El bi¨®logo que idea inodoros secos y sostenibles en Ecuador
Chris Canaday es un estadounidense que lleva 31 a?os en el pa¨ªs sudamericano y ha dise?ado varios modelos de inodoro sin agua que produce fertilizante
Saluda con un apret¨®n fuerte, impulsado por unos antebrazos vigorosos, un tronco macizo y unas manos fornidas, y despu¨¦s de dar su nombre con un acento curioso, suelta su primer chiste: ¡°Soy de Cali¡ fornia¡±, dice, manteniendo unos segundos de suspense entre la alusi¨®n a la ciudad colombiana y su lugar de nacimiento, en Estados Unidos. Chris Canaday luce melena y barba de druida: una imagen que se magnifica entre estuches para cerbatanas, las ascuas humeantes de una hoguera y un nutrido jard¨ªn de plantas selv¨¢ticas.
Este es su h¨¢bitat natural desde hace m¨¢s de tres d¨¦cadas. Canaday, de 61 a?os, lleva desde los 31 en diferentes puntos de Ecuador, movi¨¦ndose entre sus dos principales facetas profesionales: el estudio de la biodiversidad y la conservaci¨®n medioambiental. Lleg¨® al pa¨ªs andino para hacer su tesis sobre el impacto de la deforestaci¨®n y la industria petrolera en las aves amaz¨®nicas, pero nada m¨¢s pisar la capital, Quito, ya le ofrecieron dos trabajos en dos instituciones diferentes. ¡°Esto no suele ocurrir, as¨ª que era una se?al de que era hora de pasar a la acci¨®n y no solo hablar¡±, pens¨®.
¡°Adem¨¢s, estaba en el epicentro de la biodiversidad del mundo. Y lo que se hace para la conservaci¨®n aqu¨ª vale m¨¢s que en otros lados¡±, reflexiona. Ese n¨²cleo era Puyo, puerta de entrada a la Amazon¨ªa ecuatoriana que cuenta con unos 37.000 habitantes. Desde esta localidad, de clima c¨¢lido y humedad chiclosa, Canaday no solo se dedica a divulgar las costumbres de tribus como los achuar, con quienes ha convivido durante meses (y m¨¢s que eso: su mujer, Teresa Shiki, pertenece a ella) o a explicar las caracter¨ªsticas de cada planta end¨¦mica, sino que ofrece la posibilidad de conocer una letrina sostenible, que no malgasta recursos y sirve como nutriente del suelo.
Lo hace en el Parque Etnobot¨¢nico Omaere, un rinc¨®n alejado del centro urbano, ubicado al final del malec¨®n que recorre el r¨ªo hom¨®nimo de la ciudad. Lo montaron su mujer y ¨¦l para dar a conocer este acervo antropol¨®gico y fit¨®logo. ¡°Siempre he tenido inter¨¦s en los pueblos ind¨ªgenas, las plantas y la medicina natural. Tienen gran conocimiento y experiencia sobre c¨®mo vivir en armon¨ªa con el entorno y hay mucho que aprender de ellos¡±, anuncia, antes de mostrar f¨ªsicamente una de las letrinas respetuosas con el medio ambiente. El proyecto, con distintas versiones, no solo es una realidad en su casa, sino que est¨¢ a punto de ponerse en pr¨¢ctica en otros sitios de Am¨¦rica Latina o de ?frica.
Narra Canaday que esta inquietud por el cuidado de los desechos humanos les viene de lejos. El origen, reconoce, se emplaza a principios de siglo. ¡°En el a?o 2000, compramos una casita en las afueras de Tena (la siguiente ciudad al norte de Puyo, en la Amazon¨ªa Ecuatoriana) y ten¨ªa un inodoro de agua que desembocaba, a trav¨¦s de un tubo de tres metros, en un peque?o r¨ªo donde los ni?os del barrio pescaban y se ba?aban y no pod¨ªa aceptarlo¡±, rememora, ¡°entonces me acord¨¦ de una amiga que me hab¨ªa mencionado los inodoros secos¡±. Gracias a un libro que le prest¨®, arm¨® el primero. ¡°Fue un experimento. Si sal¨ªa mal, le prender¨ªa fuego para esterilizar todo¡±, aclara.
