somma. Freddie De Tommaso, tenor (Riccardo), Artur Ruci¨½ski, barítono (Renato), Anna Pirozzi, soprano (Amelia), Daniela Barcellona, mezzosoprano (Ulrica), Sara Blanch, soprano (Oscar), David Oller, barítono (Silvano) Valeriano Lanchas, bajo-barítono (Samuel), Luis López Navarro, barítono (Tom), José Luis Casanova, tenor (Juez), Carlos Cremades, tenor (Un sirviente de Amelia). Coro y Orquesta Sinfónica del Gran Teatre del Liceu. Dirección musical: Riccardo Frizza. Dirección de escena: Jacopo Spirei (a partir de un proyecto inacabado de Graham Vick). Gran Teatro del Liceo, 9 de febrero. Hasta el 20 de febrero.
Babelia
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