La vida de uno de los esquiadores m¨¢s bravos: "No encuentro pantalones de mi talla y me hundo en el agua si me hago el muerto"
Viajamos al laboratorio de Sevilla que mide cada latido de Jan Farrel, un crack del 'speed ski'
Jan Farrell es el quinto mejor del mundo en kil¨®metro lanzado, una modalidad de esqu¨ª en la que cuenta tanto echarle arrestos como el f¨ªsico. De este, se encargan en un laboratorio sevillano con tecnolog¨ªa puntera, donde se monitoriza cada m¨²sculo, ¨¢ngulo de movimiento o latido de m¨¢s. Y aun as¨ª, no es tan dif¨ªcil como manejar el susto.
Lo llaman speed ski o, en castellano, kil¨®metro lanzado o esqu¨ª de velocidad: hacerse un ovillo sobre los esqu¨ªs y encomendarse a la ley de la gravedad sobre una ladera nevada de m¨¢s de un kil¨®metro con la m¨¢xima inclinaci¨®n (50¡ã de pendiente); con la nieve a entre 2 y 5 grados bajo cero, cubierta por una fina pel¨ªcula acuosa y endemoniadamente resbaladiza. La protecci¨®n: un mero mono especial de poli¨¦ster, poliuretano y elastodieno concebido para evitar las turbulencias. Y un casco de aspecto sideral que hace que la cabeza y los hombros formen una unidad altamente aerodin¨¢mica. En 3,4 segundos ya se superan los 100 kil¨®metros por hora. A los ocho segundos, sus practicantes bajan flechados a m¨¢s de 200 kil¨®metros por hora sometidos a una aceleraci¨®n similar a la de un F¨®rmula 1, y con la velocidad del paracaidismo en ca¨ªda libre, solo que sin separar los esqu¨ªs del suelo. Cada salto apenas dura medio minuto.
En cuanto a la pista, esta se divide en tres tramos: un primero de aceleraci¨®n de unos 800 metros; a continuaci¨®n, 100 metros conocidos como "tramo de cronometraje", que son los que realmente punt¨²an; para acabar en una zona de frenada de hasta 400 metros, en la que toca pasar de la ultravelocidad a los cero por hora. El menor fallo puede tener consecuencias fatales. Gana el m¨¢s r¨¢pido. Una ecuaci¨®n en la que intervienen los elementos (fricci¨®n del aire, condiciones de la nieve), pero tambi¨¦n la forma f¨ªsica, el dominio de la aerodin¨¢mica y, por supuesto, la gesti¨®n del miedo. "En las pistas m¨¢s complicadas soportas tanta tensi¨®n que acabas agotado f¨ªsica y mentalmente. De hecho, si la bajada es muy dura solo se pueden hacer dos descensos en el mismo d¨ªa. Si es m¨¢s f¨¢cil, podemos llegar a siete u ocho bajadas", se?ala Farrell. De madre checa y padre ingl¨¦s, este madrile?o de adopci¨®n desde los cinco a?os ocupa el quinto puesto en la clasificaci¨®n mundial, y se ha propuesto dar notoriedad a este deporte. Su r¨¦cord personal est¨¢ en 231,66 kil¨®metros por hora, "pero mi objetivo es llegar a los 280 kil¨®metros por hora", dice.
A ciegas y con sobrepeso
Para saber qu¨¦ se siente sin necesidad de jugarse el pellejo cuesta abajo, haz una sentadilla sostenida sobre un bosu (semiesfera de l¨¢tex). Luego, inclina la cabeza ligeramente hacia abajo, col¨®cate unas gafas que reduzcan tu campo de visi¨®n y p¨ªdele a un colega de confianza que te empuje para desequilibrarte. Ahora, p¨®ntelo m¨¢s dif¨ªcil: aj¨²state sendos alerones de un kilogramo, unos esqu¨ªs que sumen unos 15 kilos, unas botas con otros cinco, un casco de 2,24, una espaldera de uno y un traje estilo Flash Gordon tan ce?ido que necesites una hora para enfund¨¢rtelo con la ayuda de un par de asistentes. En total, unos 25 kilos extra. Olv¨ªdate de ir al ba?o por aquello de los nervios, porta esto con dignidad, mantente sereno y no te muevas, aunque sientas c¨®mo tu cuerpo se desliza a una velocidad que volver¨ªa locos a los radares m¨®viles de cualquier autov¨ªa.
