Jordi Cam¨ª, presidente del comit¨¦ de ¨¦tica: ¡°La autonom¨ªa universitaria deber¨ªa tener l¨ªmites¡±
El responsable del ¨®rgano espa?ol de integridad cient¨ªfica habla por primera vez tras el esc¨¢ndalo por las trampas del rector de la Universidad de Salamanca
El m¨¦dico y mago aficionado Jordi Cam¨ª es una de las figuras clave de la ciencia espa?ola. Hace un cuarto de siglo impuls¨® la creaci¨®n del Parque de Investigaci¨®n Biom¨¦dica de Barcelona, en una zona de playa hist¨®ricamente ocupada por chabolas. De su chistera surgi¨® un imponente edificio el¨ªptico, que todav¨ªa hoy dirige con algunos de los mejores cient¨ªficos de Espa?a en su interior. Cam¨ª, nacido en la localidad barcelonesa de Terrassa hace 72 a?os, tambi¨¦n es el primer presidente del Comit¨¦ Espa?ol de ?tica de la Investigaci¨®n, un ¨®rgano consultivo independiente creado el a?o pasado por el Gobierno y las comunidades aut¨®nomas para velar por la integridad cient¨ªfica. Una de sus primeras misiones ha sido enfrentarse al mayor esc¨¢ndalo de la ciencia espa?ola: las trampas de Juan Manuel Corchado, ahora rector de la Universidad de Salamanca, que por el momento ha sufrido la retirada de 75 estudios de su grupo por pr¨¢cticas fraudulentas.
Cam¨ª recibe a EL PA?S en su despacho de director, sin vistas al mar porque al repartir los espacios consider¨® que ser¨ªa poco ¨¦tico otorgarse a s¨ª mismo un ventanal a la playa. Esta es la primera entrevista que concede tras el esc¨¢ndalo del rector y recalca que habla a t¨ªtulo individual. El Comit¨¦ Espa?ol de ?tica de la Investigaci¨®n comenz¨® en mayo a estudiar el caso, despu¨¦s de que este peri¨®dico publicase pruebas de que Corchado hab¨ªa fingido con trampas ser uno de los cient¨ªficos m¨¢s citados del mundo, incluyendo miles de autocitas irrelevantes en sus publicaciones, dando instrucciones a sus trabajadores para que citasen sus estudios y benefici¨¢ndose de al menos 30 perfiles fraudulentos de investigadores inexistentes dedicados a mencionar compulsivamente sus art¨ªculos.
Ante ¡°la presunta gravedad¡± de las pr¨¢cticas del rector, el comit¨¦ urgi¨® a la Universidad de Salamanca a realizar una inspecci¨®n independiente. La instituci¨®n salmantina respondi¨® en septiembre con un informe exculpatorio y superficial que ignoraba las numerosas evidencias en contra de Corchado. El comit¨¦ de ¨¦tica lo rechaz¨® inmediatamente e insisti¨® en la necesidad de investigar a fondo estas ¡°pr¨¢cticas irregulares¡±. Sin embargo, y pese a los 75 estudios retirados y las pruebas de manipulaci¨®n sistem¨¢tica de su curr¨ªculum, el rector sigue en su puesto, con el apoyo del Gobierno auton¨®mico de Alfonso Fern¨¢ndez Ma?ueco (PP), que se escuda en la autonom¨ªa universitaria.
Pregunta. Es el mayor esc¨¢ndalo de la ciencia espa?ola, por el n¨²mero de estudios retirados, pero el rector ha dicho que no va a dimitir. ?Y ahora qu¨¦?
Respuesta. El comit¨¦ ha sido muy preciso y expl¨ªcito en sus consideraciones y propuestas. No cabe a?adir ni una palabra m¨¢s.
P. En su ¨²ltimo comunicado, el comit¨¦ reitera la necesidad de una aut¨¦ntica investigaci¨®n independiente sobre el rector. Parece que nadie la va a hacer.
R. No voy a a?adir nada m¨¢s, pero ?c¨®mo se ha llegado a esta situaci¨®n? Las universidades y centros de investigaci¨®n espa?oles gestionan bien sus problemas de integridad cient¨ªfica, porque tienen capacidad inspectora y sancionadora de sus integrantes. El problema surge cuando las presuntas faltas implican a los dirigentes de las universidades. Es una situaci¨®n ins¨®lita que demuestra que la autonom¨ªa universitaria, una gran conquista a preservar, deber¨ªa tener algunos l¨ªmites razonables que permitieran abordar este tipo de situaciones.
Me averg¨¹enzo cuando leo que Espa?a aparece en las primeras posiciones en algunas estad¨ªsticas
P. No hablemos entonces de Corchado, sino de casos hipot¨¦ticos: un rector tramposo, por ejemplo, o un director de un centro al que le pillan haciendo trampas a escala industrial. ?No hay mecanismos para echarlo u obligarlo a dimitir?
