?C¨®mo se puede reducir el abandono universitario? La clave est¨¢ en el wifi
Lejos de ser solo una comodidad, la red inal¨¢mbrica se ha convertido en un elemento fundamental para mejorar la ense?anza en los campus espa?oles
Hace tan solo unos a?os, el aula de inform¨¢tica era el punto m¨¢s codiciado de cualquier universidad. Con sus relucientes pantallas y teclados, hab¨ªa codazos por hacerse con una de esas mesas con ordenador para terminar una pr¨¢ctica minutos antes de entrar a clase o consultar la nota de un examen en el campus virtual. Hoy est¨¢n, sin embargo, a punto de quedar obsoletas. Cada vez m¨¢s, las mochilas de los universitarios est¨¢n repletas de port¨¢tiles, tabletas y, por supuesto, smartphones. Dispositivos que necesitan conectarse a Internet. El wifi ha pasado en muy poco tiempo de ser una comodidad que, como en las cafeter¨ªas y en los aeropuertos, se ofrec¨ªa a los estudiantes como un extra para convertirse en un elemento clave en las universidades. La red inal¨¢mbrica es capaz de cambiar por completo la forma de dar clase y puede incluso servir para reducir el n¨²mero de alumnos que abandonan sus estudios.
Cada campus espa?ol registra de media 51.886 conexiones wifi diarias, casi 20 millones al a?o, seg¨²n la ¨²ltima edici¨®n del estudio Universitic, que elabora la Conferencia de Rectores de las Universidades Espa?olas (CRUE). El 91% de los estudiantes se conecta en alg¨²n momento a la red inal¨¢mbrica de su centro. En la Universidad de La Laguna (ULL), en Tenerife, contabilizan hasta 13.000 usuarios cada d¨ªa. En 2017 pusieron en marcha un proyecto para asegurar la cobertura wifi en, al menos, el 80% de sus instalaciones. El objetivo era conseguir que sus alumnos se conectar¨¢n m¨¢s veces al campus virtual de la universidad.
Esa es, sin embargo, la primera fase de una estrategia mucho m¨¢s ambiciosa. ¡°Es el cimiento para despu¨¦s poder personalizar el aprendizaje¡±, resume Jos¨¦ Carlos Gonz¨¢lez, jefe del servicio de TIC. El plan arranca desde lo m¨¢s cotidiano, la red wifi, para llegar hasta una de las mayores preocupaciones de las universidades en Espa?a: la tasa de abandono de los estudios, que llega al 33%, seg¨²n los datos del Ministerio de Educaci¨®n. En la Universidad de La Laguna roza el 40%.
Tras extender el wifi a toda la universidad y conseguir incrementar las conexiones de sus alumnos al campus virtual, el siguiente paso es ¡°inyectar confianza en el otro lado, el del profesor, para que cambie su forma de dar clase¡±, explica Gonz¨¢lez. Si antes lo habitual era que en una asignatura hubiera dos puntos b¨¢sicos de contacto entre el profesor y el alumno ¡ªel d¨ªa en el que se explica el temario y el d¨ªa del examen¡ª, ahora quieren multiplicar esos puntos tantas veces como sea posible. Se trata de ¡°trocear¡± las asignaturas en trabajos semanales, con entregas parciales que haya que subir al campus virtual y adem¨¢s de forma colaborativa con otros compa?eros para que haya un rastro digital de la actividad del alumno.
Despu¨¦s, van a elaborar una clasificaci¨®n de las diferentes asignaturas que se imparten (ya tienen 4.000 en formato virtual) seg¨²n el grado de interacci¨®n que exijan al alumno, ya sea mensual, semanal, diario¡ Esto permitir¨¢ al profesor y a la universidad definir el comportamiento est¨¢ndar que deben tener los alumnos en cada asignatura. Si alg¨²n estudiante est¨¢ por debajo de ese nivel de interacci¨®n esperado, se podr¨ªa detectar a tiempo y activar un sistema de ayuda en varios niveles que puede incluir, por ejemplo, recordatorios autom¨¢ticos al alumno, alertas al profesor e incluso la asignaci¨®n de un orientador para seguir el caso m¨¢s de cerca. Con estos modelos de predicci¨®n del comportamiento de los alumnos y de refuerzo acad¨¦mico, la universidad pretende evitar que lo que puede empezar como una racha floja de un estudiante termine en un abandono.
