Encierros, rupturas y moscas gigantes: as¨ª fue la Mostra de Venecia de la nueva normalidad
Distintas pel¨ªculas rodadas meses antes de esta crisis parecieron presagiar este presente marcado por los confinamientos y la desigualdad social
Empez¨® con la mayor incertidumbre, pero termina convertida en un ejemplo a seguir. La Mostra de Venecia, primer festival internacional que se celebra presencialmente tras la irrupci¨®n del coronavius, concluye este s¨¢bado sin contagios conocidos (o, por lo menos, comunicados por la organizaci¨®n) y con el ¨¦xito contrastado de sus abundantes medidas de seguridad. La mascarilla era obligatoria dentro y fuera de las salas, el aforo fue reducido al 50% para respetar las distancias de seguridad, para ver cada pel¨ªcula se requer¨ªa reservar entrada y uno deb¨ªa superar un control t¨¦rmico varias veces al d¨ªa para poner circular por el recinto del festival, o presentar un test molecular negativo si se llegaba desde fuera de la zona Schengen (y desde algunos pa¨ªses m¨¢s, como Espa?a o Grecia).
Adem¨¢s, la alfombra roja qued¨® tapiada por un muro para evitar concentraciones innecesarias y las fiestas fueron prohibidas. El ambiente parec¨ªa f¨²nebre, pero entonces lleg¨® el cine. Este es el resumen de la ¡°edici¨®n cero¡± de Venecia, como la defini¨® la actriz Anna Foglietta, que esta tarde presentar¨¢ la ceremonia de clausura en la que el jurado presidido por Cate Blanchett anunciar¨¢ un palmar¨¦s todav¨ªa abierto.
Cine confinado
En una secci¨®n oficial un tanto irregular, pero de nivel aceptable si se atiende a las circunstancias, distintas pel¨ªculas transcurr¨ªan en interiores opresivos que, inevitablemente, recordaron al reciente encierro colectivo, pese a haber sido rodadas antes de la pandemia. The World to Come, improbable historia de amor entre dos mujeres en el Nueva York rural del siglo XIX, contrapone una naturaleza llena de peligros, s¨ªmbolo de la brutalidad social que rodea a sus protagonistas, a la protecci¨®n que encuentran en el entorno dom¨¦stico. One Night in Miami, solvente debut de Regina King en la direcci¨®n, transcurre casi ¨ªntegramente en un hotel de Florida, donde Cassius Clay, Malcolm X, Sam Cooke y Jim Brown reflexionan sobre las perspectivas de futuro de la causa negra. En lugar de camuflar el huis clos con argucias postizas, King asume plenamente su origen teatral.
Tambi¨¦n tiene origen como texto dram¨¢tico La voz humana, el mediometraje de Pedro Almod¨®var inspirado en un mon¨®logo de Jean Cocteau. La despedida de Tilda Swinton al amante que la acaba de dejar tiene lugar por v¨ªa telef¨®nica, dentro de un magn¨ªfico piso lleno de esos colores que tanto gustan al director, aunque hacia el final insin¨²e que no hay m¨¢s escapatoria que salir al exterior si uno quiere cambiar de fase. Algo parecido a lo que vive el propio cine de Almod¨®var, que deja atr¨¢s los esquemas dramat¨²rgicos inspirados en esa obra de Cocteau ¨Cuna mujer que espera en vano a su amante con la maleta hecha¨C para dirigirse hacia territorios nuevos y, seg¨²n anunci¨® el director en Venecia, m¨¢s austeros.
Conciencia de clase
De la misma manera, distintas pel¨ªculas rodadas meses atr¨¢s parec¨ªan anunciar los acontecimientos vividos en este implausible 2020. La griega Mila, que abri¨® la secci¨®n paralela Orizzonti, pronosticaba una pandemia global que provocaba una amnesia repentina a media humanidad. En la secci¨®n oficial, sobresali¨® Nuevo orden, de Michel Franco, que pronostica un estallido de violencia social tras el que se instaura un r¨¦gimen paramilitar en el que los pobres logran someter a los ricos. Por su parte, Nomadland, que se marcha de Venecia convertida ya en una de las pel¨ªculas de esta temporada, recuerda el coste social que tienen los descalabros econ¨®micos a partir de una historia de temporeros n¨®madas tras la crisis de 2008, como un presagio inconsciente de una situaci¨®n que, sin lugar a dudas, est¨¢ a punto de reproducirse.
La cuesti¨®n de la clase social, que ha desaparecido mucho menos de lo que nos gustar¨ªa creer, atraves¨® tambi¨¦n otros t¨ªtulos vistos en el festival: Miss Marx, desigual biograf¨ªa de la hija del padre del socialismo, que luch¨® por los derechos de los trabajadores y las mujeres; Dear Comrades, donde Andrei Konchalovsky relata, a partir de una huelga obrera de que termin¨® en carnicer¨ªa, la toma de conciencia de los ¡°buenos sovi¨¦ticos¡± que perdieron la fe en el Estado, o Pieces of a Woman, donde el h¨²ngaro Korn¨¦l Mundrucz¨® describe el luto de una pareja que pierde a su beb¨¦ en un parto calamitoso, pero tambi¨¦n la injerencia de la din¨¢mica de clase en la crisis familiar que abre ese luto.
