De la lonja al plato: d¨®nde y qu¨¦ comer en los puertos de la costa norte con m¨¢s encanto
Los pintorescos barcos pesqueros ponen la nota de color en las villas marineras de Galicia, Asturias, Cantabria y el Pa¨ªs Vasco. Y las tabernas tradicionales ofrecen la oportunidad de disfrutar de pescados y mariscos reci¨¦n pescados
Finalizada la costera del bonito, las flotas aparecen amarradas a los norayes trasmitiendo una alegr¨ªa laborable, inocente, como calificaba el novelista Rafael Chirbes. Sin los agobios del veraneo, el paseo por estos puertos con encanto del norte de la Pen¨ªnsula supone interiorizar el trasiego de barcos, las artes de pesca, el bullicio de las subastas, cajas y camiones; oler el salitrillo de los muelles junto a rostros de tez tostada, rubricando la jornada en un elemento que no puede faltar en ning¨²n canon m¨ªnimamente completo de la cultura portuaria: el bar.
Ostras, anchoas, pintxos, merluza rellena de txangurro, rabas, pulpo, zamburi?as... Delicias gastron¨®micas que se complementan con visitas a museos, faros o una parada para ver trabajar a las neskatillas de Bermeo.
Un puerto para chuparse los dedos: Getaria (Gipuzkoa)
Getaria constituye el principal centro gastron¨®mico-pesquero de la costa vasca. De bajada al puerto nos detendremos en la helader¨ªa Dona Doni, antes de pasar por debajo de la iglesia g¨®tica de San Salvador (los domingos el templo cierra a las 12.00). Muchos se conmover¨¢n al comprobar con las primeras luces del d¨ªa el cabeceo de las chipironeras en el antiguo puerto ballenero de Getaria, con 16 cerqueros de bajura que a mediados de noviembre dan por finalizada la campa?a, por lo que resulta factible fotografiarlos a todo color. A los cerqueros se suma una flotilla de siete barcos de artes menores que surte a diario los asadores de la ciudad con lenguados, salmonetes, sargos... si bien suelen vender sus capturas en la lonja de Pasajes. No tienen horario de llegada.
A menudo se suelen ver las rederas, en los embarcaderos o en su nave, si el tiempo no acompa?a o si el remiendo resulta peliagudo. Unas jugosas anchoas de Maisor, compradas en su tienda, ser¨¢n el mejor souvenir de Getaria. Por las ma?anas es posible ver a trav¨¦s de un cristal c¨®mo las mujeres las elaboran. Y para no alejarse mucho del puerto, ah¨ª est¨¢ el hotel Saiaz Getaria.
De no haber conseguido reservar una de las cuatro mesas del bar ElkanoTxiki (648 02 79 12; cierra el 11 de diciembre), origen del afamado restaurante Elkano, enfilaremos la calle Mayor. Las animadas barras vascas de pintxos tienen en el bar Politena, inaugurado en 1968, uno de sus iconos. Con dos o tres murallas de pintxos (acristaladas tras el covid) que casi ocultan a los camareros, se tiene a mano una variedad que entra por los ojos, y de qu¨¦ manera. No solo se puede comer el calamar frito pescado en Getaria, tambi¨¦n productos de temporada como la alcachofa con hongos y foie, la morcilla o la tartaleta de hongos, aunque nada suma tantos fans como las rabas, sin olvidar la cl¨¢sica merluza rellena de txangurro; todo regado con chacol¨ª de bodegas Katxi?a. El men¨² cuesta 35 euros (sin bebidas).