R. Un centro de investigaci¨®n tiene un patronato, y al frente de ese patronato generalmente est¨¢ el consejero o la consejera de turno. Ya ha habido precedentes de conflictos de integridad, en los que el presidente del patronato ha tomado decisiones que afectaban a un director de un centro. Pero, si esto sucede en una universidad, se antepone la autonom¨ªa universitaria.
P. El responsable del Laboratorio de Cibermetr¨ªa del CSIC, Isidro Aguillo, lamenta la impunidad absoluta que hay para los tramposos en Espa?a. ?Usted cree que hay impunidad?
R. En pa¨ªses como los mediterr¨¢neos, donde hay una menor tradici¨®n en autorregulaci¨®n, hay determinadas trampas que, si no est¨¢n tipificadas como delitos, no progresan [hasta recibir un castigo]. Mentir, afortunadamente, no es delito. Pero una cosa es que estas faltas no est¨¦n tipificadas en el C¨®digo Penal y otra cosa es que no comporten delitos administrativos. Quien enga?a siempre tiene un objetivo, que es obtener ventajas: lograr una subvenci¨®n, promoverse profesionalmente de manera injusta... No son delitos, pero son siempre pr¨¢cticas inaceptables. Estamos ante una cuesti¨®n fundamentalmente de valores, no de leyes.
P. La revista cient¨ªfica en la que m¨¢s publicaron los cient¨ªficos espa?oles en los ¨²ltimos cinco a?os, con 5.400 estudios, fue International Journal of Environmental Research and Public Health, de la editorial MDPI. Esa revista la han expulsado por sospecha de fraude de la base de datos internacional Web of Science. ?Qu¨¦ le sugiere a usted este dato?
R. Estamos asistiendo a las consecuencias de las malas pr¨¢cticas cient¨ªficas. Siempre se han hecho trampas, pero hay un punto en el que el problema comienza a generalizarse, cuando se empiezan a enfatizar los indicadores bibliom¨¦tricos [el n¨²mero de estudios y cu¨¢ntas veces son citados] para evaluar a un investigador, para promocionarse o para solicitar una subvenci¨®n. En los ¨²ltimos decenios, el panorama de malas pr¨¢cticas ha evolucionado. Hay un blog, que se llama Retraction Watch, que cada semana informa de una docena de nuevos casos de malas pr¨¢cticas en el mundo. En 2023 se retractaron m¨¢s de 10.000 publicaciones, todo un r¨¦cord.
P. 10.000 estudios retirados.
R. Correcto. Otra cosa que ha crecido mucho en los ¨²ltimos a?os es lo que llamamos f¨¢bricas de estudios: organizaciones que te fabrican textos y se inventan los autores. Hay revistas que aceptan sin filtros lo que sea, todo siempre a cambio de dinero. Esto ha crecido tanto que todas las revistas que publican masivamente trabajos cient¨ªficos comienzan a estar bajo sospecha. Y todo esto es lo que explica que hayan aparecido personas con curr¨ªculums desproporcionadamente extensos. El n¨²mero de autores extremadamente productivos se ha disparado en todo el mundo. Es un fen¨®meno en el que destacan pa¨ªses como Arabia Saud¨ª, India, Pakist¨¢n¡ y Espa?a. Esto no es bueno.
Todas las revistas que publican masivamente trabajos cient¨ªficos comienzan a estar bajo sospecha
P. Los cient¨ªficos hiperprol¨ªficos son los que publican al menos un estudio cada cinco d¨ªas.
R. ?Y sin respirar! [se r¨ªe]. El sistema deber¨ªa encontrar maneras de cortar el paso a estas pr¨¢cticas, porque provocan un da?o reputacional enorme.
P. La editorial MDPI est¨¢ en el centro de las cr¨ªticas de los expertos en integridad cient¨ªfica, porque acepta publicar casi la mitad de los estudios que recibe y en muy poco tiempo, lo que sugiere que es mucho menos exigente. Los cient¨ªficos espa?oles publican el 15% de sus estudios en revistas de MDPI, el doble que el resto del mundo. ?Por qu¨¦ cree que sucede?
R. No creo nada, me averg¨¹enzo. Me incomoda mucho cuando leo que Espa?a aparece en estas primeras posiciones en algunas estad¨ªsticas. Es de una incomodidad enorme. Esto es una muy mala noticia y algo hay que hacer. No s¨¦ las razones, lo ¨²nico que s¨¦ es que esto nos hace un da?o enorme.
P. ¡°Las universidades espa?olas se han convertido en macrogranjas de gallinas ponedoras de estudios¡±, en palabras de Emilio Delgado y Alberto Mart¨ªn, expertos en bibliometr¨ªa de la Universidad de Granada. Estos especialistas cuentan que se ha hecho popular un nombre para los profesores que ascienden publicando decenas de estudios insustanciales: catedr¨¢ticos MDPI.
