Juan Jos¨¦ Mill¨¢s

So?¨¦ con el di¨®xido de nitr¨®geno, que oscurece la ciudad como una tentaci¨®n suicida

Cada palada me trae a la memoria el rostro de un difunto. Aparece el rostro de mi madre, el de mi padre, el de los hermanos muertos

A lo largo de esta semana del feroz invierno, me he convertido en un hipocondr¨ªaco de las tuber¨ªas

Cuando viene gente a casa, nos comunicamos en el lenguaje, no a trav¨¦s de ¨¦l. El lenguaje siempre est¨¢ ah¨ª, envolvi¨¦ndonos, incluso si permanecemos en silencio

Necesitamos lo que no necesitamos con urgencia, ahora, en este mismo instante. ?Y lo esencial? A lo esencial hemos renunciado

Cualquiera que tenga dos ojos ve por d¨®nde se rompe y se desangra Espa?a cada lunes. Y no es por donde nos lo dicen o nos lo dejan de decir, qu¨¦ va

Los seres humanos somos buscadores incansables de sentido

A los difuntos les da lo mismo tener due?o que no, ya que ni sienten ni padecen, pero a los vivos deber¨ªan dolernos esos cuerpos desabrigados como si fueran nuestros

A las personas, sorprendentemente, les gusta ser quienes son, incluso cuando son lo que no quieren

Qu¨¦ fue de los zapatos viejos y de los calcetines agujereados, qu¨¦ de las l¨¢grimas que lubricaban la c¨®rnea y de las que lloraron la muerte de los padres, qu¨¦ de los miedos de la infancia, del estupor adolescente y del p¨¢nico de la madurez

Mientras avanzamos hacia la digitalizaci¨®n de la econom¨ªa, pues parece que el euro virtual est¨¢ al caer, la gente se sigue muriendo de las formas m¨¢s anal¨®gicas que quepa imaginar

Con Luis de G¨®ngora me acuesto, con Baudelaire, me levanto, con el Viaje a ?taca y con don Antonio Machado. Am¨¦n

Apago la impresora como una forma de castigo, para que reflexione, y la enciendo pasadas tres o cuatro horas en la confianza de que, al reiniciarse, mi existencia regresar¨¢ a su cauce

Temo que nuestra relaci¨®n con los actores pol¨ªticos empiece a parecerse a la que algunos espectadores mantienen con los participantes de los programas concurso de la tele

En cada cuerpo extinto hay un trozo min¨²sculo de nuestro yo. Nos estamos quedando lentamente sin yo. Sin darnos cuenta

Quiz¨¢ quede un recurso todav¨ªa: tirar de la cadena

Cuando uno se eleva por encima de sus posibilidades sint¨¢cticas cae en la dolencia conocida como ¡®flatus vocis¡¯, expresi¨®n latina que quiere decir algo as¨ª como ¡°ventosidad de la voz¡±

No hemos olvidado la forma en la que el triste virus se ha cebado (se ceba a¨²n) en aquellas zonas del cuerpo social menos favorecidas por su riego sangu¨ªneo

Lo que ahora necesitamos no es una sociedad de izquierdas ni de derechas ni de centro: necesitamos una sociedad cuerda