Roc¨ªo Jurado: las claves feministas que siempre estuvieron ah¨ª
Una veintena de artistas como Rigoberta Bandini o Bebe reinterpreta temas emblem¨¢ticos de la tonadillera en un concierto en Madrid coincidiendo con el D¨ªa de la Mujer
El legado art¨ªstico de Roc¨ªo Jurado vive estos d¨ªas una actividad inusitada. Tras varios a?os en que la vida y obra de la cantante, fallecida en 2006, ha estado principalmente monopolizada por la prensa del coraz¨®n y los programas televisivos dedicados al tema, parece que su m¨²sica vuelve a la palestra. Este martes, coincidiendo con el d¨ªa internacional de la mujer, ...
El legado art¨ªstico de Roc¨ªo Jurado vive estos d¨ªas una actividad inusitada. Tras varios a?os en que la vida y obra de la cantante, fallecida en 2006, ha estado principalmente monopolizada por la prensa del coraz¨®n y los programas televisivos dedicados al tema, parece que su m¨²sica vuelve a la palestra. Este martes, coincidiendo con el d¨ªa internacional de la mujer, un concierto homenaje promovido por su hija Roc¨ªo Carrasco reunir¨¢ sobre el escenario del WiZink Center de Madrid a una veintena de mujeres artistas ¡ªde Rigoberta Bandini a Bebe, de Pastora Soler a Mayte Mart¨ªn¡ª que plantear¨¢n sus propias versiones de las canciones m¨¢s conocidas de la chipionera bajo un prisma poco habitual: el del feminismo. No es una iniciativa aislada. A ello se le une la difusi¨®n, principalmente en espacios televisivos de Mediaset, de numerosos reportajes y tertulias que subrayan los mensajes feministas de la tonadillera y prolongan el fen¨®meno medi¨¢tico protagonizado por su hija, Roc¨ªo Carrasco, en una serie de programas que han avivado el debate sobre los da?os sociales, legales y psicol¨®gicos que sufren las v¨ªctimas de violencia machista.
En los medios y en las redes, el nombre de la artista se asocia de forma incansable al feminismo. Pero, aunque estemos en 2022, el feminismo no es, en ning¨²n caso, un atributo p¨®stumo de la artista o adjudicado a ella a posteriori. Tal y como reflejan los testimonios repetidos hasta la saciedad en medios y redes sociales, la propia artista no dud¨® en definirse como feminista en una ¨¦poca en que esta palabra despertaba muchos m¨¢s recelos que ahora, especialmente en el contexto de una fama masiva como la que disfrutaba Jurado. Ella lo enunci¨® de forma abierta, del mismo modo que reivindic¨®, en varias entrevistas, la independencia, la emancipaci¨®n o la conquista de derechos. De lo at¨ªpico de este activismo da fe el hecho de que no todas las artistas de su generaci¨®n ¡ªtampoco de las que vinieron despu¨¦s¡ª se pronunciaron al respecto con tanta contundencia. Sin embargo, en Roc¨ªo Jurado este posicionamiento no fue mero discurso, sino parte de una construcci¨®n art¨ªstica que se puede rastrear en distintos puntos de su trayectoria profesional.
El problema de la dispersi¨®n discogr¨¢fica
La m¨²sica de Roc¨ªo Jurado, como la de muchos otros artistas de su ¨¦poca, sufre algo que podr¨ªamos denominar ¡°el s¨ªndrome del grandes ¨¦xitos¡±. Hasta los a?os ochenta, en el mercado discogr¨¢fico convivieron distintos formatos de grabaci¨®n, desde el sencillo hasta el recopilatorio antol¨®gico, que no siempre recib¨ªan atenci¨®n individual porque, en muchos casos, ni siquiera la ten¨ªan en origen. Si los artistas de copla pod¨ªan llegar a grabar varias veces sus temas m¨¢s conocidos ¨Cun fen¨®meno aplicable, por ejemplo, a Concha Piquer o Imperio Argentina, que fueron regrabando sus temas a medida que la tecnolog¨ªa sonora mejoraba¨C, los artistas mel¨®dicos, las denominadas folcl¨®ricas y, en general, los grandes nombres de la m¨²sica popular ve¨ªan sus canciones m¨¢s c¨¦lebres reeditadas, agrupadas y relanzadas cada cierto tiempo en diferentes formatos, de casetes recopilatorios de grandes ¨¦xitos a pastiches de varios ¨¢lbumes o compilaciones bautizadas de forma oportunista con los t¨ªtulos de esos mismos ¨¦xitos.
