Nada de sexo, creencias f¨¦rreas y aquella rivalidad con Banderas: Andy Garc¨ªa, el latino que pudo reinar en Hollywood
Figura de referencia en el cine de Coppola o De Palma, el cubano construy¨® una carrera que abri¨® camino para otros que ven¨ªan de fuera. Ahora estrena ¡®Los mercenarios 4¡ä
En los inicios de la carrera de Andy Garc¨ªa (La Habana, Cuba, 67 a?os), una directora de casting quiso comprobar si era lo suficientemente fornido para un papel y le pidi¨® que se quitase la camisa. ¡°Qu¨ªtatela t¨² primero¡±, respondi¨® el actor antes de abandonar la sala. De haber sido una actriz, esta habr¨ªa sido la ¨²ltima an¨¦cdota de su carrera, pero un hombre puede permitirse defender su integridad sin temor a represalias. Garc¨ªa tuvo la oportunidad de desarrollar una carrera en la se ha mantenido fiel a sus principios sin jam¨¢s exhibir su cuerpo ni protagonizar escenas sexuales. ¡°No quiero ir por ese camino¡±, afirm¨® tajante ante la periodista M¨®nica Garza. Algo que no le ha impedido convertirse en un sex symbol a su pesar.
A mediados de los ochenta a Garc¨ªa se le vaticinaba una carrera similar a la de Robert de Niro. 40 a?os despu¨¦s, sin embargo, la profec¨ªa se ha incumplido. Pese a su condici¨®n de actor bendecido por Coppola o De Palma, se vio involucrado en los ¨²ltimos a?os en proyectos impropios de su talento y diluido en repartos corales. Muestra de este declive es que algunos de los proyectos m¨¢s taquilleros en los que la estrella se ha implicado, desde la trilog¨ªa de Ocean¡¯s Eleven (2001-2008), sean Geostorm (2017) o Un chihuahua en Beverly Hills (2008). O que su papel reciente mejor valorado por la cr¨ªtica sea una versi¨®n latina de El padre de la novia con Gloria Estefan (estrenada en HBO Max) donde luci¨® una vis c¨®mica a la que no nos tiene acostumbrados. Su gran estreno de este 2023 es la cuarta entrega de Los mercenarios, las nuevas aventuras de la banda de viejas glorias del cine de acci¨®n encabezada por Sylvester Stallone.
Un escenario impensable hace unos a?os para quien fue el actor latino m¨¢s relevante desde Anthony Quinn y mantuvo durante una d¨¦cada un equilibrio perfecto entre pel¨ªculas independientes y cine popular. Al contrario de lo que suele ser habitual, su carrera no se consolid¨®. ¡°Garc¨ªa nunca lo logr¨® a pesar de su ardor latino y una estupenda apariencia oscuramente peligrosa. ?Por qu¨¦ no se convirti¨® en el siguiente De Niro o Pacino?¡±, se preguntaba The Guardian.
Ni para comprar puros
Andr¨¦s Arturo Garc¨ªa Men¨¦ndez, su nombre completo, ten¨ªa 5 a?os cuando su familia abandon¨® Cuba y se refugi¨® en Estados Unidos, a consecuencia de la revoluci¨®n contra el dictador Fulgencio Batista y el ascenso de Fidel Castro. Su madre era profesora de ingl¨¦s y su padre, un prestigioso abogado propietario de una plantaci¨®n de aguacates en el municipio de Bejucal. Esa privilegiada propiedad y una casa frente al mar en un exclusivo barrio de La Habana fueron escenario de su infancia hasta que abruptamente se vio viviendo con sus padres, hermanos y abuela en una casa de una sola habitaci¨®n. La otrora familia acomodada lleg¨® a Miami Beach con tan s¨®lo 300 d¨®lares y una caja de puros. Partieron de cero.
¡°Aquella primera Navidad no ten¨ªamos ni para comprar regalos a los ni?os¡±, confes¨® la madre del actor, Amelie Garc¨ªa. ¡°Pero los ni?os nunca nos oyeron quejarnos de lo que hab¨ªamos perdido, s¨®lo de nuestro anhelo de volver¡±. Un anhelo constante en la vida del actor, que se ha reflejado en sus proyectos como director: por ejemplo, el guion de Guillermo Cabrera Infante La ciudad perdida (2005), proyecto largamente acariciado en el que cont¨® con In¨¦s Sastre, Bill Murray y Dustin Hoffman, canto de amor a su a?orada Cuba, al igual que el documental Cachao... como su ritmo no hay dos (1993), sobre el tambi¨¦n emigrado m¨²sico cubano Cachao.