Todo este proceso se basa en recoger y analizar los datos sobre el comportamiento y el rendimiento de los alumnos. Es lo que se denomina learning analytics, una de las grandes tendencias del futuro de la educaci¨®n. Pero sin una buena conexi¨®n wifi en el campus, esa recogida de datos se complica. ¡°Si la infraestructura no es buena, tus datos no van a ser fiables¡±, asegura Gonz¨¢lez. ¡°Si tienes que esperar a que el alumno llegue a casa para conectarse al campus virtual porque en la facultad la red va mal, ese dato no es fiable. Necesitamos ver toda esa comunicaci¨®n que ya ocurre en el aula de forma f¨ªsica. Porque si no la veo, no puedo valorarla¡±.
¡°La infraestructura de comunicaci¨®n es la base de la educaci¨®n del futuro¡±, apoya Jos¨¦ Tormo, responsable de HPE Aruba en Espa?a, el segundo proveedor de este tipo de tecnolog¨ªas en los campus espa?oles. Entre los proyectos que tienen en cartera, con casi una treintena de centros, hay por ejemplo iniciativas para hacer ex¨¢menes online o pasar lista en clase con el tel¨¦fono. Tambi¨¦n aplicaciones para mejorar la sostenibilidad y la eficiencia energ¨¦tica o conseguir algo tan aparentemente sencillo como tener en todo momento localizados los desfibriladores que hay en una facultad.
Cisco, el fabricante con el mayor volumen de negocio en el sector, est¨¢ trabajando a su vez en proyectos para desarrollar herramientas de colaboraci¨®n y formaci¨®n a distancia. ¡°Telepresencia, v¨ªdeo en alta definici¨®n, apps para compartir grupos de trabajo¡¡±, enumera Antonio Conde, su director de innovaci¨®n y transformaci¨®n digital en Espa?a. ¡°Se trata de establecer, a trav¨¦s de la infraestructura y la conectividad, nuevas formas de aprendizaje para que los alumnos puedan aprovechar m¨¢s los recursos de la universidad¡±.
Pero sin una buena conexi¨®n, nada de eso funciona. Y es la gran olvidada cuando se habla de tecnolog¨ªa y educaci¨®n, un debate que se suele centrar m¨¢s en los dispositivos, las metodolog¨ªas, los contenidos¡
La red inal¨¢mbrica es, sin embargo, un ¡°tema candente¡± para las universidades espa?olas, seg¨²n apunta Universitic. Llevan a?os trabajando en ello. A principios de los 2000 se empez¨® a introducir el wifi en los campus, aunque el foco estaba entonces en aumentar el ratio de ordenadores por alumno. La explosi¨®n de los smartphones poco despu¨¦s ¡ªy la posibilidad de llevar Internet en el bolsillo a todas partes¡ª lo cambi¨® todo. Y en muy poco tiempo. ¡°Lo que antes era un valor a?adido dentro de los servicios de la universidad, ahora est¨¢ directamente implicado en la actividad docente que se realiza en el aula¡±, explica Andr¨¦s Prado, presidente del grupo de trabajo del plan director y acciones estrat¨¦gicas de la conferencia sectorial CRUE-TIC.
El futuro: IoT y seguridad
Uno de los principales problemas de las universidades espa?olas al empezar a conectar con wifi sus instalaciones era lidiar con los gruesos muros de los edificios hist¨®ricos en los que se ubican muchos de sus campus. Hoy, las preocupaciones son bien distintas.
El futuro se dibuja en 5G y bajo el paraguas del Internet de las cosas (IoT, por sus siglas en ingl¨¦s). M¨¢s conexiones, m¨¢s r¨¢pidas y m¨¢s tipolog¨ªas de dispositivos conectados. Port¨¢tiles y tel¨¦fonos, pero tambi¨¦n fotocopiadoras, cafeteras y m¨¢quinas de vending. Y, por lo tanto, m¨¢s riesgos de seguridad. "Todos lo sufrimos. Por rendimiento y por n¨²mero de dispositivos conectados. Va a implicar un cambio total en las infraestructuras", se?ala ?scar Cord¨®n, delegado de la rectora para la universidad digital de la Universidad de Granada.
El n¨²mero de ordenadores a disposici¨®n de los alumnos ha ca¨ªdo en los ¨²ltimos a?os: en 2017 hab¨ªa casi un 20% menos de port¨¢tiles para pr¨¦stamos que en el a?o anterior, seg¨²n Universitic, mientras que el de conexiones wifi diarias creci¨® un 17%.
