Olivier Blanchard: ¡°Los tipos de inter¨¦s bajos evitar¨¢n recortes o subidas de impuestos disparatadas¡±
El execonomista jefe del FMI cree que la recuperaci¨®n ser¨¢ m¨¢s r¨¢pida que la que hubo tras la crisis financiera de 2008 y ve ¡°manejable¡± el aumento del endeudamiento gracias a las pol¨ªticas de los bancos centrales
Olivier Blanchard (Amiens, Francia, 1948) ha sido pr¨¢cticamente todo lo que puede ser un macroeconomista de altos vuelos: jefe de an¨¢lisis del Fondo Monetario Internacional (FMI), profesor de Harvard y del MIT, fellow de la Brookings Institution y del Peterson Institute, investigador del NBER, miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias, y eterno candidato al Nobel. Ahora asesora al presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, dentro de un comit¨¦ de expertos repleto de eminencias que tratar¨¢ de buscar una salida al laberinto econ¨®mico del coronavirus. Considerado uno de los grandes ¡ªy m¨¢s respetados¡ª economistas heterodoxos de nuestros d¨ªas, en su haber est¨¢ buena parte del giro keynesiano del FMI en la ¨²ltima d¨¦cada. Le preocupa lo justo el enorme aumento de la deuda p¨²blica en pr¨¢cticamente todo el mundo como consecuencia de la pandemia. Al menos, mientras los tipos de inter¨¦s sigan por los suelos: lo primero en este momento, dice a EL PA?S desde su casa de Washington, es reencauzar la econom¨ªa y asegurarse de que nadie queda atr¨¢s.
Pregunta. ?Llevar¨¢ esta crisis a un cambio de guardia en el orden econ¨®mico mundial?
Respuesta. Es muy dif¨ªcil saber c¨®mo ser¨¢n las nuevas tendencias. Tenemos que asumir que habr¨¢ vacuna en alg¨²n punto y, entonces, muchas cosas volver¨¢n al punto en el que estaban antes. Pero habr¨¢ cambios, tambi¨¦n en el ¨¢mbito de las relaciones internacionales: claramente empeorar¨¢ las cosas entre China y EE UU y dar¨¢ una oportunidad a Pek¨ªn para hacer m¨¢s amigos.
P. Los Estados han puesto toda la carne en el asador con importantes medidas de contenci¨®n de da?os. ?Har¨¢n falta est¨ªmulos adicionales para salir del hoyo?
R. Gran parte de la ca¨ªda fue producto del cierre obligado de muchas empresas. En un primer momento la actividad se recuperar¨¢ bastante r¨¢pido, pero regresar al nivel previo a la crisis tomar¨¢ m¨¢s tiempo. Y, claro, las pol¨ªticas desempe?an un papel importante: esta vez su rol es m¨¢s que la gente no muera de hambre y que las compa?¨ªas m¨¢s fr¨¢giles no tengan que cerrar y puedan sobrevivir.
P. ?Ser¨¢ suficiente con eso?
R. Es muy dif¨ªcil saberlo. La cuesti¨®n es si la demanda, por s¨ª sola, ser¨¢ suficientemente fuerte o si los Gobiernos tendr¨¢n que empujar con m¨¢s est¨ªmulos fiscales. Los dos pr¨®ximos trimestres pueden ser bastante buenos. Me sorprender¨ªa lo contrario, porque la gente gastar¨¢ lo que no pudo gastar en los meses anteriores: quien hab¨ªa decidido comprarse un coche y no lo ha hecho, ahora probablemente lo haga. Si, en cambio, el ahorro precautorio se impone y la demanda sigue siendo baja tras varios trimestres, ah¨ª s¨ª los Gobiernos tendr¨¢n que ayudar. Pero soy optimista: esta recuperaci¨®n no ser¨¢ como la que sigui¨® a la crisis financiera o a la crisis del euro; aunque a¨²n hay un largo camino por recorrer, definitivamente ser¨¢ m¨¢s r¨¢pida.
P. Estamos entrando en un mundo en el que las ratios de deuda p¨²blica sobre PIB de triple d¨ªgito han pasado a ser la norma. ?Cu¨¢nto deber¨ªa preocuparnos esto?
R. Tendemos a ser muy sensibles a n¨²meros que consideramos especiales: cero, uno, 100¡ Pero no significan nada en particular. No hay un n¨²mero m¨¢gico: el 100%, pero es solo un n¨²mero m¨¢s. Debemos dar un paso atr¨¢s y preguntarnos: ?es un problema o un riesgo? El problema es la rentabilidad que hay que pagar y lo positivo de esta crisis es que hemos entrado en ella con tipos de inter¨¦s muy bajos. Incluso en un pa¨ªs como Espa?a, que paga m¨¢s que Francia o Alemania, los intereses son sustancialmente menores que antes de la crisis financiera y as¨ª continuar¨¢ siendo. Incluso si tiene que incrementar su deuda hasta el 120%, algo posible, los intereses seguir¨¢n siendo manejables y no se requerir¨¢ de aumentos de impuestos disparatados o reducciones, tambi¨¦n disparatadas, de gasto. Podemos sobrellevar la deuda que vamos a tener que asumir de aqu¨ª al final de la crisis sin tener que hacer ninguna locura despu¨¦s. Soy m¨¢s optimista que otros.
