Daniel Harding inaugura una nueva etapa en Santa Cecilia con una intensa y sinf¨®nica ¡®Tosca¡¯
El director ingl¨¦s debuta como sucesor de Antonio Pappano al frente de la orquesta italiana dirigiendo por primera vez la ¨®pera m¨¢s romana de Giacomo Puccini en conmemoraci¨®n del centenario de su muerte
Tosca no necesita una puesta en escena en Roma. La ciudad ofrece las localizaciones de la ¨®pera de Giacomo Puccini que pueden visitarse a pie en pocos minutos. Empezar¨ªamos por la bell¨ªsima y poco concurrida Bas¨ªlica de Sant¡¯Andrea della Valle, donde trabaja el pintor Mario Cavaradossi en el primer acto y canta su famosa aria Recondita armonia. A continuaci¨®n, se puede ir a trav¨¦s de Campo de¡¯ Fiori hacia la plaza donde se ubica el Palazzo Farnese, que sigue rodeado de andamios por su restauraci¨®n y es la residencia del malvado bar¨®n Scarpia durante el segundo acto, en el que Tosca entona su plegaria Vissi d¡¯arte. Y concluimos el recorrido, tras un paseo de quince minutos, en el Castel Sant¡¯Angelo, donde Mario est¨¢ encarcelado y se despide de su vida con E lucevan le stelle, antes de reencontrarse con su amada y morir fusilado en su terrazza, desde donde Tosca se arrojar¨¢ en los compases finales.
¡°Esta ¨®pera de Puccini es un homenaje a Roma¡±, insist¨ªa el pasado martes, 22 de octubre, Daniel Harding (Oxford, 49 a?os) en su camerino del Auditorium Parco della Musica durante una conversaci¨®n con EL PA?S. El director ingl¨¦s est¨¢ inmerso estos d¨ªas en su debut como nuevo director titular de la Orquesta de la Academia Nacional de Santa Cecilia, tras casi dos d¨¦cadas a las ¨®rdenes de Antonio Pappano. Tres funciones en versi¨®n de concierto, hasta el d¨ªa 26, que servir¨¢n para conmemorar el centenario de la muerte de Puccini, a las que han sumado una interpretaci¨®n del R¨¦quiem, de Verdi, en la Bas¨ªlica de San Paolo. ¡°Hemos decidido empezar manteniendo la tradici¨®n de mi antecesor, de abrir cada temporada con una ¨®pera en concierto. Pero ha sido un reto inmenso, pues Santa Cecilia no es una orquesta de ¨®pera y yo soy un director eminentemente sinf¨®nico¡±, remarca Harding.
El evento del pasado d¨ªa 21 concluy¨® con el p¨²blico en pie y fue retransmitido por el canal RAI 5. Tambi¨¦n se pudo ver en la plataforma Stage+ de Deutsche Grammophon, que lanzar¨¢ la grabaci¨®n de la ¨®pera el a?o que viene. Hac¨ªa 58 a?os que la Orquesta de Santa Cecilia no grababa esta ¨®pera tan ligada a su ciudad. En aquella ocasi¨®n, Decca env¨ªo al productor Christopher Raeburn que, siguiendo la filosof¨ªa de John Culshaw, insert¨® sonidos reales que grab¨® en Roma. En esta nueva grabaci¨®n de DG se ha contado con Andrea Baggio, un especialista en efectos sonoros que ha planteado junto a Marco Caputo un sistema digital de sonidos registrados en Roma que se han combinado idealmente con la m¨²sica de Puccini.
Esto pudo comprobarse en el preludio del tercer acto. En 1899, el compositor visit¨® Roma y, desde la terrazza del Castel Sant¡¯Angelo, anot¨® los toques de maitines de diferentes iglesias y monasterios de la ciudad (San Pietro in Montorio, San Giovanni in Laterano, San Pietro in Vincoli, Santa Maria dei Miracoli y Santa Maria Maggiore). E incluso le dio un protagonismo especial al mi natural del Campanone de la Bas¨ªlica de San Pedro del Vaticano, que utiliz¨® en su partitura como nota pedal. ¡°Trabajamos mucho en integrar el sonido grabado de las campanas de esas iglesias con la orquesta, pues est¨¢n ligeramente desafinadas. Pero aportan mucha autenticidad y siempre trat¨¦ de que sonasen con cierta sensaci¨®n de libertad, como hace Charles Ives¡±, comenta Harding. El resultado fue admirable con el a?adido del sonido envolvente, lo que permiti¨® experimentar ese amanecer que evoca Puccini en su partitura.
Sin embargo, uno de los aspectos m¨¢s destacados de esta Tosca romana ha sido la calidad de la orquesta italiana, que sigue siendo la formaci¨®n sinf¨®nica principal del pa¨ªs. Esto qued¨® patente desde el mismo arranque, con esos brutales acordes tutta forza del tema de Scarpia bien sazonados de metal (donde toca el madrile?o Alfonso Gonz¨¢lez Barqu¨ªn como solista de trompeta), que Harding marc¨® con intensos golpes de brazos. A continuaci¨®n impuls¨® con admirable densidad el fren¨¦tico tema del fugitivo Angelotti. Y prosigui¨® aligerando al m¨¢ximo el danzable y juguet¨®n tema del sacrist¨¢n. Fue una versi¨®n de la ¨®pera eminentemente sinf¨®nica, llena de detalles exquisitos en cada uno de los planos sonoros, aunque con m¨¢s intensidad que tensi¨®n o dramatismo, lo que no siempre facilit¨® las cosas a un excelente reparto vocal.
