Geotermia, suban las apuestas
La transici¨®n energ¨¦tica hacia una econom¨ªa neutra en emisiones en 2050 no puede sostenerse exclusivamente en fotovoltaica y e¨®lica. Es preciso impulsar renovables alternativas como las termoel¨¦ctricas, disponibles las 24 horas del d¨ªa, especialmente ante contextos de sequ¨ªa que pueden mermar el aporte del recurso hidroel¨¦ctrico
El tiempo apremia en la lucha contra el calentamiento del planeta. La estrategia descarbonizadora de la Uni¨®n Europea, que apunta a la neutralidad clim¨¢tica en 2050, obliga a pisar a fondo el acelerador de la transici¨®n energ¨¦tica. Espa?a no va por mal camino: el 50,3% de la electricidad producida en nuestro pa¨ªs en 2023 fue de origen renovable, cuando el objetivo marcado por el Plan Nacional Integrado de Energ¨ªa (PNIEC) es del 81% para 2030. Pero este r¨¦cord de generaci¨®n limpia esconde, para algunos expertos, una contraindicaci¨®n importante: que en el proceso se est¨¦ apostando todo (o casi todo) a la fotovoltaica y la e¨®lica. Seg¨²n el ¨²ltimo Global Electricity Review han crecido m¨¢s r¨¢pido que cualquier otra fuente de electricidad en la historia. ¡°Cuando se habla de renovables, se utiliza la palabra renovables, pero en realidad se est¨¢ refiriendo a fotovoltaica y e¨®lica¡±, advierte Margarita de Gregorio, CEO de Geoenerg¨ªa, la reci¨¦n creada Asociaci¨®n Espa?ola de Geotermia. Este recurso geol¨®gico, junto a otras termoel¨¦ctricas como la biomasa o el calor residual (para algunos, una renovable m¨¢s), ofrecen alternativas tan estables como la hidroel¨¦ctrica en el camino hacia el Net Zero, y que este no dependa solo del viento y el sol.
De Gregorio lamenta una idea sobreentendida, y a su juicio err¨®nea: ¡°Que la descarbonizaci¨®n tiene que venir v¨ªa electrificaci¨®n¡±, cuando, asegura, la econom¨ªa espa?ola solo est¨¢ electrificada hasta cierto punto, y excluye, por ejemplo, los usos energ¨¦ticos industriales o del transporte terrestre, mar¨ªtimo y a¨¦reo. Adem¨¢s, ¡°las renovables son inherentes a la generaci¨®n distribuida¡±, recuerda, y por muy competitivas que sean en coste la fotovoltaica y la e¨®lica, ¡°cuando creas macro centrales replicando el modelo f¨®sil, rompes ese binomio, y todo salta por los aires¡±, advierte. La transici¨®n ecol¨®gica no se trata solo de pasar de f¨®sil a renovable; tambi¨¦n de concentrado a distribuido, explica De Gregorio, algo que es fundamental para conseguir integrar los proyectos en los territorios y obtener la licencia social para operar. ¡°De un tiempo a esta parte se produce m¨¢s [renovable] de la capacidad de evacuaci¨®n de la red¡±, asegura, lo que se traduce en vertidos, ¡°un atentado contra la esencia que promueve este sector¡±, denuncia. ¡°Es el momento de que otras renovables no el¨¦ctricas entren en juego para poder seguir avanzando en nuestra senda de descarbonizaci¨®n de la econom¨ªa¡±, defiende la experta.
En busca de la mayor eficacia
El primer principio de las renovables es que el mejor de los kilovatios es el que no se consume, ¡°la eficiencia es lo que prima¡±, remarca De Gregorio, quien ante el apoyo generalizado a incrementar la demanda el¨¦ctrica ¡ªsustentada mayoritariamente por fotovoltaica y e¨®lica, ¡°tecnolog¨ªas relativamente f¨¢ciles de poner, de instalar, de comprar¡±¡ª, reivindica las renovables termoel¨¦ctricas (geotermia, biomasa, calor residual), m¨¢s complejas de desarrollar y que apenas cuentan en el plano energ¨¦tico actual, ¡°a pesar de ser las ¨²nicas renovables 100% gestionables¡±, reclama.