La primera pasi¨®n de Garc¨ªa en Estados Unidos fue el baloncesto, al que pretend¨ªa dedicarse profesionalmente hasta que una hepatitis aguda derivada de la mononucleosis lo mantuvo un a?o en el dique seco. Acab¨® decant¨¢ndose por la interpretaci¨®n, aunque su padre le prefer¨ªa al frente del negocio familiar. ¡°Mis padres provienen de una generaci¨®n en la que un actor era Humphrey Bogart o Cary Grant. Estoy seguro de que me quer¨ªan mucho, pero tambi¨¦n pensaban: mi hijo no es Humphrey Bogart¡±, bromeaba en The New York Times. La suerte le lleg¨® en forma de peque?o papel en el piloto de Canci¨®n triste de Hill Street (1981), la obra maestra de Steven Bochco que cambiar¨ªa para siempre las series polic¨ªacas.
Si hay actores de fama reciente como Pedro Pascal que siguen lamentando lo dif¨ªcil que tuvieron en sus inicios escapar el clich¨¦ del delincuente latino, podemos imaginar lo que ello supon¨ªa en los ochenta. Andy Garc¨ªa no solo no quer¨ªa ser un estereotipo, tampoco quer¨ªa encasillarse. ¡°Cuando empec¨¦ solo me ofrec¨ªan pandilleros. Les dec¨ªa a los directores de casting: ¡®No estudi¨¦ actuaci¨®n latina, estudi¨¦ a Shakespeare y Tennessee Williams¡±, declar¨® durante un homenaje a su carrera celebrado el pasado a?o en el Festival de Cine del Mar Rojo, en Arabia Saud¨ª.
Tras verle como el villano de Ocho millones de maneras de morir (1986), Brian de Palma le llam¨® para interpretar a Frank Nitti, el elegante sicario de Los intocables de Eliot Ness (1987) que, en un gui?o a V¨¦rtigo (1958) de Hitchcock, acaba volando en una de las secuencias m¨¢s ic¨®nicas de la pel¨ªcula. ¡°Era malo, duro y astuto. Pensamos [al ver Ocho millones...]: ¡®?Guau, qu¨¦ gran asesino!¡±, cont¨® a People el productor Art Linson. Pero Garc¨ªa ten¨ªa otro anhelo, un papel m¨¢s jugoso y al otro lado de la ley. ¡°Le respond¨ª que quer¨ªa hacer de polic¨ªa y me mir¨® como si fuera un marciano¡±. Aspiraba a ser el certero tirador de ra¨ªces italianas George Stone y lo consigui¨®. La pel¨ªcula de De Palma obtuvo cuatro nominaciones al Oscar, el respaldo de la cr¨ªtica y una taquilla respetable. De un cineasta legendario y la mafia pas¨® a otro autor de renombre, Ridley Scott, y la Yakuza en Black Rain (1989), otro ¨¦xito de p¨²blico, y a ser antagonista de Richard Gere en Asuntos sucios (1990), un personaje escrito expresamente para ¨¦l. Mientras se lo preparaba, no obstante, le llegar¨ªa otro rol de italiano que iba a cambiar su vida. Garc¨ªa lleg¨® al cine cuando nadie hablaba de apropiaci¨®n cultural. Si Natalie Wood, de origen ruso, pod¨ªa interpretar a la portorrique?a Mar¨ªa y John Wayne hab¨ªa sido Gengis Khan, ?por qu¨¦ un cubano no iba a ser el heredero de los Corleone?
Cuando se empez¨® a rumorear que Francis Ford Coppola preparaba El Padrino: Parte III (1990), la mitad de los actores de Hollywood intentaron colarse en ella. Garc¨ªa presion¨® a su agente y acab¨® compitiendo con Alec Baldwin, Val Kilmer y Charlie Sheen por el papel de Vincent Mancini, el impetuoso sobrino de Michael Corleone, el heredero titular no solo de un imperio mafioso, sino tal vez incluso de una futurible cuarta entrega de la que hubo rumores durante a?os.
Consigui¨® su primera y ¨²nica nominaci¨®n al Oscar gracias a esa interpretaci¨®n, pero la pel¨ªcula no fue el fen¨®meno que se esperaba. En su estreno no logr¨® desplazar del primer puesto de la taquilla a Solo en casa (1990) y las cr¨ªticas no fueron muy halag¨¹e?as. No ayud¨® que Winona Ryder se retirase del proyecto en el ¨²ltimo momento y su personaje, el de Mary Corleone, hija de Michael e inter¨¦s rom¨¢ntico del personaje de Garc¨ªa, recayese sobre la inexperta Sofia Coppola, hija del director.
