Actividades extra para todos
El auge de las extraescolares, sean de enriquecimiento o de refuerzo acad¨¦mico, conlleva el riesgo de generar desigualdad entre los estudiantes
El aumento de las extraescolares en Espa?a durante las ¨²ltimas dos d¨¦cadas es tan abrumador que los autores del mayor estudio sobre estas realizado hasta la fecha ¡ªJuan Manuel Moreno, catedr¨¢tico de Did¨¢ctica y Organizaci¨®n Escolar (UNED), y ?ngel Mart¨ªnez, economista investigador en el Centro de Pol¨ªtica Econ¨®mica de Esade¡ª han decidido bautizarlo como Educaci¨®n en la sombra en Espa?a. Las cifras son contundentes: el desembolso de las familias en extraescolares para el curso 2019-2020 lleg¨® a los 1.700 millones de euros, y de entre todos los hogares espa?oles con hijos en edad escolar, casi la mitad de ellos recibieron clases particulares (47%), tanto en la educaci¨®n p¨²blica (46,5%) como en la concertada (50,1%).
Un informe del Ministerio de Cultura ya estableci¨® en 2009 que el 90% de los alumnos de primaria (6-12 a?os) dedicaba sus tardes a actividades deportivas, idiomas, m¨²sica o baile, algo que sigue ocurriendo debido, en muchos casos, ¡°a la falta de pol¨ªticas de conciliaci¨®n familiar y laboral¡±, explica Mari Carmen Morillas, presidenta de la Federaci¨®n de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (FAPA) Francisco Giner de los R¨ªos. Para muchas familias, aclara, la ¨²nica opci¨®n de lograr dicha conciliaci¨®n pasa por apuntar a sus hijos a actividades extraescolares. ¡°Hay ni?os que entran a las 7.00 al cole, con el desayuno, y salen, si tienen alguna actividad extraescolar, a las 17.30; son horarios que superan incluso los [laborales] de los adultos¡±. Algo que choca, esgrime, con lo establecido por la Convenci¨®n sobre los Derechos del Ni?o, que Espa?a suscribi¨® en 1989 y reconoce su ¡°derecho a jugar y su derecho al ocio, al tiempo libre y al esparcimiento, y es algo que deber¨ªa respetarse y deber¨ªa garantizarse¡±, explica Morillas.
Pero el foco del debate sobre estas actividades est¨¢ cambiando. Ya no radica tanto en si los ni?os est¨¢n sometidos a demasiada carga, sino en la brecha de desigualdad que generan las llamadas extraescolares de refuerzo (clases particulares sobre materias curriculares) en funci¨®n del estrato social de cada familia. Seg¨²n la investigaci¨®n de Esade, tanto en la red p¨²blica como en la concertada el gasto medio por alumno de los hogares m¨¢s ricos triplica al de los hogares m¨¢s pobres. Desequilibrio que se agudiza (en gasto anual por alumno) en la educaci¨®n privada, y especialmente en la ESO y bachillerato, etapas en las que el volumen de estudiantes que recibe estas clases supera el 60%. La tipolog¨ªa de estas tambi¨¦n muestra segmentaci¨®n. Mientras las familias con m¨¢s capacidad de gasto lo dedican, sobre todo, a actividades que ampl¨ªan y perfeccionan conocimientos (principalmente, idiomas), con el objetivo, indica el informe, de proporcionar ventajas competitivas a sus hijos, las familias m¨¢s desfavorecidas recurren sobre todo a clases de refuerzo y recuperaci¨®n que eviten el retraso o fracaso escolar.
Fallos estructurales
Dentro de un buen sistema educativo esto no deber¨ªa ocurrir. ¡°Los ni?os deber¨ªan tener suficiente con la formaci¨®n que se da en el colegio¡±, afirma Ana Cobos, presidenta de la Confederaci¨®n de Organizaciones de Psicopedagog¨ªa y Orientaci¨®n de Espa?a (COPOE), ¡°m¨¢xime en un pa¨ªs como Espa?a, que es uno de los que tienen un mayor n¨²mero de d¨ªas lectivos y de horas de permanencia en el centro¡±. Y, a?ade, ¡°porque cualquier estudio de psicopedagog¨ªa indica que los ni?os necesitan un tiempo para el descanso, para el juego, para la convivencia con sus hermanos, vecinos y padres¡±. Esto es un s¨ªntoma, a su juicio, de que el sistema educativo adolece de algunas cuestiones.
¡°Se ha notado un aumento progresivo de alumnos que reciben clases particulares en secundaria y bachillerato, en su gran mayor¨ªa de materias curriculares como ingl¨¦s o matem¨¢ticas, y despu¨¦s de la pandemia la progresi¨®n ha sido notable¡±, confirma Esteban ?lvarez, presidente de la Asociaci¨®n de Directores de Secundaria y Formaci¨®n Profesional de Madrid (Adimad). ?Cu¨¢l es el motivo? ¡°Yo creo que es un fallo estructural en el sistema educativo. Si los alumnos necesitan m¨¢s horas de las que ya reciben para alcanzar los conocimientos que se les pide, es se?al de que no lo consiguen con las horas lectivas, que deber¨ªa ser lo habitual¡±. Y achaca esto a dos motivos: que se potencie, en el caso de la educaci¨®n concertada, el sistema de doble red, algo que considera ¡°una fuente de financiaci¨®n paralela¡±, y en segundo lugar, ¡°un claro desajuste entre lo que se les pide a los alumnos y el tiempo lectivo en el que se les facilita el acceso a estos conocimientos¡±.