¡°La geotermia es un recurso geol¨®gico renovable que puede generar energ¨ªa t¨¦rmica o el¨¦ctrica¡±, resume Ignasi Herms, jefe del ?rea de Recursos Geol¨®gicos del Instituto Cartogr¨¢fico y Geol¨®gico de Catalunya (ICGC). En el primer caso, se aprovecha la estabilidad t¨¦rmica de los primeros 200 metros del subsuelo para obtener calor en invierno y refrigeraci¨®n (fr¨ªo pasivo) en verano. La llamada geotermia somera, de poca profundidad, realiza sondeos de entre 2 y 150 metros conectados a conducciones subterr¨¢neas por las que circula agua a baja temperatura ¡ªde 15 a 20 grados¡ª que realiza un intercambio t¨¦rmico con la superficie mediante una bomba de calor geot¨¦rmica. ¡°Es la tecnolog¨ªa t¨¦rmica m¨¢s eficiente de todas¡±, asegura Herms, pues consume menos cantidad de energ¨ªa (entre un 50% y 70% de ahorro respecto a las bombas de calor aerot¨¦rmicas) para alcanzar la climatizaci¨®n deseada de un edificio, especialmente en situaciones clim¨¢ticas extremas, como las cada vez m¨¢s frecuentes olas de calor o de fr¨ªo polar. El Complejo Canalejas, emblem¨¢tico edificio de Madrid, integra una instalaci¨®n geot¨¦rmica para climatizaci¨®n tras su rehabilitaci¨®n integral.
¡°A d¨ªa de hoy, la penetraci¨®n de la geot¨¦rmica est¨¢ en torno al 2% de todas las bombas de calor que se instalan¡±, lamenta Herms. La geotermia somera en Espa?a apenas cuenta con una potencia instalada de unos 200 megavatios (MW), seg¨²n datos del Instituto para la Diversificaci¨®n y Ahorro de la Energ¨ªa (IDAE), cuando ¡°es el recurso m¨¢s eficiente que hay¡±, confirma Armando Uriarte, director gerente de Madrid Subterra, asociaci¨®n p¨²blico-privada que impulsa, desde hace una d¨¦cada, el aprovechamiento de las energ¨ªas residuales del subsuelo urbano, tanto desde el plano normativo ¡ªel art¨ªculo 21 de la Ley de Cambio Clim¨¢tico y Transici¨®n Energ¨¦tica apremia ya a dicha valorizaci¨®n¡ª como en estudios y proyectos concretos que, en muchos casos, se hibridan con geotermia. ¡°Por cada kilovatio el¨¦ctrico que se aplica a una bomba de calor geot¨¦rmica, se consiguen 6 kilovatios t¨¦rmicos¡±, concreta Uriarte; ¡°si se aplica a una aerot¨¦rmica [la m¨¢s com¨²n], solo se consiguen tres¡±. Hay m¨¢s beneficios. Es una energ¨ªa que no produce emisiones; 100% local, no de proximidad (como la biomasa); silenciosa, pues las bombas de calor geot¨¦rmicas van integradas y no decoran fachadas y azoteas, dejando m¨¢s espacio a la fotovoltaica, con la que hibrida perfectamente. Una m¨¢s: a diferencia de las aerot¨¦rmicas, las bombas de calor geot¨¦rmicas tampoco expulsan calor al exterior, reduciendo el efecto isla de calor en entornos urbanos densos.
Asumir el gasto inicial de perforaci¨®n que implica toda instalaci¨®n geot¨¦rmica explica, seg¨²n De Gregorio, su escasa penetraci¨®n en Espa?a. Los n¨²meros, sin embargo, muestran otra cosa, asegura, pues supone el 1% del coste total para una urbanizaci¨®n de nueva construcci¨®n, cuando supera ampliamente en eficiencia a otras renovables. ¡°Si todo fuera bomba de calor geot¨¦rmica, la demanda de electricidad [para calefacci¨®n y refrigeraci¨®n] bajar¨ªa casi un 50% en el sector dom¨¦stico y terciario¡±, concede Ignasi Herms; energ¨ªa ahorrada que se podr¨ªa destinar a otros usos. Para este experto, la estrategia de pa¨ªs en cuanto a climatizaci¨®n de entornos urbanos (foco destacado de emisiones de carbono) deber¨ªa priorizar las soluciones colectivas a trav¨¦s de redes de distrito de calor y fr¨ªo ¡ªcanalizaciones subterr¨¢neas que distribuyen agua atemperada a todos los edificios conectados¡ª alimentadas con geotermia. All¨ª donde no fuesen factibles se deber¨ªa optar por sistemas individuales (tambi¨¦n con geotermia), y solo como tercera opci¨®n instalar aerotermia.
