Flamenco on Fire vence a la ola de calor en Pamplona
La cita navarra no decae en la celebraci¨®n de su X edici¨®n: ampl¨ªa su oferta, recupera el tablao y presenta espect¨¢culos de producci¨®n propia
Desde su creaci¨®n en 2014, el festival Flamenco on Fire se ha caracterizado por llevar a las calles de la capital navarra las manifestaciones de este arte y, en esa l¨ªnea, no deja de incorporar nuevos espacios. En la pasada edici¨®n lo hizo con los jardines del Palacio de Navarra, su fuente y sus ¨¢rboles centenarios, que se han consolidado este a?o para convertirse en el lugar donde se asiste a una suerte de ritual, que anuncia la llegada de cinco d¨ªas de cante, toque y baile. Desde su balc¨®n central, el guitarrista Rafael Riqueni inaugur¨® la pasada edici¨®n, y lo mismo ha hecho en esta otro sevillano, Manolo Franco. La guitarra flamenca de concierto, elevada a una altura f¨ªsica acorde con su dignidad, se convierte as¨ª en el privilegiado veh¨ªculo que anuncia un acontecimiento que ofrece una gran parte de sus citas de forma gratuita ¡ªy con una ins¨®lita y permanente respuesta¡ª en sus balcones y patios.
Un nuevo e insospechado ¨¢mbito tambi¨¦n conquistado para el evento fue la capilla de San Ferm¨ªn, adjunta a la iglesia de San Lorenzo, donde al mediod¨ªa del mi¨¦rcoles se anunciaba un curioso homenaje al santo a trav¨¦s de un encuentro entre la jota navarra y el flamenco. El acto, en s¨ª singular, rebasar¨ªa con mucho las expectativas creadas: un encuentro de m¨²sicas, pero tambi¨¦n de culturas y de lenguas. El acorde¨®n de Ricardo Urrutia y su cante de fuerza pusieron el arranque para que, a continuaci¨®n, fueran llegando los cantes flamencos de Juanjo Navas y Lorena Jim¨¦nez, acompa?ados por la guitarra de Pedro Planillo. Ella interpret¨® en roman¨® el himno internacional gitano, Gelem, gelem, y ¨¦l cant¨® en euskera una saeta dedicada a San Ferm¨ªn. Un toque de emoci¨®n con el tema La alegr¨ªa de vivir del desaparecido Ray Heredia y abrasadoras palmas para el popular Uno de enero, dos de febrero... que guio el acorde¨®n.
Poco antes, desde un balc¨®n recuperado, el de la calle Ma?ueta, a tiro de piedra de la casa natal del legendario guitarrista Sabicas, figura que est¨¢ en la ra¨ªz de esta cita navarra, el cantaor extreme?o Antonio Su¨¢rez Salazar, Guadiana, ofreci¨® un recital cl¨¢sico a base de soleares, taranta y tangos de su tierra. Un repertorio cl¨¢sico, con referencias a Manuel Torre o Paquirri el Guant¨¦, que dijo con pausa y delicadeza, paladeando cada tercio con el acompa?amiento a la guitarra de Jes¨²s Carbonell. Al d¨ªa siguiente, jueves, el cante de calle volver¨ªa al lugar donde probablemente m¨¢s se celebra, al balc¨®n de la plaza del ayuntamiento, donde el cantaor gaditano Antonio Reyes estuvo artista por alegr¨ªas, tangos ¡ªacuplesaos, lentos y pastue?os¡ª, buler¨ªas variadas y fandangos. Citas a Camar¨®n y a Caracol para deleite de un p¨²blico que, con la ola de calor reinante, se ve¨ªa obligado a buscar la sombra sin desertar de la cita, como tambi¨¦n ocurri¨® en la siguiente convocatoria, la del balc¨®n de La Perla en la Plaza de Castillo, donde el cantaor Potito cant¨® con la guitarra de Jos¨¦ del Tomate.
Con la ola de calor dando un leve respiro, el Patio del Palacio de Ezpeleta casi se llena a la media tarde del mi¨¦rcoles para escuchar a Jos¨¦ Carpio Mijita, expresi¨®n viva y contempor¨¢nea del cante de La Plazuela de Jerez. El metal de su garganta remite a sus ancestros, su decir los recuerda, pero ¨¦l a?ade una inmediatez y un desparpajo muy personales, especialmente gozados en las buler¨ªas, que acompa?¨® con baile, sin olvidar las soleares, las seguiriyas o los fandangos personales.