P. Parece confiado.
R. Ahora la prioridad es asegurarnos de que ni las personas ni las empresas entren en bancarrota. Tenemos que gastar dinero en eso; es m¨¢s importante que el coste extra que los pa¨ªses tengan que pagar despu¨¦s. Y, de nuevo, el coste no ser¨¢ muy grande. Los Gobiernos deben estar dispuestos a aumentar su deuda. Tenemos el ejemplo de Jap¨®n, con un endeudamiento en el entorno del 170%. Por supuesto que las cosas pueden ir mal, pero mi mejor conjetura es que es perfectamente manejable.
P. Siempre ha abogado por una aproximaci¨®n m¨¢s relajada respecto a los d¨¦ficits fiscales y la deuda. Parece ser el caso ahora.
R. S¨ª. Sin embargo, me preocupa ver que algunas personas asumen que la deuda no lleva absolutamente ning¨²n coste aparejado y creen que se puede hacer cualquier cosa. Por supuesto que hay un l¨ªmite de cu¨¢n lejos podemos ir: si la deuda alcanza el 300% del PIB claro que expresar¨ªa mi preocupaci¨®n. Temo que, quienes dicen que podemos gastar en cualquier cosa, utilicen este argumento. No es cierto: hay l¨ªmites. Pero creo que estos l¨ªmites est¨¢n sustancialmente por arriba de los n¨²meros actuales.
P. Otros alertan de la posibilidad de que esta recesi¨®n desemboque en otra crisis financiera como la de 2008.
R. Las crisis llegan cuando no se las espera. Pero, viendo los n¨²meros, no creo que vaya a producirse una crisis financiera como consecuencia del coronavirus.
P. ?Por qu¨¦?
R. Primero, porque los bancos centrales han actuado mucho m¨¢s r¨¢pido, han sido activos aportando liquidez y esquivando los riesgos iniciales. Adem¨¢s, la banca [comercial] est¨¢ mucho mejor capitalizada que en la anterior crisis. Algunos de sus activos se ver¨¢n afectados y veremos bancarrotas de peque?as empresas e incluso de algunos pa¨ªses, no europeos pero s¨ª africanos. Con todo, creo que podremos evitar una nueva crisis financiera a menos que el virus acabe siendo mucho peor y suframos una nueva oleada de infecciones. Pero eso parece improbable, especialmente en Europa.
P. Tambi¨¦n parece improbable que veamos tasas m¨¢s altas de inflaci¨®n, al menos en el futuro pr¨®ximo. Una herramienta menos para diluir la deuda¡
R. A corto plazo es muy probable que tengamos una inflaci¨®n baja: el escenario en el que los precios se disparan es bastante improbable. Tendremos que reducir la deuda poco a poco y ser pacientes, siempre con la esperanza de que no haya una nueva cat¨¢strofe a la vuelta de la esquina. El proceso puede llevar d¨¦cadas: ah¨ª tenemos la experiencia de Inglaterra tras las guerras napole¨®nicas, cuando tard¨® 100 a?os en pasar del 200% al 50% [del PIB]. Tendr¨¢ que hacerse, pero no ahora.
P. ?C¨®mo valora la actuaci¨®n del FMI y del Banco Mundial?
R. Han hecho lo que se requer¨ªa y han mandado los mensajes acertados. Han aportado liquidez a los pa¨ªses que han sufrido salidas de capital y el siguiente paso es lidiar con la deuda, que en algunas naciones en desarrollo s¨ª es demasiado alta y deber¨¢ ser reestructurada. El Fondo est¨¢ trabajando en ello y tiene fondos suficientes, pero es algo que no se puede hacer de un d¨ªa para otro.
P. El gran problema de la deuda est¨¢, entonces, en los emergentes.
R. S¨ª. Est¨¢n sufriendo fugas de capitales, muchos inversores est¨¢n sacando su dinero y eso es algo que definitivamente les est¨¢ afectando, conduciendo a grandes depreciaciones [de sus monedas]. Los precios de las materias primas han ca¨ªdo y permanecer¨¢n en niveles bajos durante alg¨²n tiempo. Y las remesas se han reducido mucho. Todo esto significa que un buen n¨²mero de pa¨ªses van a tener problemas con su deuda: no cabe duda. Los pobres sufrir¨¢n m¨¢s que los ricos y eso tambi¨¦n aumentar¨¢ la desigualdad entre naciones. Creo y espero que esta crisis har¨¢ que nos centremos m¨¢s en la inequidad. Es un gran problema.
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