R. Todo esto exige que seamos entre todos m¨¢s diligentes en frenarlo y en prevenirlo, porque socava la credibilidad de la ciencia espa?ola. La ciencia es un asunto totalmente internacional. En este edificio, un 30% de las personas son de fuera de Espa?a. Competimos con el mundo y no podemos dar esta imagen. Es complicado entender que uno pueda realmente supervisar m¨¢s de 40 o 50 estudios cada a?o. Ahora, por si no fuera suficiente, han salido chiringuitos privados en internet que, si pagas 1.000 euros, te venden citas para hinchar o tunear tu curr¨ªculum. ?Pero esto qu¨¦ es? Esto quiere decir que el sistema est¨¢ degradado.
P. Usted dio una conferencia en mayo sobre integridad cient¨ªfica y apost¨® por la autorregulaci¨®n. Seis meses despu¨¦s, con lo que ha pasado con el rector de Salamanca, ?sigue apostando por la autorregulaci¨®n?
R. Yo, con el tiempo, he perdido una buena parte de mi fe en la autorregulaci¨®n. Cualquier universidad o instituci¨®n cient¨ªfica que se precie ya dispone de su c¨®digo de buenas pr¨¢cticas cient¨ªficas, pero esto no es suficiente, ya se ve. Creo que a largo plazo el foco debe estar en la formaci¨®n en valores, pero, mientras no cambie radicalmente este sistema de incentivos, prevalecer¨¢n los problemas de integridad.
He perdido una buena parte de mi fe en la autorregulaci¨®n
P. Cristina Candal, especialista en integridad cient¨ªfica en la Universidad de Santiago Compostela, pide que el Comit¨¦ Espa?ol de ?tica de la Investigaci¨®n tenga poder sancionador, como en Estados Unidos. ¡°Es como si los radares de tr¨¢fico, cada vez que te pillan con un exceso de velocidad, te hacen una foto, pero no te multan¡±, ha dicho.
R. Es una frase muy buena.
P. ?Usted se siente como un radar que hace fotos y luego no hay multa?
R. Las capacidades del comit¨¦ son limitadas, por ahora, pero este no es el problema, porque nuestro funcionamiento es comparable al de la mayor¨ªa de los comit¨¦s nacionales europeos. Lo que pasa es que, tras un comunicado no vinculante del comit¨¦, que puede tener una determinada fuerza moral, nadie mueve ficha. El Ministerio de Ciencia acaba de reaccionar proponiendo al Consejo de Pol¨ªtica Cient¨ªfica, Tecnol¨®gica y de Innovaci¨®n una ampliaci¨®n de las capacidades del comit¨¦. Es una reforma que nos permitir¨¢ abrir diligencias y, por ejemplo, solicitar comparecencias. Tambi¨¦n cambiar¨¢ el nombre, pasar¨¢ a denominarse Comit¨¦ para la Integridad Cient¨ªfica de Espa?a.
P. Usted ya alert¨® en 1997 de ¡°la impactolatr¨ªa¡±.
R. El culto o la adoraci¨®n al factor de impacto [un ¨ªndice basado en el n¨²mero de veces que se mencionan los estudios cient¨ªficos].
P. En aquella reflexi¨®n de 1997 incluy¨® frases como esta: ¡°El elevado n¨²mero de trabajos que nunca reciben citas responde a una cultura acad¨¦mica enfermiza que encubre la producci¨®n de muchas publicaciones espurias¡±. Otra frase: ¡°La competitividad entre investigadores, las presiones institucionales para que exista mayor productividad, las vanidades personales y otros factores inconfesables no fomentan nada m¨¢s que un publicacionismo exacerbado y unos entornos en los que existe un riesgo elevado de mala conducta¡±. ?Esto que usted denunciaba hace 27 a?os se ha multiplicado?
R. El sistema de incentivos y de reconocimiento basado en indicadores se ha degradado a marchas forzadas. El panorama ha cambiado mucho, a peor. Estamos ante un problema sist¨¦mico, porque m¨¢s o menos existe en todos los pa¨ªses que hacen ciencia. Y no son solo malas pr¨¢cticas que hacen los investigadores, ahora vemos que las malas pr¨¢cticas tambi¨¦n se hacen desde las instituciones. EL PA?S desvel¨®, no hace mucho, pagos a cient¨ªficos espa?oles a cambio de declarar una afiliaci¨®n a una universidad saud¨ª. Los saud¨ªes quer¨ªan escalar en los rankings a golpe de talonario.