En Never Gonna Snow Again, la polaca Malgorzata Szumowska estudia el contraste social entre los nuevos ricos de un suburbio residencial y un inmigrante ucraniano dotado con poderes m¨¢gicos y, en Mandibules, lo nuevo de Quentin Dupieux, dos palurdos domestican a una mosca gigante con el ¨²nico objetivo de dejar atr¨¢s la indigencia. Y en Mainstream, de Gia Coppola, dos camareros y un vagabundo se hacen de oro al inventarse un programa para YouTube, antes de descubrir aquello de que el dinero no da la felicidad.
Revisi¨®n hist¨®rica
Otro ciclo de pel¨ªculas prefiri¨® indagar en las cuestiones de memoria, otro tema de plena actualidad en medio mundo. La emotiva Quo vadis, Aida?, de la bosnia Jasmila Zbanic, rememor¨® la matanza de Srebrenica, donde m¨¢s de 8.000 personas fueron asesinadas en 1995 por el ej¨¦rcito serbio sin que las Naciones Unidas hicieran nada para evitarlo. Wife of a Spy, primera cinta de ¨¦poca de Kiyoshi Kurosawa, que evoca un cap¨ªtulo tan inc¨®modo en su pa¨ªs como los experimentos con humanos durante la Segunda Guerra Mundial.
Laila in Haifa es el regreso de Amos Gitai, mal acogido en la Mostra con una nueva historia ambientada en un club nocturno donde se encuentran israel¨ªes y palestinos, met¨¢fora algo pesada de la dif¨ªcil convivencia entre esas dos comunidades. Mientras tanto, el documental Final Account recoge el testimonio de la ¨²ltima generaci¨®n de alemanes que particip¨® activamente en el Tercer Reich. Su intenci¨®n es recordar los hechos para evitar que se puedan reproducir, aunque cada vez est¨¦ menos claro, como demuestra el propio documental al dar la voz a un joven ultraderechista, que hacer memoria sea un ant¨ªdoto eficaz.
Directores con padrinos
Los maestros del cine no abundaron en la selecci¨®n veneciana. Por lo menos, en primera l¨ªnea. En realidad, distintas pel¨ªculas escond¨ªan nombres muy celebrados en sus cr¨¦ditos: grandes directores apadrinaron en calidad de productores el paso por Venecia de prometedores cineastas. El m¨¢s interesante pareci¨® el indio Chaitanya
Tamhane, que compiti¨® en la Mostra con la magn¨ªfica The Disciple, retrato de un joven m¨²sico tradicional que se debate entre las ganas que le pone a su oficio y la mediocridad de los resultados en una pel¨ªcula producida por Alfonso Cuar¨®n. Terrence Malick figura, como productor ejecutivo, en los cr¨¦ditos de The Book of Vision, presentada en las secciones paralelas, sobre un cient¨ªfico del siglo XVIII que se debate entre el racionalismo y el animismo. Desde Azerbaiy¨¢n lleg¨® In Between Dying, de Hilal Baydarov, que sedujo a buena parte de la cr¨ªtica por su estimulante b¨²squeda formal y que ha producido Carlos Reygadas. Por ¨²ltimo, Martin Scorsese es el productor ejecutivo de la mencionada Pieces of a Woman, que ser¨¢ recordada por su plano secuencia de 25 minutos que refleja un terrible parto en casa que no terminar¨¢ bien.
Documentar el mundo
En esta edici¨®n sin grandes t¨ªtulos hollywoodienses, el documental se convirti¨® en uno de los g¨¦neros estrella en Venecia. Notturno, lo nuevo de Gianfranco Rosi (Fuego en el mar), deja de lado su tendencia al folclorismo para recoger im¨¢genes de una fuerza innegable en las fronteras que separan Siria, Irak y L¨ªbano, a partir de una inmersi¨®n durante tres a?os pensada como complemento al lenguaje period¨ªstico. Hopper/Welles describe la conversaci¨®n desconocida entre el director de Ciudadano Kane y el de Easy Rider, un incunable f¨ªlmico donde el viejo Hollywood se da cita con el nuevo. Como en una ucron¨ªa de Tarantino, solo que esto sucedi¨® de verdad en 1970.
I am Greta refleja el culto a la personalidad que suscita Greta Thunberg, que a menudo logra eclipsar su combate por el planeta. Lo mismo sucede en una pel¨ªcula donde se habla m¨¢s de este personaje amado y odiado, pero muy poco de la cuesti¨®n de fondo. Adem¨¢s, Crazy, not Insane, lo nuevo de Alex Gibney, recorre, con Laura Dern como narradora, la trayectoria de la psiquiatra Dorothy O. Lewis, personaje pol¨¦mico y fascinante que estudi¨® la psicolog¨ªa de los asesinos en serie. Y City Hall, del mod¨¦lico Frederick Wiseman, propone un retrato del alcalde de Boston, el dem¨®crata Marty Walsh, como contraejemplo a la personalidad y a la pol¨ªtica de Donald Trump, en una defensa encendida de un debate c¨ªvico abierto y de la vocaci¨®n funcionarial por el bien com¨²n.
Por ¨²ltimo, Abel Ferrara desconcert¨® con un documento imperfecto pero fascinante, Sportin' Life, un diario f¨ªlmico del confinamiento donde la nueva normalidad se infiltra por las grietas que se abren en la vieja hasta que, de repente, termina por suplantarla. No hab¨ªa pel¨ªcula m¨¢s pertinente para una edici¨®n tan extra?a como esta.
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