Basilea recibe a Goya como el gran profeta de la modernidad
Con su exposici¨®n, la Fundaci¨®n Beyeler quiere dar a conocer la versi¨®n m¨¢s brillante de uno de los mayores inspiradores de la modernidad gracias a 75 pinturas, 12 de ellas prestadas por El Prado
En los rincones m¨¢s emblem¨¢ticos de Basilea, la tercera ciudad m¨¢s poblada de Suiza y uno de los centros mundiales m¨¢s poderosos de la industria farmac¨¦utica, se han instalado unos grandes carteles desde los que una joven morena vestida con transparencias que dejan adivinar su cuerpo mira al espectador como invit¨¢ndole a sentarse junto a ella en el camastro sobre el que est¨¢ reclinada. Es La maja vestida, una de las m¨¢s c¨¦lebres obras de Goya, pintada entre 1800 y 1808. Pareja casi inseparable de La maja desnuda, ambas sufrieron el calificativo de ¡°obscenas¡± por el Tribunal de la Inquisici¨®n y fueron condenadas a las sombras hasta que pudieron exponerse en la Academia de San Fernando y despu¨¦s pasaron a enriquecer la colecci¨®n del Museo Nacional del Prado. La mujer que ahora acapara la mirada de los transe¨²ntes es la estrella indiscutible de la exposici¨®n antol¨®gica dedicada a Goya que desde el domingo 10 y hasta el 23 de enero se podr¨¢ ver en la Fundaci¨®n Beyeler de Basilea. Hoy viernes ser¨¢ inaugurada oficialmente por la reina Letizia.
Titulada solo con el nombre art¨ªstico de Francisco Jos¨¦ de Goya y Lucientes, la exposici¨®n quiere dar a conocer la versi¨®n m¨¢s brillante de uno de los mayores inspiradores de la modernidad que, sin embargo, es escasamente conocido en pa¨ªses como Suiza, Alemania o Austria. Lo que ahora se puede disfrutar en el espectacular edificio dise?ado por Renzo Piano en las afueras de Basilea son 75 pinturas y m¨¢s de 100 dibujos y grabados prestados por colecciones p¨²blicas y privadas que en raras ocasiones han salido de sus domicilios habituales. El Prado, como colaborador del proyecto, ha trasladado una docena de pinturas, con La maja vestida como estandarte. El hueco que dejan en Madrid ser¨¢ una oportunidad para acondicionar las salas donde se exhiben y reordenar el ¨¢mbito expositivo. A cambio, la Beyeler ha colaborado con el Prado en muestras como la dedicada a Giacometti y la de Picasso y mantienen otros proyectos para el futuro. Otros importantes prestadores han sido el Thyssen-Bornemisza, el L¨¢zaro Galdiano, la Fundaci¨®n Casa de Alba, el Louvre, el Metropolitan de Nueva York, la Galer¨ªa Nacional de Londres o la Galer¨ªa de los Uffizi en Florencia.
Goya (Fuendetodos, Zaragoza, 1746 - Burdeos, Francia, 1828) se despliega en orden cronol¨®gico por los luminosos espacios de la planta principal en un discurso ideado por Martin Schwander y ejecutado por Sam Keller, presidente de la Fundaci¨®n,e Isabela Mora, su responsable de proyectos internacionales. La pintura religiosa precede a escenas de hechiceros, brujas y figuras esperp¨¦nticas que dieron pie a una obra de inmensa variedad tanto de formas como de contenidos. Dos cuadros que vienen de colecciones particulares espa?olas como La ca¨ªda (1787) y La cuca?a (1787) son buenos ejemplos de ese comienzo de su periodo de madurez.
Estos dos paisajes que formaron parte de la serie conocida como cuadros para la alameda de los duques de Osuna han participado en algunas exposiciones, pero como muchas otras obras aqu¨ª presentes, son muy desconocidas para el gran p¨²blico.