Lo que fue una estrategia de mercadotecnia con resultados comerciales excepcionales tuvo una consecuencia menos deseable: en este marem¨¢gnum de t¨ªtulos espurios, los ¨¢lbumes originales casi pasaban desapercibidos. De ah¨ª se deduce que, a d¨ªa de hoy, sea casi imposible encontrar an¨¢lisis pormenorizados de los LP con que Roc¨ªo Jurado, Raphael o Raffaella Carr¨¤ construyeron su carrera. La cr¨ªtica musical, cuando se ocup¨® de Jurado, lo hizo especialmente con motivo de sus conciertos, sus actuaciones en directo o incluso al ritmo de su vida personal, sincopada medi¨¢ticamente con sus logros art¨ªsticos en una amalgama de la que su figura ha sido incapaz de despegarse. Y, sin embargo, un vistazo r¨¢pido al modo en que Roc¨ªo Jurado construy¨® su discograf¨ªa, y una escucha atenta a los ¨¢lbumes que apuntalaron su fama, permite abordar a lo largo de su trayectoria la presencia mayor o menor de registros y temas ligados al feminismo.
¡°Pecadora, morbosa¡± y empoderada: el reverso discursivo de la copla
En 1995, en una cr¨ªtica de un concierto publicada en este peri¨®dico, el periodista Ricardo Cantalapiedra deja patente que ¡°al p¨²blico le apasiona la Roc¨ªo pecadora y morbosa de los temas de Manuel Alejandro¡±. El nombre del compositor ¡ªy de Ana Magdalena, su esposa y coautora de la mayor¨ªa de sus temas¡ª es imposible de disociar de la faceta m¨¢s reivindicativa y guerrera de Jurado. De 1976 data una de sus primeras colaboraciones, A que no te vas, la canci¨®n que abre el ¨¢lbum Roc¨ªo Jurado, y que lleg¨® en un momento decisivo.
Tras una primera etapa en Columbia, la artista se hab¨ªa estrenado un a?o antes en el sello RCA con un primer ¨¢lbum ¡ªRoc¨ªo (1975)¡ª que incid¨ªa en su dimensi¨®n m¨¢s coplera y flamenca. Sin embargo, en este segundo largo hom¨®nimo, el cambio de registro queda patente desde la brev¨ªsima introducci¨®n de piano y cuerdas, todo un preludio melodram¨¢tico, de este tema que se puede considerar el primer hito de la Jurado moderna. La letra, l¨ªrica del desamor de primera categor¨ªa, pone a la mujer en una posici¨®n poco habitual en la m¨²sica de la ¨¦poca: ante el fracaso de su relaci¨®n, es ella quien reta a su amante a abandonarla. Y lo hace con pocas met¨¢foras, con un lenguaje directo y rotundo no exento de ambig¨¹edades ¡ªpocas frases tan volc¨¢nicas como la per¨ªfrasis ¡°?A que no te vas / a pesar de lo que sabes que yo hago?¡±¡ª donde la expresi¨®n que da t¨ªtulo al tema se repite cada pocos versos, igual que en Ne me quitte pas de Jacques Brel, modelo compositivo y casi mel¨®dico ¡ªhay quien incluso considera que es una versi¨®n¡ª del tema de Manuel Alejandro.
De hecho, la comparaci¨®n con este cl¨¢sico imbatible de la chanson arroja luz interesante sobre el tema: si Brel implora a su amante que no lo abandone y se postra a sus pies, Jurado le reta a marcharse si se atreve. Es un cambio discursivo innegable, pero tambi¨¦n un hallazgo decisivo para el t¨¢ndem formado por la cantante y el compositor. Desde entonces, muchos de los ¨¦xitos de la Jurado se apoyar¨¢n en este desplazamiento enunciativo que la lleva a subvertir los c¨®digos del desamor en la m¨²sica popular espa?ola.
Hay que recordar que, como buena folcl¨®rica ¡ªy ella nunca reneg¨® del t¨¦rmino¡ª, las ra¨ªces ret¨®ricas de Jurado estaban en la copla que, desde antes de la Guerra Civil, estableci¨® un c¨®digo de reglas m¨¢s o menos r¨ªgidas. Ya en el siglo XXI, el legado de Concha Piquer, Juanita Reina, Imperio Argentina o Miguel de Molina est¨¢ siendo reivindicado por una generaci¨®n de j¨®venes artistas, activistas, escritores y l¨ªderes de opini¨®n que reenfocan sus logros desde el prisma de la diversidad. Desde la reivindicaci¨®n queer del cupl¨¦ y la sicalipsis llevada a cabo por la estudiosa Gloria G. Dur¨¢n y por la actriz y cantante Julia de Castro hasta la presencia del folclore en el mundo drag ¡ªen Espa?a, por cierto, tan antiguo como el propio transformismo¡ª o el ¨¦xito de podcasts como Ay, campaneras, el potencial subversivo de la copla se libra poco a poco de cors¨¦s te¨®ricos. Ha sido necesario un cambio generacional para que la copla se deshiciese de las connotaciones conservadoras que, con pocas excepciones (Martirio o Carlos Cano), revisti¨® siempre para quienes hab¨ªan vivido su triunfo como banda sonora del franquismo.
