Peter Sloterdijk: ¡°La vida actual no invita a pensar¡±
El fil¨®sofo alem¨¢n lleva a?os sacudiendo el mundo de la filosof¨ªa, y el mundo a secas, con su obra. Nietzsche, dice, siempre le ha acompa?ado
Peter Sloterdijk (Karlsruhe, Alemania, 1947) es palabras mayores en el mundo del pensamiento. Catedr¨¢tico de Est¨¦tica y Filosof¨ªa en la Escuela Superior de Dise?o de su ciudad natal, lleva a?os literalmente sacudiendo el mundo de la filosof¨ªa ¡ªy el mundo a secas¡ª con sus obras, sus nuevos conceptos y t¨¦rminos, y sus opiniones. Autor de libros cruciales del pensar de nuestra ¨¦poca como Cr¨ªtica de la raz¨®n c¨ªnica, Ira y tiempo y sobre todo su monumental trilog¨ªa Esferas (Burbujas, Globos y Espuma), en la que desarrolla una asombrosa teor¨ªa del espacio ¨ªntimo, Sloterdijk une a su profundidad intelectual una faceta medi¨¢tica inusual en su campo y una campechan¨ªa, un humor y una iron¨ªa que lo alejan del paradigma del fil¨®sofo alem¨¢n al uso (Karl Popper, por poner uno con malas pulgas). El pensador ha visitado Barcelona donde reuni¨® a varios centenares de personas en una charla en el Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona (CCCB). Pese a su bonhom¨ªa y su aparente pachorra, entrevistar a Sloterdijk, cuyas p¨¢ginas un ser humano del mont¨®n a menudo tiene que leer varias veces para conseguir exprimirles su significado, resulta todo un reto. Con los pasajes de Esferas flotando a¨²n en la cabeza, ¡ª¡°la esfera ¨ªntima, consubjetiva, no puede poseer en absoluto una estructura euc¨ªclica o parmen¨ªdea: el globo ps¨ªquico primitivo no tiene, como el filos¨®fico bien redondeo, un ¨²nico centro que irradie y recoja todo, sino dos epicentros que se interpelan mutuamente por resonancia¡±¡ª, uno entrevista a Sloterdijk como si tuviera enfrente a Plotino. Un Plotino, eso s¨ª, algo desali?ado y sin calcetines.
Pregunta. ?No le parece que el pensar, el pensar de verdad, se ha vuelto una excentricidad? Al leer sus libros, tan intensos, uno se da cuenta de que el pensamiento serio, el que exige esfuerzo y concentraci¨®n, no abunda. Nos hemos desacostumbrado.
Respuesta. S¨ª. Efectivamente. Eso me recuerda una ceremonia zen en la que el maestro tomaba una tetera, como estoy haciendo yo ahora, y vert¨ªa t¨¦ hasta que la taza estaba llena, y entonces continuaba ech¨¢ndolo y el l¨ªquido desbordaba. No puedes entender nada si la taza no est¨¢ llena.
P. ?Hemos perdido capacidad de pensar?
R. No es capacidad como tal. Pero no se dan las circunstancias vitales que nos permiten retirarnos y tomar distancia. Para Husserl y su fenomenolog¨ªa hab¨ªa que salir del tiempo impetuoso de la vida, el dispositivo m¨¢s elemental era siempre dar un paso atr¨¢s. Ese acto te permite convertirte en observador. Sin una cierta distancia, sin una cierta desimplicaci¨®n la actitud te¨®rica es imposible. La vida actual no invita a pensar.
P.?Hoy la superficialidad se impone a la profundidad.
R.?La filosof¨ªa moderna ha abandonado m¨¢s o menos la met¨¢fora de la profundidad. Preferimos decir que todo est¨¢ en la superficie, y si existe profundidad la tienes que hacer subir a la superficie como si fuera superficial. Si no, te conviertes en mistagogo, un iniciador en misterios sagrados.
