Los repartidores de Glovo denuncian el mercado negro de las cuentas alquiladas
La compa?¨ªa de reparto a domicilio defiende que trabaja activamente para prevenir el uso ilegal de la aplicaci¨®n con controles regulares
Enrique lleva casi tres a?os repartiendo comida para Glovo por las calles de Barcelona con su moto. Este catal¨¢n de 49 a?os, que prefiere no usar su nombre verdadero, concilia este trabajo con un grado en Ingenier¨ªa. Al quedarse mucho tiempo en casa para estudiar, es tambi¨¦n cliente de la compa?¨ªa de las mochilas amarillas. Pide al menos cuatro veces a la semana y a lo largo del ¨²ltimo a?o se ha fijado en que la cara de ocho de cada diez repartidores que le traen la comida no coincide con la que aparece en el perfil de la aplicaci¨®n. ¡°A veces, en la foto sale un hombre, pero luego viene una mujer¡±, cuenta. Considera que el 60% de los repartidores trabaja con cuentas alquiladas (a cambio de abonar un porcentaje de sus ganancias al titular), no est¨¢ dado de alta en la Seguridad Social ni paga los impuestos correspondientes.
Desde Glovo informan que trabajan activamente para prevenir el uso ilegal de la aplicaci¨®n y realizan controles regulares de las distintas operaciones. Una versi¨®n que no coincide con la de muchos de sus trabajadores. Los riders que cumplen con todas las obligaciones se sienten amenazados por este comercio paralelo y denuncian que en la calle ya no hay trabajo para todos. ¡°Son m¨¢s los momentos en los que tienes que estar parado, con la presi¨®n de que a final de mes vienen los tributos para pagar¡±, asegura Enrique. Adem¨¢s de la cuota de la Seguridad Social, el IVA y el IRPF, los repartidores tienen que entregar a Glovo tres euros cada 15 d¨ªas para trabajar con su propio perfil.
Pablo (30 a?os), nombre ficticio a solicitud del interesado, trabaja para Glovo alquilando la cuenta a otro rider. Mira a su alrededor un poco desorientado mientras queda a la espera de retirar un pedido fuera del establecimiento de McDonald¡¯s de Cuatro Caminos (Madrid) con su bici. Se march¨® de Venezuela a finales de diciembre con su esposa en busca de fortuna para estar cerca de uno de sus hermanos, que lleva ya seis a?os en la capital. Encontr¨® este empleo en un grupo de whatsapp de compatriotas reci¨¦n llegados que se ayudan entre s¨ª para instalarse en Espa?a. ¡°Fue lo m¨¢s f¨¢cil y lo m¨¢s r¨¢pido que logr¨¦ encontrar. Soy consciente de que es algo ilegal, pero mientras quedo a la espera de mis papeles no tengo ninguna otra opci¨®n. Necesito ingresar s¨ª o s¨ª¡±, comenta. Comparte la licencia de Glovo con otras dos personas y ¨¦l trabaja solo durante el fin de semana, de viernes a domingo. Cada 15 d¨ªas le paga al due?o de la cuenta un 25% de lo que gana. Otro repartidor en la cola de la hamburgueser¨ªa para retirar su pedido no es ajeno al negocio de las cuentas alquiladas. ¡°De vez en cuando arriendo mi licencia a un amigo. Es una manera de mantenerla activa, porque hay d¨ªas en los que no me apetece salir a la calle. Es tambi¨¦n una oportunidad de ayudar a los reci¨¦n llegados que entran a Espa?a sin ni siquiera el permiso de residencia¡±, cuenta.
Seg¨²n Sebasti¨¢n Honorato, repartidor de Glovo y presidente de la Asociaci¨®n Aut¨®noma de Riders, el primer responsable de esta actividad ilegal es la propia empresa. ¡°No tiene una forma efectiva de comprobar telem¨¢ticamente que quien realmente hace el trabajo es el repartidor que aparece identificado en la aplicaci¨®n¡±, apunta. En ello coincide Enrique, que ha acudido ya muchas veces a la oficina de la compa?¨ªa para denunciar el fraude, aunque sin ¨¦xito. ¡°Para Glovo, cuantos m¨¢s trabajadores est¨¢n en la calle, mejor, y le da igual que sean legales o ilegales. Permite este mercado negro de alquiler de cuentas, porque es lo que le est¨¢ generando dinero¡±, se?ala.