"Vas como un proyectil muy compacto. La m¨¢s m¨ªnima variaci¨®n en la postura te resta velocidad. O te desequilibra. Esto no tendr¨ªa m¨¢s problema en una pista artificial, pero en la monta?a no existen pendientes limpias: siempre hay peque?as imperfecciones, baches m¨ªnimos. No los ves venir porque el casco limita mucho la visi¨®n y vas muy r¨¢pido. Hay que aprender a detectarlos con los esqu¨ªs y automatizar la correcci¨®n de la postura de forma inmediata. Todo esto requiere much¨ªsima fuerza muscular, concentraci¨®n y control del miedo", observa el esquiador profesional.
Jan tiene una frecuencia card¨ªaca propia de atleta de ¨¦lite: 47 pulsaciones por minuto en reposo. "Pero puedo llegar a bajarlas hasta 40 con ejercicios de respiraci¨®n", a?ade. "Justo antes de lanzarme suben hasta 130 y al frenar se disparan a 160. La frenada es el momento m¨¢s estresante. En los segundos previos est¨¢s en alerta extrema para coger velocidad y no cometer ning¨²n error. Sabes que a 200 kil¨®metros por hora y sin m¨¢s protecci¨®n que un traje de un mil¨ªmetro de espesor te est¨¢s jugando la vida. Al llegar a la zona de frenada te incorporas y, de pronto, eres consciente de la inercia que llevas. Muchos se relajan en este momento, y es cuando vienen las ca¨ªdas", relata.
La experiencia a¨²n le escuece. En 2016, bajando a 216 por hora en el Speed Masters de Vars (Altos Alpes franceses) perdi¨® el control y derrap¨® 250 metros sobre la nieve. Afortunadamente, nada grave. Solo algunas quemaduras en la espalda. Lo peor vino despu¨¦s. El p¨¢nico se hab¨ªa instalado en su subconsciente. No era capaz de sac¨¢rselo de encima y eso alteraba su postura en los descensos.
El traumat¨®logo Manuel Leyes, experto en Medicina Deportiva y uno de los profesionales que m¨¢s trabaja con Jan para prevenir las lesiones, lo explica: "Al bajar a esas velocidades cualquier humano instintivamente cierra las rodillas. Eso te resta velocidad. Hay que controlar el miedo y llevar los esqu¨ªs planos y piernas paralelas. Lo mismo sucede si no vas lo suficientemente agachado, que era lo que le suced¨ªa a Jan tras el accidente". Farrel cuenta su experiencia: "Entr¨¦ en barrena y necesit¨¦ la ayuda de Ricardo de la Vega, psic¨®logo deportivo. Me ayud¨® a gestionar ese miedo y a convertir la presi¨®n en un aliado para mejorar en cada descenso. En un futuro tal vez escriba un libro sobre psicolog¨ªa deportiva con ¨¦l".
Chocar contra 102 kilos
Para hacerte una idea de lo que siente el corredor al incorporarse para frenar, fig¨²rate una bofetada brutal contra el aire. "La posici¨®n espec¨ªfica de velocidad es tremendamente aerodin¨¢mica. Frente a m¨ª tengo una fuerza de solo 400 newton (N). Sin embargo, al enderezarme para frenarla, sube a 1.000 N. Es como si de pronto te chocaras contra una mochila de 102 kilos. Bajo mi cuerpo, a la m¨¢xima velocidad, el aire puede ejercer una fuerza de hasta 80 N (a 250 kil¨®metros por hora), haciendo que tiendas a elevarte como si te empujaran hacia arriba con un saco de ocho kilos". Los datos se los facilita su colega Ricardo Adarraga. "Es compa?ero m¨ªo del circuito. Particip¨® en un estudio con el profesor Matthias Scherge, experto en mec¨¢nica de los materiales. Alejandro Mu?oz, mi entrenador, pronto publicar¨¢ un nuevo estudio a partir de los resultados obtenidos con mis entrenamientos", prosigue el hombre bala.
La expresi¨®n "como un bloque" no es gratuita. Lo evidencian unos muslos marm¨®reos que en el Titanic le hubieran condenado a las profundidades del oc¨¦ano. "Al hacer el muerto en el agua me hundo. Incluso en agua salada. Tampoco puedo comprarme los pantalones en una tienda normal, porque tengo un contorno b¨¢rbaro a la altura de la ingle". Para mantener esa forma f¨ªsica, el esquiador mantiene una batalla con la b¨¢scula. Pesa 91 kilos y mide 1,85 metros. Y no puede bajar de ah¨ª. "Mi ¨ªndice de masa corporal (IMC) es de 26,59. Sobre el papel tengo sobrepeso, aunque solo poseo un 15% de tejido graso. A cambio, mi masa muscular es muy compacta, con poco volumen, sobre todo, en las piernas".