Por ejemplo, Harding prefiri¨® en muchas ocasiones la densidad alemana en la cuerda frente a la luminosa italianit¨¤ aut¨®ctona. Ya en 2019 opt¨® por abandonar la titularidad de la Orquesta de Par¨ªs, puesto que no quer¨ªa afectar a la identidad de la formaci¨®n francesa. ¡°Precisamente mi director ayudante, Johann-Sebastian Guzm¨¢n, me dec¨ªa ayer que disfrutase m¨¢s del sonido italiano y no tratase de convertirlo en alem¨¢n¡±, conced¨ªa entre risas el director brit¨¢nico. Sin embargo, el conjunto romano se muestra mucho m¨¢s receptivo a sus ideas. ¡°He hecho repertorio alem¨¢n con ellos en el pasado y se adaptan muy bien. De hecho, tenemos juntos proyectos centrados en Wagner y Mahler, por lo que estoy seguro de que podr¨¦ conseguir con esta orquesta la profundidad sonora necesaria para el repertorio alem¨¢n sin dejar de disfrutar del tono transparente y elegante que necesitamos para el repertorio italiano¡±, asegura.
El brit¨¢nico no oculta sus influencias al afrontar su primera Tosca y pr¨¢cticamente su primer Puccini. ¡°Muchas cosas me han hecho pensar en Falstaff, de Verdi, quiz¨¢ porque es la ¨®pera que mejor conozco y tambi¨¦n una evidente influencia que desarroll¨® Puccini¡±, reconoce. En cuanto al sonido orquestal se decanta por Richard Strauss frente a Mahler: ¡°Aparte del verismo de Cavalleria rusticana e I Pagliacci, he encontrado mucha influencia del compositor muniqu¨¦s. Creo que hay un eje Puccini-Strauss que no debemos olvidar, ya que puede servir para inspirar el color y car¨¢cter de esta ¨®pera¡±, asegura.
El reparto vocal elev¨® las exquisiteces sinf¨®nicas romanas con un gran tr¨ªo protagonista y varios excelentes secundarios. La gran triunfadora de la noche fue Eleonora Buratto con su primera Tosca en suelo italiano. La soprano mantuana, a quien podremos ver en mayo interpretando a Elisabetta en Roberto Devereux en Valencia, afront¨® con cariz primordialmente l¨ªrico el personaje pucciniano, resolviendo con acierto su complejidad emocional en el primer acto. Pero fue en su confrontaci¨®n con Scarpia, en el segundo, donde revel¨® toda su flexibilidad vocal con potentes agudos y un buen registro de pecho, que le permiti¨® dotar al personaje de una necesaria veta dram¨¢tica en el acto final. Antes hab¨ªa convertido Vissi d¡¯arte en uno de los momentos m¨¢s emotivos de la noche.
El otro triunfador de la velada fue el bar¨ªtono Ludovic T¨¦zier, que interpret¨® un Scarpia cincelado desde la elegancia ir¨®nica y la profundidad psicol¨®gica con ecos verdianos del Yago de Otello. El franc¨¦s fue el personaje mejor delineado sobre el escenario romano, aunque en el primer acto su voz sonase algo tensa en los agudos. Lo mejor de su interpretaci¨®n lo escuchamos en el segundo acto con una buena progresi¨®n desde la mordacidad hasta la lujuria con ese ardoroso final: ?Mia! ?Mia!. El tenor Jonathan Tetelman result¨® menos cre¨ªble como Cavaradossi, con dificultad para aligerar en los matices din¨¢micos que contrastan con sus centelleantes agudos. En el tercer acto, el estadounidense encontr¨® m¨¢s equilibrio, con exquisitas medias voces y un buen E lucevan le stelle. Entre los secundarios brillaron dos s¨®lidos bajos por su calidad, tanto el Angelotti del georgiano Giorgi Manoshvili como el excelente Sagrestano de Davide Giangregorio que cant¨® sin la menor sombra de histrionismo. Y una menci¨®n destacada al Coro y Coro Voci Bianche de la Academia Nacional de Santa Cecilia.
Harding proseguir¨¢ en los pr¨®ximos cinco a?os como titular en la orquesta romana con dos ambiciosos proyectos. Por un lado, la integral de las sinfon¨ªas de Mahler en orden cronol¨®gico, que comenzar¨¢ con las sinfon¨ªas Tit¨¢n y Resurrecci¨®n, en abril y junio, respectivamente. De hecho, visitar¨¢n Barcelona, en mayo, con la Primera mahleriana junto al Concierto para viol¨ªn, de Dvor¨¢k, con Joshua Bell como solista, que ser¨¢ artista residente esta temporada. El director ingl¨¦s reconoce que todo el mundo toca demasiado a Mahler, pero que en Santa Cecilia nunca se ha interpretado el ciclo completo de sus sinfon¨ªas. Y a?ade: ¡°Mahler es un compositor ideal para trabajar la flexibilidad r¨ªtmica, ag¨®gica y crom¨¢tica de una orquesta¡±. Por otro lado, afrontar¨¢ por vez primera la tetralog¨ªa El anillo del nibelungo, de Wagner, empezando por La valquiria en el arranque de la pr¨®xima temporada. ¡°Ser¨¢ en un montaje visual alejado del concierto convencional, aunque lo suficientemente sencillo como para no interferir en la m¨²sica¡±, concluye.
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