Aunque actualmente el PNIEC ya contempla esta tecnolog¨ªa, asegura Francisco Javier Sig¨¹enza, secretario general de la Asociaci¨®n de Empresas de Redes de Calor y Fr¨ªo (ADHAC), Espa?a se encuentra a¨²n muy atrasada respecto a otros pa¨ªses europeos. El censo actualizado de ADHAC reconoce 533 instalaciones de este tipo en nuestro pa¨ªs (1.632 MW de potencia instalada), de las que un 75% tira ya de renovables como principal fuente energ¨¦tica (sobre todo biomasa), pero que en un 90% son de tercera generaci¨®n; es decir, solo generan calor. Por eso urge dar el salto a redes de quinta generaci¨®n (5GDHC seg¨²n sus siglas en ingl¨¦s, que todav¨ªa no funcionan en Espa?a), pues integran avances significativos en climatizaci¨®n de edificios para nuevos desarrollos urbanos.
El principal, apunta Michel Mar¨ªa, director t¨¦cnico de Veolia y presidente de ADHAC, ¡°es que son mixtas y pueden funcionar para calefacci¨®n y refrigeraci¨®n, porque la base [del sistema] es una bomba de calor¡±, geot¨¦rmica, hidrot¨¦rmica o aerot¨¦rmica, que ajusta la temperatura final deseada para cada espacio, uso y momento. Adem¨¢s, a?ade, ¡°se reduce la temperatura en la distribuci¨®n de energ¨ªa t¨¦rmica¡±, ya que el agua fluye a menos de 30 grados (las redes de tercera generaci¨®n trabajan a 80-90? C), reduci¨¦ndose las p¨¦rdidas t¨¦rmicas.
Gesti¨®n inteligente
En definitiva, se multiplica la eficiencia, ya que las 5GDHC realizan adem¨¢s una gesti¨®n inteligente de la energ¨ªa residual que genera cada punto de la red. ¡°Los data centers (centros de datos) necesitan fr¨ªo todo el tiempo, y cuando generas fr¨ªo [en ese punto], expulsas calor fuera; pero en lugar de echarlo al exterior, al medio ambiente, lo capturas y lo distribuyes [de nuevo] a trav¨¦s de la misma red¡±, explica Michel Mar¨ªa. Hablamos ¡°de producci¨®n descentralizada¡±, puntualiza Sig¨¹enza, ya que cada edificio del sistema se convierte, a su vez, en generador de energ¨ªa (fr¨ªo o calor) que la propia red reaprovecha, al igual que otros sobrantes t¨¦rmicos del subsuelo.
El calor casi agobiante de un parking subterr¨¢neo es energ¨ªa. ?Los frenazos de un convoy de metro? M¨¢s energ¨ªa... ¡°Se nos llena la boca de renovables, pero muy poco de eficiencia energ¨¦tica¡±, se?ala Armando Uriarte, de Madrid Subterra, organismo que en un estudio (2019) de su socio Metro de Madrid cifraba en 400 GWh la media de calor (reautilizable) que produc¨ªa anualmente esta red de transporte, equivalente al consumo el¨¦ctrico de unos 117.000 hogares en el mismo periodo. Esta asociaci¨®n, que actualmente atraviesa una delicada situaci¨®n de financiaci¨®n e incluso de supervivencia, ha promovido con ¨¦xito proyectos de aprovechamiento energ¨¦tico del subsuelo, como el empleo de aguas residuales para la generaci¨®n de agua caliente sanitaria (ACS) y la climatizaci¨®n de la piscina en el Polideportivo Municipal de Moratalaz, un barrio de la capital: supone ahorros anuales del 40% en coste energ¨¦tico y del 37% en emisiones (73 toneladas de CO2 menos en la atm¨®sfera). Tambi¨¦n participa en el ya aprobado proyecto de soterramiento de la A5, que gracias a la combinaci¨®n de sondeos geot¨¦rmicos para la termoactivaci¨®n de la infraestructura subterr¨¢nea y una instalaci¨®n fotovoltaica de superficie, prev¨¦ alcanzar un balance energ¨¦tico cero, para un consumo anual de 2.700 MWh el¨¦ctricos, seg¨²n un estudio preliminar. Integrar¨¢ tambi¨¦n una red de calor y fr¨ªo para climatizar varios edificios p¨²blicos cercanos a partir del potencial t¨¦rmico generado.