Tras trabajar con los directores m¨¢s relevantes, Garc¨ªa era una estrella, pero faltaba el empuj¨®n definitivo. Apareci¨® en Morir todav¨ªa (1991), la intriga sobrenatural de Kenneth Branagh, y la comedia H¨¦roe por accidente, de Stephen Frears, pel¨ªculas muy bien recibidas, pero que no consolidaron su carrera. Y, sobre todo, apost¨® por demasiados proyectos fallidos: el thriller rebosante de t¨®picos Jennifer 8 (1992), el drama rom¨¢ntico Cuando un hombre ama a una mujer (1994), donde fue el abnegado marido de una mujer alcoh¨®lica interpretada por Meg Ryan en un momento en en el que nadie quer¨ªa ver a la sonrisa de Am¨¦rica borracha y golpeando a su hija, o Cosas que hacer en Denver cuando est¨¢s muerto (1995), peque?a joya noir que pudo ser un cl¨¢sico pero nadie supo vender. Ninguna era penosa, pero tampoco un golpe sobre la mesa. Encabezaba carteles, no hab¨ªa clich¨¦s y su latinidad era irrelevante en los guiones, pero su carrera entr¨® en un coma inducido del que solo le sac¨® ya Soderbergh en Ocean¡¯s Eleven.
Garc¨ªa es consciente de que quiz¨¢s tiene una personalidad dif¨ªcil. ¡°Por mi propia naturaleza, tiendo a sentirme c¨®modo nadando un poco contra la corriente¡±, ha declarado. Religioso y de ideas pol¨ªticas conservadoras, en 2010 dec¨ªa a El Pa¨ªs Semanal: ¡°Cu¨¢ntas veces habr¨¦ o¨ªdo de los productores eso de ¡®?Andy, el sexo vende!¡¯. No lo dudo, pero v¨¦ndelo con otro¡±. Otra raz¨®n de su reticencia a las escenas sexuales es que considera que implican una falta de respeto a su mujer, Mar¨ªa Victoria Lorido, a la que conoci¨® en 1975, el mismo d¨ªa en que le pidi¨® la mano. ¡°Algunas personas se conocen desde hace un tiempo y primero hay una amistad, pero cuando nos conocimos esa noche, estaba muy claro que era la mujer de mi vida¡±, relat¨® a People. ¡°No quer¨ªa que se me escapara¡±. Siete a?os despu¨¦s se casaron, tienen cuatro hijos y forman una de las parejas m¨¢s s¨®lidas de Hollywood. ¡°Para m¨ª el matrimonio es como una religi¨®n, tienes que practicarla y ser fiel¡±. La familia, dice, es el centro de su vida y eso le ha llevado a perder papeles. Si un proyecto le dificultaba estar con sus hijos, lo rechazaba: ¡°Soy padre y esa es mi prioridad¡±.
Esa firmeza qued¨® patente en una curiosa pol¨¦mica con Antonio Banderas vivida, precisamente, a trav¨¦s de las p¨¢ginas de este peri¨®dico a principios de los noventa. El malague?o hizo unas declaraciones a El Pa¨ªs Semanal en las que afirmaba que Garc¨ªa era un emigrante ¡°que no quiere hacer de emigrante, quiere ser americano [en el sentido de estadounidense]¡±. Las palabras llegaron a o¨ªdos de Garc¨ªa y fueron afeadas por Guillermo Cabrera Infante. En una carta al director, el escritor recordaba a Banderas que su primer gran papel en Hollywood, Los reyes del mambo tocan canciones de amor (1992), le hab¨ªa llegado tras la negativa de Garc¨ªa a aparecer en la pel¨ªcula ¡ªalgo que volvi¨® a suceder en Two much (1995), en este caso por una cuesti¨®n de fechas¡ª, aunque el principal motivo de su enfado resid¨ªa en que se refiriese al cubano como emigrante y no como exiliado.
¡°Extra?amente, Banderas, que ha triunfado como se merece en Hollywood, se empe?a una y otra vez en denostar a Andy Garc¨ªa. Esas protestas repetidas suyas suenan no a actor genuino, sino a un atacado de un conocido gaje del oficio¡±. Banderas se disculp¨® en otra carta abierta, alab¨® al actor (¡°uno de los mayores valedores de la cultura latina a trav¨¦s de su trabajo y su vida privada, tanto dentro como fuera de Estados Unidos¡±) y expres¨® su deseo de trabajar juntos alg¨²n d¨ªa. Todav¨ªa no ha pasado, pero a ambos reyes del mambo a¨²n les queda mucha carrera por delante.
Puedes seguir ICON en Facebook, Twitter, Instagram, o suscribirte aqu¨ª a la Newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.