Se llama Armand Gauz y acaba de ganar el Gran Premio Literario del ?frica Negra

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Lleva varios meses arrasando con todos los premios literarios que se cruza en el camino, ya sea en Francia o en Costa de Marfil, los dos pa¨ªses entre los que divide coraz¨®n, vida y actividad creadora. El ¨²ltimo galard¨®n que ha recibido, este fin de semana que acabamos de trasponer, es el Gran Premio Literario del ?frica Negra, que ahora comparte con otros grandes como Cheikh Hamidou Kane, V¨¦ronique Tadjo, Ahmadou Kourouma, Aminata Sow Fall, Sony Labou Tansi, Amadou Hamp?te B? o Ken Bugul.

Se llama Armand Gauz, naci¨® en Abiy¨¢n en 1971 y ha logrado volver locos a p¨²blico y cr¨ªtica con su segunda novela publicada, un texto sobre la colonizaci¨®n francesa de Costa de Marfil titulado Camarade Papa. Hace apenas 10 d¨ªas que esta obra arrambl¨® con el premio nacional de literatura Bernard Dadi¨¦, que Gauz recibi¨® en el marco del Sal¨®n Internacional del Libro de Abiy¨¢n. A principios de a?o, se hizo acreedor del?Premio Ivoire de la asociaci¨®n cultural Akwaba, tambi¨¦n en Costa de Marfil. Y el a?o pasado, entr¨® a formar parte de la selecci¨®n del Premio Le Monde y obtuvo el Premio Literario de la Prensa Panafricana y el Premio Virilo.

En el momento del encuentro que aqu¨ª se narra, comienza el c¨¢lido mes de marzo. Hemos quedado en un maquis de Bassam para hablar de otra cosa: quedan apenas d¨ªas para que salga a la luz el ¨²ltimo proyecto editorial de Casa ?frica, Doce relatos urbanos. Doce miradas africanas, donde Gauz participa. Se trata de la primera vez que traducen su obra al espa?ol y la publican en Espa?a.

En este momento concreto de marzo, la conversaci¨®n circula entre su idea de la ciudad y su cuento: todav¨ªa no se sabe que el Gran Premio Literario del ?frica Negra acabar¨¢ entre sus manos. Tampoco que Dadi¨¦, padre de la literatura africana y referente moral, morir¨¢ en dos d¨ªas de puro anciano, a los 103 a?os. Es importante rese?ar que Dadi¨¦, como Bassam, tiene un peso espec¨ªfico en la biograf¨ªa y el imaginario de Armand Gauz. ?l ha sido el segundo escritor, tras Venance Konan, en recibir el premio nacional que lleva el nombre del padre de la literatura marfile?a. Adem¨¢s, Dadi¨¦ y Gauz comparten tambi¨¦n el Gran Premio Literario del ?frica Negra, aunque el primero lo recibi¨® en dos ocasiones.

¡°Cuando present¨¦ el texto para el libro de Casa ?frica, sab¨ªa que era una novela, pero en ese momento era s¨®lo el eslogan de una novela¡±, explica ¨¦l y avanza, a continuaci¨®n, que cuenta la historia de Emmanuel Pang, bautizado Manoo por la calle y portador de un apellido que, en franc¨¦s, es la onomatopeya del disparo que se utiliza en los c¨®mics. ¡°B¨¢sicamente es alguien que realmente existi¨® y que fue muy importante para m¨ª durante un tiempo¡±, precisa Gauz. ¡°Como es tan at¨ªpico, me dije que pod¨ªa trasponer a ese personaje todo lo que pienso de la relaci¨®n urbana de los africanos en Francia¡±. Y se refiere a esos africanos que son -antes que nada- urbanitas. ¡°Son cr¨®nicas urbanas, todo se ancla en la ciudad¡±, completa.

El autor, traducido por primera vez al espa?ol,? comparte libro con Ken Bugul, Chimamanda Ngozi Adichie, Antonio Lozano o Nii Ayikwei Parkes

Gauz se presenta ante la c¨¢mara como artista ecl¨¦ctico e iconoclasta, marxista-leninista y enamorado de la inteligencia humana. Todas esas complicaciones hechas carne se embuten, esta ma?ana espec¨ªfica, en una sencilla camiseta interior gris, unos simples pantalones cortos y unas sandalias. Es un tipo grande y musculoso, como uno de los protagonistas de su primera novela, que situaba la mirada en la migraci¨®n africana irregular que se gana la vida en la seguridad de discotecas y almacenes en Par¨ªs. Sobre el hombro se le desmaya un gbagbo, como se conoce popularmente a las peque?as toallas blancas que portan algunos marfile?os para secarse el sudor y que reciben el apelativo por su uso inmoderado a manos del anterior presidente del pa¨ªs. Es un complemento necesario en Bassam, a un tiro de caur¨ª de la populosa Abiy¨¢n.

"Abiy¨¢n es una ciudad moderna, que parece tener los mismos c¨®digos que Lagos, Calcuta, Mumbai, Londres, Nueva York o Toronto", prosigue el autor. "As¨ª que despu¨¦s de escribir un poco sobre la colonia y un poco sobre la inmigraci¨®n, a?ad¨ª un poco de complejidad al decir que una ciudad es una ciudad", y sonr¨ªe. "Lo que diferencia a dos ciudades es la escala, pero los c¨®digos son siempre los mismos", sentencia adem¨¢s, antes de opinar que, a pesar de sus defectos, la ciudad es una oportunidad para el discurso de la diversidad y de la convivencia. "Un tipo que deja Abiy¨¢n para ir a Par¨ªs, Londres o Nueva York, no es, de entrada, un africano: eso es lo que hay que sacar de las cabezas de la gente", enfatiza. "En primer lugar, es un tipo de ciudad y es muy importante volver a meter esto en las cabezas de todos, porque eso tiende un puente directo entre cualquier tipo de cualquier ciudad, ya que la ciudad es un corpus particular. Sobre todo, una ciudad moderna".

"Lo que diferencia a dos ciudades es la escala, pero los c¨®digos son siempre los mismos"

Las novelas de Armand Gauz no tienen repercusi¨®n alguna en el mundo hispanohablante, pero triunfan en la francofon¨ªa. La antecesora de Camarade Papa se titula Debout-pay¨¦, y ya mereci¨® el reconocimiento del premio de las librer¨ªas Gibert Joseph, el premio a la mejor primera novela francesa de 2014 de la revista Lire, el premio Ka?lcedra de los institutos y colegios en Abiy¨¢n y el Premio literario de los estudiantes, aprendices y becarios de la formaci¨®n profesional en Yvelines. Adem¨¢s, se convirti¨® en superventas en el mercado franc¨¦s.

Ahora trabaja en su tercera novela, una degeneraci¨®n del cuento que acaba de publicar con Casa ?frica. Est¨¢ cogiendo carrerilla, pero hace un ejercicio de contenci¨®n y dice que va a publicarla en 2020, porque ¡°septiembre requiere mucha presencia en prensa¡±. ¡°No estoy seguro de querer estar tan presente en la prensa como antes¡±, remacha, tras indicar los dos ¨¢rboles al borde de la laguna que usa como oficina para escribir, leer e inspirarse.