Frente a voces que piden mayor exigencia, m¨¢s necesidad de esfuerzo o temarios m¨¢s densos, ?lvarez contrapone que el n¨²mero de horas lectivas tiene un l¨ªmite. ¡°Los alumnos que est¨¢n en la secci¨®n biling¨¹e, y supone el 40% de los alumnos de secundaria y bachillerato en Madrid, ya tienen 32 horas lectivas a la semana¡±, advierte. No solo eso. Los estudios establecen que el nivel de atenci¨®n de los alumnos baja progresivamente seg¨²n avanza la ma?ana, y ¡°personalmente considero que m¨¢s de seis horas continuadas no es aconsejable para los chavales¡±, a?ade. Y el necesario refuerzo vespertino aporta m¨¢s carga. ¡°M¨¢s all¨¢ de dos o tres horas por la tarde es una barbaridad¡± porque, considera ?lvarez, impide adem¨¢s que los adolescentes tengan otro tipo de actividades m¨¢s l¨²dicas, ¡°m¨¢s propiamente extraescolares [deportivas, art¨ªsticas], que les permitan tener un poco de vida y puedan formarse como seres humanos¡±.
M¨¢s inversi¨®n
Esta realidad propicia, a su juicio, el problema de desigualdad que describe el informe de Esade respecto al refuerzo extraescolar, y que ?lvarez corrobora. ¡°Solo aquellas familias que tienen recursos suficientes pueden afrontar estas clases particulares, mientras aquellas otras que, aun necesit¨¢ndolo, no pueden acceder a ellas se ven claramente perjudicadas¡±. Una segmentaci¨®n que requiere ser atendida si, avisa ?lvarez, queremos hablar realmente de educaci¨®n universal y de aut¨¦ntica igualdad de oportunidades. ¡°Establecer esas actividades no para completar lo que se debiera hacer por la ma?ana, sino para solventar dificultades o aprender de otra manera, de forma m¨¢s l¨²dica, m¨¢s motivadora, en grupos m¨¢s peque?os, s¨ª ser¨ªa sensato¡±, y ayudar¨ªa a reducir esa brecha.
Algo que requiere voluntad de las administraciones y ¡°una mayor inversi¨®n en educaci¨®n¡±, apostilla Ana Cobos. No solo para mejorar los dos factores primordiales para una educaci¨®n de calidad: la formaci¨®n del profesorado y el n¨²mero de alumnos por docente y orientador, quiz¨¢ el gran lastre del sistema educativo espa?ol. ¡°Mientras en Finlandia la ratio es de un orientador por cada 250 alumnos, que es la que recomienda la Unesco¡±, explica la presidenta de COPOE, ¡°en Espa?a estamos en ratios de unos 800 alumnos¡±. Esa mayor dotaci¨®n presupuestaria tambi¨¦n permitir¨ªa, explica Esteban ?lvarez, potenciar los programas de apoyo que funcionan, con ¨¦xito, dentro de la ense?anza p¨²blica.
Uno de ellos es el Plan de Refuerzo, Orientaci¨®n y Apoyo (PROA) desarrollado por el Ministerio de Educaci¨®n y las comunidades aut¨®nomas. Planes gratuitos de acompa?amiento a alumnos que presentan dificultades en el aprendizaje, tanto en primaria como en la ESO, que se realizan en el mismo centro ¡ªresponsable de solicitarlo¡ª, y que se materializan en ¡°clases de refuerzo fuera del horario lectivo en las que los ni?os pueden hacer los deberes con un mentor que los ayuda, en grupos de no m¨¢s de 10 alumnos¡±, explica Cobos, quien lamenta que este apoyo no se prolongue en bachillerato al no ser ense?anza obligatoria.
Otro ejemplo de ¨¦xito, que ?lvarez propone extender a materias curriculares, es el Programa de Institutos Promotores de la Actividad F¨ªsica y el Deporte (IPAFD), financiado por la Comunidad de Madrid y que suele concederse a los centros que lo solicitan. Por un precio anual reducido para las familias se ofrecen a los alumnos clases semanales de una o dos horas sobre diferentes disciplinas deportivas (26 durante el curso 2022-2023), e impartidas por especialistas de las federaciones deportivas madrile?as. Tienen una gran acogida, reconoce el presidente de Adimad, quien a la vista de los resultados del informe de Esade se pregunta: ¡°?Por qu¨¦ no un programa p¨²blico de actividades de este tipo [para disciplinas acad¨¦micas], que adem¨¢s facilitar¨ªa la conciliaci¨®n familiar en los casos de secundaria y bachillerato? Permitir¨ªa que aquellos alumnos que, por cualquier circunstancia, tienen alguna dificultad puedan irla superando¡±.
Los ni?os deben ser escuchados
“En un sistema educativo ideal solo deberíamos hablar de extraescolares complementarias, de enriquecimiento, nunca de refuerzo”, expresa Ana Cobos, presidenta de COPOE. Se refiere a aquellas actividades (música, danza o deportes) que, aunque comienzan a practicarse en edad escolar, pueden llegar en algún casos hasta un nivel profesional. “Este tipo de enseñanzas no tiene que estar en el sistema educativo reglado porque no son mayoritarias y no son para toda la población”, aclara Cobos. Para Mari Carmen Morillas, presidenta de la FAPA Giner de los Ríos, deben ser actividades coeducativas, que respeten los derechos de la infancia (al descanso, al juego y al ocio) y fomenten valores como el respeto y el trabajo en equipo. Y ambas expertas coinciden en un punto esencial: que los niños deseen realizarlas. “A veces los padres quieren focalizar en el niño el futbolista, el músico o la bailarina que ellos no pudieron ser”, advierte Cobos, quien reclama respetar el interés del niño por una u otra actividad, ya que puede proporcionarle “una afición, incluso se puede convertir en su medio de vida, lo cual es una de las cosas más hermosas que le puede pasar a una persona: dedicarse a su pasión, disfrutar de su trabajo”.
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