Hay un clamor internacional, todo el mundo se da cuenta de este tipo de manipulaciones y manoseos
P. En esa pr¨¢ctica tambi¨¦n destacaba Espa?a. Uno de cada 10 cient¨ªficos espa?oles en la lista de los m¨¢s citados del mundo se vendi¨® a Arabia Saud¨ª. Solo China alcanzaba esos niveles.
R. Es incre¨ªble.
P. La entidad que decide si un profesor universitario puede ascender o si merece aumentos salariales, la Agencia Nacional de Evaluaci¨®n de la Calidad y Acreditaci¨®n (ANECA), est¨¢ cambiando sus criterios para dejar de evaluar a los cient¨ªficos al peso. ?Qu¨¦ opina?
R. Hay un clamor internacional. Todo el mundo se da cuenta de este tipo de manipulaciones y manoseos. Ya en el a?o 2012, en San Francisco, se promulg¨® la declaraci¨®n DORA, que dec¨ªa que hab¨ªa que evitar el uso inapropiado de estas m¨¦tricas. El clamor est¨¢, pero la situaci¨®n no parece cambiar mucho por ahora. La ANECA est¨¢ haciendo esfuerzos para modular este uso adictivo y monopol¨ªstico de unos determinados indicadores. Por lo tanto, creo que est¨¢ en una buena direcci¨®n. Esto incomoda a todo el mundo, porque la gente estaba acostumbrada al automatismo: ¡°Tengo tantos estudios y tantas citas, ?qu¨¦ pasa?¡±.
P. ?Usted cree que el Comit¨¦ para la Integridad Cient¨ªfica de Espa?a deber¨ªa tener capacidad de sancionar a los tramposos? O por lo menos de sugerir sanciones, como la del qu¨ªmico Rafael Luque, suspendido 13 a?os sin empleo y sueldo por la Universidad de C¨®rdoba por declarar falsamente que su lugar de trabajo principal era una universidad saud¨ª.
R. Yo creo que son las instituciones las que tienen que resolver esto. A m¨ª no me entusiasma un ¨®rgano central que tenga todos los permisos del mundo. Todav¨ªa creo en parte en la autorregulaci¨®n, es una cuesti¨®n que tienen que resolver y sancionar los centros, de manera implacable. Tiene m¨¢s fuerza que sea la universidad la que d¨¦ la cara.
Yo propongo que se ignore el curr¨ªculum completo y solo se eval¨²en los 10, 15 o 20 estudios m¨¢s importantes de una persona
P. Otro dato que usted suele dar en sus charlas es que el 8% de los cient¨ªficos holandeses encuestados admiti¨® haber falsificado o falseado datos. Invita poco a la autorregulaci¨®n.
R. S¨ª, es sorprendente. Es una cifra alta y nos dice que en ciencia es perfectamente posible hacer trampas, no tanto pasar desapercibido, pero la maquinaria est¨¢ tan degradada desde este punto de vista que metaboliza esto y la vida sigue.
P. ?Cree que en Espa?a saldr¨ªa una cifra parecida?
R. No lo s¨¦, no se sabe.
P. ?Qu¨¦ hacemos con este nivel de trampas creciente?
R. Creo que hay soluciones concretas ante esta locura de la impactolatr¨ªa. Yo propongo que los ¨®rganos que eval¨²an trayectorias cient¨ªficas ¡ªya sea en solicitudes de subvenci¨®n, en promociones profesionales o para ocupar puestos de trabajo¡ª tengan en consideraci¨®n exclusivamente una selecci¨®n de 10, 15 o 20 trabajos cient¨ªficos, los mejores, escogidos por la propia persona candidata. Es una pol¨ªtica que comenz¨® hace casi medio siglo en la Escuela de Medicina de Harvard, tras descubrirse que uno de sus cardi¨®logos se hab¨ªa inventado docenas de publicaciones. Yo a?ado una segunda condici¨®n, igual de importante: hay que ignorar expresamente el resto de la producci¨®n bibliogr¨¢fica del autor. Estoy proponiendo que la ANECA y las entidades que subvencionan proyectos pidan los mejores trabajos de los autores, pero que prescindan del curr¨ªculum bibliogr¨¢fico entero. El d¨ªa que se desprecie la cantidad de producci¨®n cient¨ªfica que uno haya podido acopiar, dejar¨¢n de tener sentido muchas de las absurdidades de las que hemos estado hablando.
P. ?Qu¨¦ se le dice al cient¨ªfico que llega con un curr¨ªculum de 200 p¨¢ginas?
R. Que nos d¨¦ un informe breve, comentado, sobre sus 10, 15 o 20 estudios m¨¢s importantes. Yo propongo que se ignore el curr¨ªculum bibliogr¨¢fico completo, que deje de solicitarse, que no haya ni la posibilidad de cotillearlo. Que uno se tenga que centrar en sus mejores publicaciones. La ¨²nica medicina que hay para parar esto es que deje de tenerse en cuenta.
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