¡°El fil¨®sofo es un pobre diablo condenado a citarse a s¨ª mismo continuamente¡±
P.?Tambi¨¦n es verdad que pensar de verdad cuesta y tiene algo de doloroso y de angustioso cuando rozas los l¨ªmites del yo y de la autoconciencia.
R.?No estoy convencido de eso. La filosof¨ªa original en ¨¦poca antigua era algo ambivalente. Tenemos los dos topos: Her¨¢clito, que lloraba, y Dem¨®crito, que se re¨ªa constantemente. Ese rasgo comentado de ambos por las fuentes aparece incluso en sus estatuas. Para Plat¨®n, de una tradici¨®n distinta, pensar es el placer m¨¢s elevado. Esto por una raz¨®n: la esencia del pensamiento es recordar y lo que debes recordar es el hecho de que hemos estado muy cerca de la esencia divina y lo ¨²nico que has de hacer para eliminar los obst¨¢culos que no te permiten alcanzarla es recordar claramente. B¨¢sicamente, deber¨ªa tratarse de felicidad. Pero no funciona as¨ª porque, ciertamente, en la antig¨¹edad los pensadores eran conocidos por tener siempre una cara triste. Se les respetaba m¨¢s por ello, sus compatriotas esperaban que tuvieran aspecto melanc¨®lico y el ce?o fruncido (r¨ªe). Era un truco muy bueno, porque nadie siente envidia de alguien triste. Es mejor esconder tu buena suerte. Lo que me recuerda una frase de Walter Serne, el dada¨ªsta, autor del Manual para embaucadores, que dec¨ªa que siempre que te mudes a una nueva ciudad deja que te preceda el rumor de que tienes un c¨¢ncer, eso reduce la envidia. Tus competidores ya no te tomar¨¢n tan en serio.
P.?El n¨²mero de cr¨ªticos que ha tenido usted, no est¨¢ nada mal. Habermas, por ejemplo, le ha tachado de ¡°neopagano¡±, y de cosas peores por sus consideraciones en Normas sobre el parque humano sobre la biotecnolog¨ªa y las posibilidades de manipulaci¨®n gen¨¦tica de los seres humanos.
R.?Yo comet¨ª muchos errores. Es un error presuponer que la gente te querr¨¢ por tus opiniones.
P.??Por defender y reivindicar a Heidegger, por ejemplo?
R.?S¨ª. Pero mi error principal fue escribir un libro de filosof¨ªa divertido de m¨¢s de 900 p¨¢ginas, Cr¨ªtica de la raz¨®n c¨ªnica, un libro con sentido del humor y, si se me permite, con un buen estilo.
P.??Pensar le hace feliz?
R.?A veces. Tengo la enfermedad ordinaria de la edad avanzada, la limitaci¨®n del tiempo y la sensaci¨®n de que las mujeres hermosas est¨¢n a¨²n m¨¢s lejos que en el pasado. Mire a esas chicas ah¨ª afuera. Es terrible.
P.?Tiene usted una predisposici¨®n a lo pol¨ªticamente incorrecto, veo que no solo por Heidegger y Nietzsche.
R.?S¨ª, pero eso pasar¨¢ en un par de d¨¦cadas y se considerar¨¢ que era una moda, igual que en el XVII hubo ese movimiento del Rid¨ªculo. Evidentemente, este es m¨¢s global. Pero estoy convencido de que a la larga va a parecer absurdo.
P.?Reconoce usted maestros muy diversos, Bloch, Adorno, Osho, Nietzsche, Lacan, y Val¨¦ry y Pavese. ?Los maestros se encuentran por suerte o se buscan?
R.?Cuando era muy joven no ten¨ªamos maestros o no us¨¢bamos ese concepto. Luego cuando le¨ª a Adorno, a Husserl o a Bloch tuve la sensaci¨®n de conocer a verdaderos maestros. En los a?os 60, viaj¨¦ a la India, que era una forma de autoexploraci¨®n.
P.?All¨ª conoci¨® a Rajneesh Osho, al que se ha calificado de gur¨² del sexo y de los Rolls Royce y que usted reivindica. ?No le preocupa su discutible fama?