La noche del mi¨¦rcoles se complet¨® con el concierto del guitarrista Tomatito en el escenario de Baluarte y la recuperaci¨®n del tablao en los bajos del Hotel 3 Reyes. Una noche de marcado acento extreme?o con la guitarra central del gran Miguel Vargas y las voces de La Ka¨ªta y Guadiana.
Manolo Caracol, la historia de un cantaor flamenco
En el a?o del d¨¦cimo aniversario de este festival, se acumulan tantas efem¨¦rides como el buen aficionado al flamenco quiera buscar. Entre ellas, tenemos los centenarios de Lola Flores y de Fernanda de Utrera, presente en una de las conferencias del ciclo que programa el festival. Pero ha sido la figura de Manolo Caracol ¡ªdel que se ha cumplido medio siglo de su desaparici¨®n¡ª la elegida por Flamenco on Fire para protagonizar uno de los dos espect¨¢culos de producci¨®n propia que ha presentado en esta ocasi¨®n. El dedicado al cantaor, nacido en la Alameda sevillana, ven¨ªa titulado, parafraseando a su conocida Antolog¨ªa, como Una historia de un cantaor flamenco y fue encargado al jerezano David Lagos, inquieto creador adem¨¢s de cantaor, que asumi¨® el reto de poner en pie una funci¨®n con unos mimbres ya establecidos: tres figuras del cante ¡ªVicente Soto Sordera, Antonio Reyes y Tremendita¡ª y la Orquesta Sinf¨®nica de Navarra.
En su planteamiento, Lagos ha querido resaltar la figura del Caracol como cantaor de ¡°jondura extrema¡±, m¨¢s all¨¢ los clich¨¦s que lo puedan encasillar, destacando as¨ª mismo su gran creatividad y su inquietud, que lo convirti¨® en un adelantado a su tiempo y en el artista m¨¢s influyente de su ¨¦poca. ?l llev¨® el flamenco a los teatros, cant¨® con piano u orquesta y gener¨® un nuevo p¨²blico para este arte. Esa vertiente suya qued¨® plasmada en el espect¨¢culo de una forma tan sorprendente como brillante. El compositor contempor¨¢neo Mauricio Sotelo compuso para la ocasi¨®n la obra Cantes de rojo fuego, se dir¨ªa que para saxofones, cante y orquesta sinf¨®nica. Una pieza de tersa belleza en la que el cante de Tremendita y Antonio Reyes, junto con las aportaciones a los saxos de Juan Jim¨¦nez, se insertaron con naturalidad en un grupo sinf¨®nico que trasladaba los ritmos y los aires flamencos como algo propio.
En la segunda parte del espect¨¢culo, se recre¨® el ambiente del famoso Tablao Los Canasteros que regent¨® el cantaor. Los tres artistas que intervinieron representan los tres territorios de los que bebi¨® Caracol y donde, a su vez, dej¨® m¨¢s influencias, aunque estas son extensibles al ¨¢mbito total del flamenco. Vicente Soto dej¨® la huella de Jerez en todas sus intervenciones, desde los martinetes a la buler¨ªa por sole¨¢ y, sobre todo, en la seguiriya. Siempre con la prodigiosa e indesmayable guitarra de Alfredo Lagos, el gaditano Antonio Reyes, probablemente el cantaor actual de mayor eco caracolero, luci¨® como tal en los fandangos y, especialmente, en la zambra, con el piano de Alejandro Rojas Marcos. Tambi¨¦n ofreci¨® tientos y unas buler¨ªas con m¨²ltiples referencias a C¨¢diz (Alfonso de Gaspar, Pansequito¡) y la c¨¦lebre copla La Salvaora, metida en comp¨¢s. Si Caracol fue un adelantado a su tiempo, tambi¨¦n lo es hoy Rosario La Tremendita, que represent¨® a Sevilla y a su Triana. Sin abandonar el bajo el¨¦ctrico que la acompa?a, llev¨® el repertorio de Caracol ¡ªdesde su Carcelero al Preg¨®n del uvero¡ª a su terreno de forma original y atractiva, remontando un espect¨¢culo que se estaba ya alargando en exceso.
Babelia
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