El modelo laboral de las plataformas de reparto, basado en aut¨®nomos en la mayor¨ªa de los casos, sufri¨® un primer golpe dur¨ªsimo en septiembre de 2020, cuando una sentencia del Tribunal Supremo fall¨® que los repartidores son asalariados y que la relaci¨®n existente entre un rider y la empresa Glovo tiene naturaleza laboral. Una resoluci¨®n reforzada por la denominada ley de repartidores, aprobada por el Gobierno en mayo del a?o pasado, que oblig¨® a las empresas del sector a meter a sus trabajadores en n¨®mina. A pesar de haber hecho cambios en su forma de operar, varias plataformas siguen siendo cuestionadas por los sindicatos. Glovo ha asalariado a cerca de 2.000 trabajadores, lejos de los 12.000 con los que cuenta en toda Espa?a.
M¨¢s competencia y sueldos m¨¢s bajos
El negocio oscuro de las cuentas alquiladas existe desde hace a?os, pero con la irrupci¨®n de la pandemia ha pasado la l¨ªnea roja. Los repartidores de Glovo denuncian que en los ¨²ltimos dos a?os la compa?¨ªa les ha bajado el sueldo casi a la mitad con la excusa de que tiene a m¨¢s empleados. ¡°Se aprovechan de que mucha gente se ha quedado sin trabajo y ha pasado a ser rider porque ve¨ªa que en la empresa se pod¨ªa entrar f¨¢cilmente y no tiene otra opci¨®n¡±, asegura Antonio, otro repartidor de Barcelona que no quiere revelar su identidad. Trabaja para Glovo desde 2016. Si hace un par de a?os ganaba casi 3.000 euros al mes estando en la calle entre ocho y diez horas todos los d¨ªas, ahora apenas alcanza los 1.200. Considera que las condiciones laborales de los repartidores han empeorado tras la entrada en vigor de la ley rider.
Antes de la aprobaci¨®n de la norma, pod¨ªan elegir la franja horaria en la que salir a la calle (los que ten¨ªan una puntuaci¨®n m¨¢s alta, pod¨ªan elegir antes) hasta un m¨¢ximo de 62 horas semanales. En cambio, ahora cada uno est¨¢ operativo cuando quiere y la plataforma no pone l¨ªmites al n¨²mero de repartidores que est¨¢n conectados a la vez, lo que incrementa la competencia entre ellos: ¡°Antes pod¨ªas responder a entre 30 y 40 peticiones al d¨ªa, mientras que ahora en un d¨ªa de mucha demanda no se llega ni a 15 pedidos estando todo el d¨ªa conectado¡±, insiste Antonio.
Seg¨²n Adri¨¢n Todol¨ª, profesor de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en la Universidad de Valencia, Glovo no tiene incentivos para acabar con el negocio de las cuentas alquiladas. ¡°Le interesa que haya m¨¢s repartidores que no tengan otras opciones de trabajo y que est¨¦n dispuestos a trabajar por menos dinero. Adem¨¢s, parece que la Inspecci¨®n de Trabajo todav¨ªa no ha llegado a descubrir esa ilicitud y no puede ponerle freno¡±, asegura. Los sindicatos tienen constancia desde hace a?os del comercio paralelo de las cuentas alquiladas. ¡°Muchas veces el titular de la cuenta, que es quien recibe la facturaci¨®n, no les paga tanto como deber¨ªa¡±, afirma Rub¨¦n Ranz de UGT. ¡°Otras veces el due?o cambia la contrase?a y, de repente, el que alquila ya no la puede usar m¨¢s o se queda sin cobrar el tiempo durante el que ha trabajado¡±, agrega Carmen Juares, de CC OO de Catalu?a. Unos abusos que, a su juicio, los afectados deber¨ªan denunciar para que la justicia pueda contar con pruebas y destapar este mercado negro.
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