Canaday viv¨ªa entonces entre esa villa y Quito. Cada vez que regresaba a Tena, comprobaba la eficacia de la letrina. ¡°Inspeccionaba por si hubiera alg¨²n fallo, pero ni desperdiciaba agua ni contaminaba el r¨ªo y devolv¨ªa los nutrientes al suelo. Al ver esto, me pregunt¨¦: ¡®?Por qu¨¦ nadie sabe esto?¡¯ y empec¨¦ a difundirlo¡±, afirma. El invento daba un resultado positivo y encima favorec¨ªa la limpieza del r¨ªo y el ahorro de recursos finitos.
Por este motivo, principalmente, decidi¨® dejar de ¡°botar valiosa agua potable¡± para hacer desaparecer las secreciones l¨ªquidas o s¨®lidas. ¡°Nuestros excrementos, en especial la orina, contienen los nutrientes necesarios para cultivar nuestro alimento de nuevo. Contienen todo lo que necesitamos. Podr¨ªamos olvidarnos de los fertilizantes qu¨ªmicos, que no son sostenibles y, adem¨¢s, da?an los suelos con metales pesados y otros contaminantes¡±, cavila. Y se?ala que, en unos 20 a?os, solo quedar¨¢ roca fosf¨®rica para fertilizantes qu¨ªmicos en Marruecos y China.
Hay m¨¢s, concede Canaday con vehemencia: ¡°Aunque se recicle, ning¨²n tratamiento es 100 % efectivo. Las aguas residuales de los unos llegan a formar parte del agua de otros. Es mejor mantener el excremento fuera de este ciclo¡±, argumenta. Cada vez m¨¢s, ilustra, los municipios en zonas de escasez de agua (por ejemplo, en el oeste de Estados Unidos, Australia, ?frica y tal vez Espa?a) est¨¢n recicl¨¢ndola, convirtiendo sus depuradoras de aguas residuales en estaciones de agua potable: ¡°Nadie puede eliminar todos los f¨¢rmacos que las personas consumen y no existe una prueba definitiva que mida la eficacia de esta eliminaci¨®n¡±.
Fijarse en el inodoro es buscar un prisma nuevo para el respeto del entorno. Seg¨²n el bi¨®logo estadounidense, este utensilio ha permanecido inmutable a lo largo de la historia por comodidad. Hace siglos, la existencia de un tipo de v¨¢ter seco era mayoritaria. A medida que se fue instalando en palacios o edificios nobles, gan¨® presencia en el resto de casas. Ahora, ese elemento central que desv¨ªa nuestros desperdicios org¨¢nicos hacia un tubo de final ignoto, se ha quedado sin que ¡°nadie piense en el tema¡±. Tambi¨¦n remarca Canaday la desigualdad en este sentido: todav¨ªa hay cerca de medio mill¨®n de personas que defeca al aire libre. Eso supone alrededor de un 5% de la poblaci¨®n y se produce en 55 pa¨ªses, generalmente con gran superficie rural, seg¨²n datos de 2020 de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS).
¡°El Inodoro Ecol¨®gico Seco con Separaci¨®n de la Orina no fue inventado por m¨ª, sino por personas an¨®nimas en Jap¨®n y Vietnam durante la d¨¦cada de 1950¡å, arguye, ¡°pero hay mucho que hacer¡±. En este aspecto est¨¢ centr¨¢ndose Canaday, que muestra bocetos con diferentes proyectos y afirma que podr¨ªan llevarse a cabo tanto en sitios m¨¢s remotos e individuales parecidos a su vivienda como en edificios de grandes ciudades. De momento, uno de estos dise?os, que consiste en ¡°un sistema de reciclaje de ciclo cerrado del agua de arrastre¡±, est¨¢ instal¨¢ndose en una escuela de Mombasa, principal urbe costera de Kenia.