R.?En su caso los esc¨¢ndalos eran una forma de relaciones p¨²blicas. Citarle como influencia te hace sospechoso. Pero a m¨ª siempre me han interesado las posibilidades inaceptables. Me gusta la capacidad de provocaci¨®n espiritual de Rajneesh. Forma parte de una larga tradici¨®n de cr¨ªtica al ego metaf¨ªsico.
P.?Usted tambi¨¦n destaca a Nietzsche como una gran influencia.
R.?S¨ª, desde bien temprano. Siempre me ha acompa?ado en mi evoluci¨®n en cada etapa. Incluso ahora vuelve. En su l¨ªnea, estoy a punto de publicar un ensayo sobre el arte de inventar a Dios, la teopoes¨ªa lo llamo.
¡°Las im¨¢genes y las met¨¢foras a menudo tienen un valor conceptual profundo¡±
P.?Esferas I se abre con una cita de la Po¨¦tica del espacio de Gaston Bachelard. ?Le ha influenciado?
R.?S¨ª, tengo la creencia de que las im¨¢genes y las met¨¢foras a menudo tienen un valor conceptual profundo, y de que no solo el discurso conceptual puede llevar consigo introspecciones importantes.
P.?Se aleja usted del modelo de fil¨®sofo mayest¨¢tico.
R.?El fil¨®sofo est¨¢ condenado a citarse a s¨ª mismo continuamente y es un pobre diablo porque tiene que compartir sus opiniones todo el tiempo. En la India dir¨ªan que el fil¨®sofo tiene un karma horrible y por eso es fil¨®sofo.
P.??Ser¨ªa por eso Karl Popper tan antip¨¢tico? Una vez me trat¨® horriblemente. Cierto que seguramente me lo merec¨ªa.
R.?Era un austriaco frustrado. Fue a Gran Breta?a pero nunca estuvo dispuesto a aprender bien ingl¨¦s. Su verdadero problema era que Wittgenstein siempre estaba all¨ª y Wittgenstein estaba rodeado por un aura de genio. Tuvo que hacer un gran esfuerzo para mantener el tipo. Hay que perdonarle.
P.??C¨®mo afronta la filosof¨ªa el ascenso de los animales en el discurso social?
R.?Eso demuestra que el esp¨ªritu de la humanidad se mueve en c¨ªrculos, porque empezamos como animistas y ahora las tesis de los animalistas vuelven a estar regidas por ese principio. Pero tener un alma significa ser portador de exigencias legales. As¨ª que no estamos hablando solo de animismo y de dar un trato adecuado, sino de lo que significa reconocer a los animales como sujetos. Y no ¨²nicamente a los animales. He le¨ªdo en alg¨²n sitio que en Nueva Zelanda se ha otorgado a un r¨ªo categor¨ªa de sujeto y que puede contratar a un abogado.
P.??Es el feminismo un retorno del matriarcado?
R.?No, el nuevo feminismo es un movimiento intelectual m¨¢s o menos. Pero las mujeres que han tenido experiencia de maternidad no se sienten representadas. Sobre el feminismo deber¨ªa preguntarle mejor a Judith Butler, o a Beatriz.
P.??Beatriz?
R.?Mi mujer.
P.?Sostiene usted que ha vuelto la arena romana y un nuevo teatro de la crueldad.
R.?Una nueva arena general y virtual de la sociedad medi¨¢tica de entretenimiento. Una metarena totalitaria. Algo que va mucho m¨¢s all¨¢ de la sociedad del espect¨¢culo de Guy Debord y que sirve para dirigir el resentimiento de las masas. Yo mismo, al caer un d¨ªa en descr¨¦dito, he sido uno de esos cristianos primitivos con problemas en el momento de la resurrecci¨®n porque hab¨ªa sido devorado por los leones y arrojado por sus intestinos. Recuperar la forma original en esas condiciones es muy dif¨ªcil.
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