Pese a que la proliferaci¨®n de estas redes que erradican el uso de fuentes f¨®siles va al alza ¡ªincluso nuevos desarrollos urbanos incluyen ya 5GDHC, como Madrid Nuevo Norte¡ª, Francisco Javier Sig¨¹enza reconoce que sigue habiendo obst¨¢culos en su implantaci¨®n. Para empezar, los permisos de instalaci¨®n, especialmente para proyectos de promoci¨®n privada (como la nueva red de calor y fr¨ªo de Iberdrola en Palencia), cuya concesi¨®n corresponde a las administraciones locales pues conlleva la ocupaci¨®n de espacio p¨²blico.
Actualmente ¡°no hay una regulaci¨®n de lo que son las redes, que es nuestra petici¨®n principal al Gobierno desde hace ya un par de a?os¡±, lamenta el secretario general de ADHAC. En proyectos de rehabilitaci¨®n de edificios suele ser preciso adaptar las instalaciones preexistentes, pues ¡°la calefacci¨®n suele estar dise?ada para trabajar con agua a 80 grados; si en este circuito pongo agua a 40 o 45, no calienta¡±, explica Michel Mar¨ªa. Esto implica renovar a sistemas de mayor superficie de intercambio de temperatura ¡ªsuelo radiante en lugar de radiadores, aclara¡ª, pero aunque el PNIEC concedi¨® ayudas el pasado a?o para el desarrollo de redes de distrito, solo aplicaban a proyectos 100% renovables, excluyendo instalaciones en funcionamiento que pretenden erradicar el gas como fuente.
Subyace tambi¨¦n, seg¨²n el presidente de ADHAC, cierto d¨¦ficit de cultura energ¨¦tica, pues tanto promotores como residentes suelen preferir soluciones individuales (m¨¢s r¨¢pidas y econ¨®micas) sobre colectivas. Ante ¡°un problema tan complejo como el cambio clim¨¢tico, que lleva asociado el tema energ¨¦tico, no se puede pretender una soluci¨®n tan simple como fotovoltaica, e¨®lica, almacenamiento e hidr¨®geno¡±, reivindica Margarita De Gregorio. ¡°Hay que contar con todas las tecnolog¨ªas, y cuando se va a proporcionar una soluci¨®n a un edificio, da igual que sea residencial, un hospital o una industria, proporcionarle la mejor soluci¨®n [renovable] posible¡±, concluye.
El potencial del subsuelo
La geotermia profunda perfora en busca de yacimientos subterráneos para la generación eléctrica renovable “en lugares donde a 2, 3 o 4 kilómetros puedas encontrar más de 100 grados de temperatura”, explica Margarita de Gregorio, CEO de Geoenergía. Es decir, centrales termoeléctricas que obtengan vapor (geotérmico) directo para mover una turbina y generar electricidad, pero sin quemar biomasa o combustible fósil. Además de restringir emisiones, reducirían la ocupación de territorio funcionando el 90% del año. “Para una producción anual de 10 gigavatios hora (GWh) de electricidad, con una planta eólica necesitaríamos ocupar 120 hectáreas para colocar las turbinas; con una planta solar necesitarías unas 20 hectáreas; con geotermia, solamente media hectárea”, compara Ignasi Herms, del ICGC. Y además “te puede dar entre 30 y 60 GWh térmicos para redes de calor”, añade. Un potencial aún no explotado en España y que desde el IDAE se quiere impulsar en los próximos años, como demuestra la reciente adjudicación de 120 millones de euros Next Generation a estudios de viabilidad de este recurso, especialmente en Canarias, territorio volcánico.
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