Muchas personas, explica, no pueden imaginar no tener inodoros con un buen chorro que evac¨²e sus desechos. Y la brecha social vuelve a la luz: mientras hay quien sufre perjuicios en la salud por la ausencia de letrinas seguras, hay quien no concibe un utensilio m¨¢s acorde a los tiempos que corren y a la necesidad de ¡°garantizar la disponibilidad del agua y garantizar su ordenaci¨®n sostenible¡±, tal y como se?ala uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU para 2030. Para Canaday es ¡°relativamente f¨¢cil¡± eliminar los olores y colores de las aguas negras: ¡°Lo hacemos con lombrifiltros o biodigestores, seguidos por filtros de arena con plantas [un tipo de humedal artificial]¡±, detalla, refiri¨¦ndose a una especie de cubo con bichos y tierra.
¡°No necesitamos usar agua potable en los inodoros. Es una barbaridad, sabiendo que muchas personas en el mundo no la tienen ni para beber¡±, protesta Canaday, que incide en otro problema: el de la desaparici¨®n de los f¨¢rmacos y su riesgos t¨®xicos. En el planeta hay 2.000 millones de personas con riesgo de consumir agua con heces y otros contaminantes como el ars¨¦nico o los nitratos, seg¨²n la OMS. Elimin¨¢ndolos de la cadena no solo es limpia sino que funciona como ¡°banda transportadora¡±, asegura el experto.
Dependiendo del clima donde se instale, dice, ¡°podr¨ªa darse el caso de que toda el agua que se consume en la casa se vaya limpiamente al aire como el vapor de agua de la evapotranspiraci¨®n de las plantas y no se emita ning¨²n agua residual al ambiente¡±. El conservacionista valora la ¡°utilidad de las plantas¡± y matiza que una de las labores fundamentales es separar la orina: ¡°Es lo que peor olor produce, lo m¨¢s dif¨ªcil de retirar en aguas negras y lo que hace que se acumule demasiada sal¡±.
En su casa ya han logrado este m¨¦todo: un simple mecanismo de dos tuber¨ªas divergentes hace que no se mezcle lo s¨®lido con lo l¨ªquido, tal y como escenifica. ¡°Por el momento, funciona con agua de lluvia y aguas grises, a trav¨¦s de un filtro de arena con plantas. Las negras van a un biodigestor que separa los s¨®lidos e infiltra el agua en el suelo, a pesar de lo arcilloso que es. No sale ning¨²n agua residual a la superficie¡±, esgrime dentro de un habit¨¢culo estrecho sin cisterna ni papel higi¨¦nico.
¡°Quiero ayudar al nuevo gobierno de Colombia a reciclar la urea [un qu¨ªmico radicado en fluidos humanos o extra¨ªdo del amoniaco] que ya tienen y no depender tanto de la importada¡±, sostiene Canaday, que enfatiza la voluntad de Gustavo Petro, el nuevo presidente del pa¨ªs vecino, de impulsar la agricultura y fortalecer la soberan¨ªa alimenticia. ¡°Cada pa¨ªs tiene suficiente urea en la orina de sus ciudadanos como para cultivar la comida para esa poblaci¨®n¡±, advierte, ¡°por lo que es oportuno hacer estos proyectos pilotos y usarla como fertilizante¡±.
Hacer estos retretes de materiales econ¨®micos y de f¨¢cil acceso, agrega, es factible. ¡°Y son funcionales y presentables. Incluso podemos hacerlas para mujeres y hombres¡±, apunta: ¡°Ya hemos hecho algunos en Ecuador. E invito a todos a ver mi nuevo dise?o de letrina silv¨ªcola, que tiene un costo m¨ªnimo, no presenta ni olores ni moscas, nadie tiene que manejar nunca el excremento, no contamina por ning¨²n lado, secuestra carbono en el suelo e incentiva la siembra de ¨¢rboles, lo que m¨¢s necesitamos en el mundo¡±.
Un asunto del que no se preocupa nadie, lamenta Canaday. Y es un factor primordial si queremos ¡°un futuro pr¨®spero y sostenible¡±. Modificando este h¨¢bito, comenta, tendr¨ªamos ¡°menor impacto sobre el ambiente y mayor calidad de agua y alimento¡±. ¡°Hay que superar la fecofobia, el miedo irracional a las heces. Hay que tener cuidado con las posibles enfermedades presentes en ellas, pero, una vez controladas, toca reconocer sus valores¡±, sentencia con la determinaci¨®n y socarroner¨ªa con la que trata desde el principio al visitante.
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