Es el fen¨®meno bring your own device (trae tu propio dispositivo). De media, cada alumno lleva consigo a clase dos dispositivos. Por eso, la estrategia digital de las universidades ha virado. Ahora se centran en crear contenidos y servicios que los alumnos puedan consumir en sus propios aparatos, dentro y fuera de clase: apps, cursos tipo MOOC¡ La entrada del wifi en el aula tambi¨¦n ha abierto la puerta a fomentar el trabajo colaborativo, una mayor interacci¨®n con el profesor y sesiones mucho m¨¢s pr¨¢cticas, alejadas del t¨®pico de la lecci¨®n magistral.
¡°Yo doy cuatro horas de clase seguidas, dos de teor¨ªa y dos de pr¨¢ctica. Pero voy saltando de una cosa a la otra. No tengo restricci¨®n de espacio porque no me tengo que ir a otra aula con ordenadores para poder hacer la parte pr¨¢ctica¡±, explica ?scar Cord¨®n, catedr¨¢tico del departamento de inteligencia artificial en la Universidad de Granada (UGR). Es el ¨²nico centro transoce¨¢nico de Espa?a, con campus en Granada, Ceuta y Melilla. Recientemente han estrenado un refuerzo de su red wifi y han unificado su campus virtual en una misma plataforma.
Eso les va a permitir tener tres tipos de aulas: las cl¨¢sicas con ordenadores conectados por cable, las wifi y un modelo mixto, en el que cada alumno tiene un enchufe y un punto de red a su disposici¨®n. ¡°Toda esa infraestructura la vamos a utilizar, en primer lugar, para implantar el modelo de clase invertida, con contenidos que se puedan visualizar tanto en el aula como en casa¡±, detalla Cord¨®n, que es tambi¨¦n delegado de la rectora para la universidad digital. ¡°Y en segundo lugar, un modelo de learning analytics con paneles de control para que el profesorado pueda evaluar el ritmo de los alumnos y adaptarlo¡±.
La explosi¨®n wifi en la universidad tiene su impacto en lo que ocurre dentro de clase, pero tambi¨¦n en el aspecto del aula. El dise?o de los espacios ha empezado ya a mutar para adaptarse a la nueva filosof¨ªa colaborativa y pr¨¢ctica, con aulas abiertas y multiusos que se configuran como puzles seg¨²n lo que se necesite en cada momento. Hay ejemplos ya en marcha, como la hiperaula de la Universidad Complutense y dos nuevos espacios de aprendizaje dise?ados por el experto en innovaci¨®n Stephen Heppell que la Universidad Camilo Jos¨¦ Cela inaugur¨® en noviembre.
Pero donde el wifi ha tenido m¨¢s impacto es en el dise?o de las bibliotecas. ¡°Hace 15 a?os, las dibujar¨ªamos con libros y zonas cerradas para estudiar. Cinco a?os m¨¢s tarde, con puestos como si fueran aulas de inform¨¢tica. Ahora se plantean grandes espacios abiertos de colaboraci¨®n y alta conectividad, donde los alumnos llegan con sus dispositivos¡±, ejemplifica Andr¨¦s Prado, que tambi¨¦n dirige el ¨¢rea de tecnolog¨ªa y comunicaciones de la Universidad de Castilla-La Mancha. En sus clases, sus alumnos toman apuntes en sus dispositivos, mientras se conectan al campus virtual para ver la presentaci¨®n que ¨¦l est¨¢ explicando y, al mismo tiempo, bucean en Internet para localizar una noticia sobre la que despu¨¦s van a debatir.
Como en cualquier proceso de innovaci¨®n, los profesores asumen un papel protagonista. Pero para entrar en la din¨¢mica de utilizar la tecnolog¨ªa de forma m¨¢s intensa, necesitan saber antes que esta no les va a fallar. ¡°Tienen que estar convencidos de que la red funciona. Si un d¨ªa llegan a clase y el sistema est¨¢ ca¨ªdo o no va bien¡ no sirve de nada¡±, dice Juan Carlos Hern¨¢ndez, responsable de infraestructura de la Universidad de La Laguna.
All¨ª, van de aula en aula en busca de pistas para averiguar si su proyecto est¨¢ funcionando. Cuando, al asomarse a una clase, ven que el profesor llega sin el pendrive de rigor en el bolsillo ¡ªel t¨ªpico ¡°me lo llevo por si acaso falla el wifi y no puedo ense?arles la presentaci¨®n que he preparado¡±¡ª, saben que van por buen camino.
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