En el caso de Roc¨ªo Jurado, de forma excepcional, su trayectoria se puede abordar desde ambas posiciones. En el imaginario colectivo pod¨ªa ser coplera o incluso, seg¨²n el grado de purismo, cantaora flamenca, pero sus discos, a medida que avanzan las fechas, abordan los temas de la copla desde una postura muy moderna: deconstruy¨¦ndolos. El caso m¨¢s llamativo probablemente sea su forma de acercarse al desamor o las relaciones extramatrimoniales. En la copla cl¨¢sica, el modelo can¨®nico es Romance de la Otra, un himno de Concha Piquer que narra la desventura de una mujer condenada siempre a permanecer en la sombra y la sumisi¨®n debido a su relaci¨®n con un hombre casado. Sin embargo, la ¨¦poca de Jurado no era la posguerra: el divorcio se aprob¨® en Espa?a en 1981, y durante los a?os previos a la aprobaci¨®n la m¨²sica mel¨®dica se aproxima al desamor y la ruptura desde planteamientos m¨¢s psicol¨®gicos y asertivos que metaf¨®ricos. En una ¨¦poca en que los espa?oles ya pod¨ªan hablar claramente del fin de sus matrimonios ante el juez, los artistas, capitaneados por compositores como el propio Manuel Alejandro y Juan Carlos Calder¨®n (Mocedades, Paloma San Basilio) o por cantautores como Luis Eduardo Aute o Serrat, ponen en las partituras lo que ya no hab¨ªa que ocultar en p¨²blico.
Dos discos fundamentales
De los ¨¦xitos forjados a medias por Roc¨ªo Jurado y Manuel Alejandro, algunos de los m¨¢s memorables son los que afirman el derecho de la mujer a ser fiel a sus sentimientos y a alzar la voz para nombrarlos, incluso aunque el relato no le sea del todo favorable. De ahora en adelante (1978) y Se?ora (1979), dos de las cumbres discogr¨¢ficas de la chipionera, son casi ¨¢lbumes conceptuales hechos a medida por Manuel Alejandro cuyas letras empoderan a la que, durante d¨¦cadas, hab¨ªa sido la mala de la pel¨ªcula: la devorahombres, la destrozahogares. No en vano la cara B del single de A que no te vas hab¨ªa sido un tema titulado, precisamente, La querida. En De ahora en adelante est¨¢ Lo siento, mi amor, esa eleg¨ªa que habla de la p¨¦rdida del deseo enarbolando una bandera tan audaz como la del orgasmo femenino. Tambi¨¦n Mi amante amigo, la letra m¨¢s enigm¨¢tica de Jurado (?a qui¨¦n interpela la canci¨®n: a un amigo, a un amante o al marido de la narradora?), y De ahora en adelante, un tema donde es la mujer ¡ªla palabra ¡°Yo¡± tiene tanta potencia aqu¨ª como en Como yo te amo¡ª quien, cansada de su amante ocasional, decide libremente volver con su pareja. Incluso la maternidad tiene su peculiar vuelta de tuerca en No cierres los ojos, mi ni?o, una antinana en que una madre prefiere que su ni?o corra, grite y se exprese con libertad a que duerma pl¨¢cidamente en su cuna.
En Se?ora, el repertorio de temas sube la apuesta. La canci¨®n que abre el ¨¢lbum, Si llega ¨¦l, cuenta la historia de una mujer que vive sin culpa un amor¨ªo con un amigo de su hombre. Ese hombre, con su fabulosa cadena de reproches, es el equivalente peninsular a Rata de dos patas de Paquita La del Barrio. Muchacho canta el amor entre una mujer madura y un hombre m¨¢s joven que ella, y Se?ora interpela a la leg¨ªtima de su amado con respeto y un fatalismo casi mitol¨®gico (¡±Ahora es tarde, se?ora¡±). Menci¨®n aparte merece Amores a solas, un tema antol¨®gico que aborda el autoplacer y la masturbaci¨®n femenina sin sensacionalismo y con un profundo romanticismo. Se?ora, un ¨¢lbum que se escucha de principio a fin sin sonrojarse, es la cumbre de una construcci¨®n est¨¦tica e ideol¨®gica que Jurado culmin¨® en los a?os en que Espa?a estrenaba democracia y, con ella, nuevos c¨®digos y lenguajes. En este trabajo no hay veleidades verbeneras ni incursiones rumberas, sino baladismo rotundo, compacto y, a su manera, moderno, que apuntal¨® la trayectoria de la cantante y elev¨® su horizonte de expectativas. Paloma brava (1985), donde figuraban Se nos rompi¨® el amor o Vibro, transit¨® por la misma senda.