?Para qu¨¦ tanta masa y tanto m¨²sculo en un deporte en el que apenas se mueven? "M¨¢s que el impulso del principio, influye la aerodin¨¢mica", aclara. "Por eso no puedo perder peso. Si bajara dos o tres kilos, perder¨ªa velocidad. Podr¨ªa compensarlo ganando en forma aerodin¨¢mica: por ejemplo, recort¨¢ndome el trasero o perdiendo b¨ªceps, pero hay una parte gen¨¦tica contra la que no puedes ir. Ahora mi objetivo es bajar el centro de gravedad para afinar a¨²n m¨¢s en aerodin¨¢mica".
Hecho a medida
En la anatom¨ªa de un corredor (as¨ª se autodenominan) de kil¨®metro lanzado, cada mil¨ªmetro corporal debe estar donde le corresponde. Ni m¨¢s ni menos. Apasionado de las tecnolog¨ªas, Jan Farrell se rodea de un equipo de profesionales de la salud y la actividad f¨ªsica entusiastas del I+D. Como Rafael J¨¢come, fisioterapeuta, director de GlobalPhysio y coordinador de un equipo multidisciplinar que eval¨²a cada mil¨ªmetro de la fisonom¨ªa del deportista para mejorar su postura y maximizar la potencia.
?l se?ala: "Los principios de la f¨ªsica son inexorables, pero un esquiador m¨¢s pesado no baja necesariamente m¨¢s r¨¢pido que otro m¨¢s ligero. Con Jan realizamos estudios cineantropom¨¦tricos durante casi tres horas para medir per¨ªmetros corporales, longitudes ¨®seas, pliegues cut¨¢neos¡ Gracias a estos datos y mediante f¨®rmulas complejas calculamos el componente de masa grasa, masa ¨®sea, masa muscular y resto de par¨¢metros del somatotipo de Jan".
Una mujer fue pionera
El deporte m¨¢s r¨¢pido entre las disciplinas sobre nieve resulta ser casi un desconocido. Y eso que sus or¨ªgenes se remontan a hace m¨¢s de un siglo.
Las cr¨®nicas sit¨²an a la aguerrida Lottie Joy como la primera en hacer historia en este deporte al descender a 79 kil¨®metros/hora por las pistas de La Porte (California). El relevo lo tomaron los trabajadores noruegos de las minas de oro en las monta?as Rocosas estadounidenses.
La pr¨¢ctica fue ganando adeptos hasta que, en 1930, se organiz¨® la primera competici¨®n oficial en Saint Moritz. All¨ª, el austriaco Leo Gasperl se marcaba el primer r¨¦cord oficial con sus 139 km/h. Un siglo despu¨¦s, la mejor marca la tiene el italiano Ivan Origone (254,95 km/h). Valentina Greggio presume de sus 247,08 km/h en el deporte no motorizado m¨¢s r¨¢pido. Al ser tan minoritario, a¨²n no forma parte de la familia ol¨ªmpica. Pero todo se andar¨¢.
Los cient¨ªficos son los que trazan el retrato robot de la versi¨®n ¨®ptima de Jan. Despu¨¦s, queda cincelarla a golpe de sudor y horas de gimnasio. M¨¢s de 250 d¨ªas de sentadillas, saltos y mucho trabajo exc¨¦ntrico dirigido por Alejandro Mu?oz, licenciado en Ciencias de la Actividad F¨ªsica y del Deporte y codirector de Science2Improve, empresa de servicios deportivos. "Esta temporada estamos trabajando mucho la fuerza, pero con las repeticiones justas. As¨ª evitamos la hipertrofia y el sobreentreno. Y favorecemos la recuperaci¨®n posejercicio, porque no hemos machacado el m¨²sculo", a?ade. En cada sesi¨®n, el esquiador le dedica a esta actividad entre 70 y 80 minutos, centr¨¢ndose, sobre todo, en el tren inferior. "Hora y media si sumamos el calentamiento, que suele ser con la el¨ªptica o la m¨¢quina de remo".
Cada dos semanas, el entrenador viaja hasta Sevilla, sede de Science2SImprove, para ajustar la tabla de ejercicios. Se trata de un espacio a medio camino entre un gimnasio de alto rendimiento con equipos de SmartCoach (fabricante sueco de m¨¢quinas y software para entrenamiento) y un laboratorio de investigaci¨®n deportiva. "Monitorizamos el entrenamiento en tiempo real y lo comparamos con entrenos anteriores o con los objetivos planteados para cada grupo muscular. As¨ª podemos ver la evoluci¨®n, el nivel de fatiga o cualquier otro par¨¢metro que pueda afectar a la consecuci¨®n de los objetivos marcados".