Miguel Falomir, director del Prado, y Andr¨¦s ?beda, director adjunto del museo, visitantes de primera hora el jueves por la ma?ana, subrayaban la importancia de poder ver ¡°en persona¡± obras que habitualmente solo se conocen por fotograf¨ªas. ¡°La iluminaci¨®n de este edificio es extraordinaria y las obras se contemplan con detalles nunca vistos. Y este, para mi gusto, es un escenario perfecto porque es mi museo favorito¡±.
Entre las obras poco vistas el comisario llama la atenci¨®n sobre las ocho im¨¢genes propiedad de la Colecci¨®n del Marqu¨¦s de la Romana y que hasta ahora solo se hab¨ªan podido contemplar en una sola ocasi¨®n en el Prado. Son cuadros con la violencia indeseable como protagonista en la que el artista describe a unos bandidos asesinando a sus prisioneros y a unas mujeres desnudas a punto de ser forzadas.
Otra serie poco vista prestada por particulares se titula Naturalezas muertas. Fue pintada por el artista durante la guerra de ocupaci¨®n napole¨®nica. Son 12 cuadros de los que se conservan 10. En cada uno de ellos hay un supuesto manjar preparado para ser cocinado, pero el aspecto de cada uno de ellos produce una inmensa tristeza por m¨¢s que se traten de dos rodajas de salm¨®n, una perdiz, un costillar de cerdo o una cabeza de cordero desollada en la que una l¨¢grima brota de uno de sus ojos muertos.
Los muchas veces desconcertantes retratos de Goya siembran el recorrido. Bajo su inclemente y ambigua mirada desfilaron primeros ministros, poetas, ilustrados, matones. El comisario Martin Schwander explica que entre sus piezas m¨¢s destacadas se encuentran los retratos que hizo a personajes de la familia real y alta nobleza, pero tambi¨¦n a gente de la calle, muchas veces usando como modelos a amigos y conocidos. De unos y otros supo el artista plasmar personalidades complejas llenas de amor, rabia, sospecha o repugnancia. ?l mismo se retrat¨® en diferentes ocasiones a lo largo de su vida como joven triunfador, como atormentado hombre maduro o como un anciano vencido por la enfermedad.
Los grabados tuvieron diferentes papeles dentro de la obra de Goya. La exposici¨®n incluye un centenar de estos trabajos que a Goya le proporcionaron otra plataforma desde la que pudo desarrollar nuevas t¨¦cnicas que facilitaron la presentaci¨®n de temas atractivos. Produjo series largas que exploraban temas generales, como la locura humana, la superstici¨®n, las relaciones entre los sexos y la guerra. A una edad avanzada, Goya se dedic¨® a la litograf¨ªa. Despu¨¦s de sus primeros intentos modestos, domin¨® la t¨¦cnica y produjo Toros de Burdeos (1825), considerado como uno de los ejemplos m¨¢s notables del medio jam¨¢s producido y cuya contemplaci¨®n sigue suscitando dudas sobre su opini¨®n personal acerca de la tauromaquia.
Pinturas negras
La serie de las pinturas negras es, posiblemente, una de las m¨¢s populares de su producci¨®n aunque imposibles de ver fuera del Museo del Prado. Para salvar esta laguna, la exposici¨®n incluye una pieza visual de Philippe Parreno. En 40 minutos el artista afincado en Par¨ªs hace una personal recreaci¨®n de lo que fue la casa de Goya en la Quinta del Sordo con las 14 obras murales pintadas sobre paredes recubiertas de yeso. La inquietante instalaci¨®n ilustra la influencia duradera de Goya en las generaciones posteriores, desde Picasso o Warhol hasta la actualidad. La exposici¨®n est¨¢ dedicada a la memoria de Ernst Beyeler (1921-2010), a Pl¨¢cido Arango Arias (1931-2020) y a Francisco Calvo Serraller (1948-2018).
Babelia
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