Coherencias y contradicciones de una folcl¨®rica at¨ªpica
En los ochenta y los noventa, una vez encontrada la f¨®rmula, Jurado sigui¨® fiel a su personaje y a su discurso. Incluso aunque regresase en numerosas ocasiones a la copla y el flamenco, o aunque volviese la vista hacia las rancheras y los ritmos mexicanos que tan buen resultado le dieron, lo hizo siempre desde una cierta exigencia discursiva. Canciones de Espa?a (In¨¦ditas) (1988)ppodr¨ªa parecer el t¨ªtulo aleatorio de una antolog¨ªa de copla, pero fue nada menos que un ¨¢lbum con temas in¨¦ditos de Rafael de Le¨®n, el letrista de Ojos verdes, ¨ªntimo de Garc¨ªa Lorca y rescatado recientemente por Juan Carlos Rubio en la obra teatral En tierra extra?a. Ya no habr¨ªa nunca m¨¢s candidez, sino experiencia y car¨¢cter, en la presencia esc¨¦nica de una artista que Maruja Torres retrata para EL PA?S en 1993 ataviada con ¡°traje de centaura¡± y ornada de atributos propios de una femme fatale mitol¨®gica y empoderada: ¡°Gran cuello de Pierrot, con mucho volante blanco ¡ªestrat¨¦gica oleada sobre la invicta pechera¡ª, y debajo, surgiendo como el soporte de una tulipa, una funda de terciopelo negro: cola de sirena¡±.
Basta comparar su imagen con la de gran competidora en los ochenta, Isabel Pantoja, una d¨¦cada m¨¢s joven pero ce?ida a un discurso m¨¢s conservador y apegado a los t¨®picos de la copla cl¨¢sica. Roc¨ªo Jurado, que triunfa envuelta en laca y organza mientras en un universo paralelo emergen el punk, la movida madrile?a y la Nueva Ola, est¨¢ m¨¢s cerca de la ret¨®rica reivindicativa y del power dress de Dalida o las reinas del disco que de la evocaci¨®n de glorias pasadas. Incluso cuando, en 1994, decidi¨® volver al cine con may¨²sculas, lo hizo a las ¨®rdenes de una mujer, la directora Josefina Molina, y con una versi¨®n de La Lola se va a los puertos, de los hermanos Machado. No era un papel sencillo ni favorecedor: la historia de Lola, una cantaora de mediana edad que lucha por su integridad en medio de un entorno donde los hombres quieren mercadear con su voz, su talento y su cuerpo, hac¨ªa visibles muchas de las grietas ocultas de la industria del folclore y exig¨ªa un enfoque realista y sin edulcorar.
?Es l¨ªcito, por tanto, reivindicar a Roc¨ªo Jurado como emblema feminista? La investigadora Lidia Garc¨ªa Garc¨ªa, fundadora del podcast Ay, campaneras, aborda esta cuesti¨®n en su reciente ensayo del mismo t¨ªtulo (?Ay, campaneras! Canciones para seguir adelante, Plan B, 2022), donde cita ¨¦xitos virales feministas de la artista, como su famosa alusi¨®n al ¡°sujetador mental¡± en una entrevista televisiva, o distintas intervenciones p¨²blicas donde habl¨® expl¨ªcitamente de feminismo sin renunciar a ciertas contradicciones discursivas. ¡°Sobre el escenario loaron lo mismo al amor m¨¢s t¨®xico que a la insumisi¨®n, y en sus vidas personales ¡ªtambi¨¦n p¨²blicas, casi siempre¡ª lo mismo rompieron moldes que abrazaron caenas¡±, escribe Garc¨ªa a prop¨®sito de la ambivalencia con que las llamadas folcl¨®ricas abordaron estos temas. Jurado no fue ajena a estas contradicciones: por cada ejemplo de los mencionados en su discograf¨ªa hay otras tantas glorificaciones del amor rom¨¢ntico y m¨¢s t¨®pico, igual que en sus apariciones p¨²blicas o en su esfera personal. Lo m¨¢s novedoso, en este 2022, es que, con la reactivaci¨®n de su legado musical, el foco vuelve al que fue el hecho diferencial de su trayectoria y de su dimensi¨®n como artista: el potencial subversivo de unas letras que siempre estuvieron ah¨ª para quien quisiera escucharlas con atenci¨®n.