El primer paso es una tensiomiograf¨ªa: un electroestimulador lanza una descarga el¨¦ctrica al m¨²sculo deseado que, autom¨¢ticamente, se contrae de forma involuntaria. Esto permite calcular la velocidad de contracci¨®n y el tono muscular. "Es un sistema no invasivo que chequea el estado de los m¨²sculos por separado y detecta cualquier asimetr¨ªa. Por ejemplo, ve si el cu¨¢driceps derecho est¨¢ m¨¢s cargado que el izquierdo", se?ala Mu?oz. Un software interno se encarga de cotejar las mediciones con otros registros anteriores del deportista e, incluso, compararlas con las de otros corredores.
Con todos estos datos de inicio, el especialista ajusta la pauta de entrenamiento y empieza la sesi¨®n. "La estrella es el Exentrix, un dispositivo de entrenamiento inteligente con cables y resistencias, para trabajar la fuerza exc¨¦ntrica, capital en este deporte para resistir a la gravedad", contin¨²a Mu?oz. Pero tambi¨¦n cuentan con c¨¢maras de v¨ªdeo para visualizar cualquier fallo en la ejecuci¨®n. "Nos ha servido, por ejemplo, para detectar que en una sentadilla profunda unilateral (piston squat), su rodilla derecha se abr¨ªa hacia fuera en comparaci¨®n con la pierna izquierda. La causa estaba en un d¨¦ficit muscular de fuerza en la rodilla que tuvo que operarse hace a?os y que ha obligado a trabajar m¨¢s en la musculatura anexa (gl¨²teos, cu¨¢driceps¡) para compensarlo". A pleno rendimiento, tirando de una polea, Jan alcanza los 1.321 vatios en la fase exc¨¦ntrica (equivalente al consumo el¨¦ctrico en una hora de un microondas). En la conc¨¦ntrica, solo despliega 901 vatios (como un calefactor de aire dom¨¦stico).
A casa con deberes (y vigilado)
Con las tareas para las pr¨®ximas semanas en la maleta, Jan regresa a la capital. Pero Alejandro no le quita la vista de encima, aunque sea de modo virtual: "Cada d¨ªa, ¨¦l me manda los datos de la variabilidad de su frecuencia card¨ªaca. Nada m¨¢s despertarse y en ayunas, se pone un puls¨®metro para medir el tiempo entre latidos. Con esto veo el estado de excitaci¨®n de su sistema nervioso simp¨¢tico (estr¨¦s psicol¨®gico) y de su sistema nervioso parasimp¨¢tico (recuperaci¨®n f¨ªsica), y controlo que las cargas de trabajo propuestas no est¨¦n provocando una din¨¢mica negativa de fatiga".
Si hay que hacer alg¨²n cambio sobre la rutina prevista, se env¨ªa una nueva pauta de entrenamiento. "Puedo seguir su evoluci¨®n a trav¨¦s de software como Smartcoach Pro y Training Peaks", anota el entrenador. Jan disfruta como un ni?o con zapatos nuevos con tanto cachivache: "Soy un friki de la tecnolog¨ªa", reconoce. "Incluso tengo apps en el m¨®vil que miden la velocidad con la que ejecuto un movimiento, como Power Lift".
Hambre, poquita
Alimentar tanto m¨²sculo supone ingerir entre 3.000 y 4.000 calor¨ªas diarias. "Dise?o mi dieta con la ayuda del nutricionista Graeme Close. Ingiero 250 gramos de prote¨ªna a mediod¨ªa y 60 gramos por la noche. Todo muy ligero: pescado blanco, pollo, pavo¡ A la plancha, sin salsas. Por mi trabajo como mucho fuera de casa y he acabado por saber a simple vista cu¨¢nto pesa un filete. Si no da el tama?o, pido dos", detalla. Las autoridades en alimentaci¨®n suelen recomendar 0,8 gramos de prote¨ªnas por kilogramo de peso para un adulto sano.
La nutricionista Bel¨¦n Rodr¨ªguez, directora del centro Tu Gestor de Salud, se?ala que un deportista normal puede ingerir 1,6 g/kg/d¨ªa, llegando hasta 2,5 gramos, incluso 3 para deportistas con necesidades especiales. Jan engulle 3,4. Acaba: "En cuanto a los hidratos de carbono, consumo unos 150 gramos (peso en crudo) de pasta, patatas o arroz blanco, pero la cifra var¨ªa seg¨²n la carga que meta en los entrenos. Bebo casi tres litros de agua porque sudo mucho al entrenar. Y sigo una dieta rica en antioxidantes para favorecer la recuperaci¨®n, con chucrut, t¨¦ verde y cerezas agrias".
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