Fondeo por separado: Fisterra (A Coru?a)
Debido a la fuerza del Atl¨¢ntico, las embarcaciones en Fisterra, as¨ª como en el resto de la Costa da Morte, suelen fondear por separado, dejando entre ellas una distancia de seguridad (las chalanas s¨ª disponen de pantalanes). As¨ª se vislumbran cerca del finis terrae sus 83 embarcaciones de artes menores, las que trabajan con nasas para pulpos o complicados enmalles, como la beta (para pescadillas o fanecas) o el mi?o (usado para lenguados y rodaballos). Para mayor abundamiento, tenemos cerca, en el castillo de San Carlos (siglo XVIII), el Museo de la Pesca (673 42 31 74; entrada: 2 euros), cuyas visitas, de martes a domingo por la ma?anas, son guiadas por el exmarinero y poeta Manuel L¨®pez hasta el pr¨®ximo 31 de diciembre.
El hecho de que en invierno las corrientes oce¨¢nicas limpien de algas los fondos marinos hace de la veterana escuela Buceo Finisterre una apetecible actividad oto?al. Todo invita a sumergirse hasta el carguero de hierro Montparnasse, hundido en 1900, recorrer los bosques de gorgonias de las islas Lobeiras; atisbar el paso de rayas dispuestas al desove, cimbre¨¢ndose sobre bosques de laminaria.
La llegada de la flota acontece entre la una y las cinco de la tarde, momento de subirse a la galer¨ªa de la lonja dise?ada por la arquitecta Covadonga Carrasco para asistir a la subasta donde el dinero no se ve pero se oye. La de pulpo, navaja y longueir¨®n acontece a las 16.30; media hora despu¨¦s, la del pescado.
Una vista de altura se ofrece desde A Galer¨ªa, una bibliotaberna de aluvi¨®n inaugurada en 1988 en la que han depositado recuerdos cuantos peregrinos y viajeros han pasado por aqu¨ª; un gabinete de curiosidades entre las que se cuenta un f¨®sil de dinosaurio, as¨ª como una vieja bombilla del faro de Finisterre. Roberto Traba (Fisterra, 1961) es el propietario, alma conservadora y conversadora en este bar y caj¨®n de sastre a la vez. Mientras unos desayunan tostas de la panader¨ªa Velay, otros hojean libros o atisban el puerto a trav¨¦s de los ventanales a la espera de celebrar el aperitivo con un raci¨®n de pulpo kil¨®metro cero.
Posted by A Galer¨ªa Fisterra on Wednesday, December 15, 2021
Entre verdes monta?as: Viav¨¦lez, El Franco (Asturias)
El puert¨ªn de Viav¨¦lez se esconde como ninguno en la costa cant¨¢brica, y con las modestas casas de pescadores resume toda una postal de lo que era este litoral a mediados del siglo pasado. Ello porque Viav¨¦lez ha sido hist¨®ricamente invisible, tanto desde el mar como para muchos viajeros de costa pobremente informados. El navegador del coche conducir¨¢ primero al mirador de la Atalaya, desde donde hasta el siglo XVII se divisaban las ballenas. Despu¨¦s bajaremos en coche al puerto, en el que destacan dos casas mari?anas de color rojo, una de ella perteneciente a la autora m¨¢s le¨ªda en espa?ol, Cor¨ªn Tellado (1927-2009), la gran dama de la novela rosa.
La flota la integran ocho peque?os barcos de artes menores, de los que van al palangrillo (anzuelo), a la nasa, a la volantilla... y cuyo pulpo ha conseguido la prestigiosa ecoetiqueta de pesca artesanal sostenible, certificada por el Marine Stewardship Council (MSC). Regresan a la hora de comer.
Antes de alcanzar la bocana del puerto veremos la baliza de babor (roja) que sustituye provisionalmente a la demolida en 2020 por el temporal Bella, que a¨²n permanece en el fondo del mar esperando su rescate. Casi en silencio, dejaremos a la izquierda una cueva marina y la cet¨¢rea (vivero), para dejar al final la subida al mirador de Viav¨¦lez, junto a la escultura Litoral, de Ernesto Knorr.
Todo lo visto se rumia en la Taberna Viav¨¦lez, original de 1989. En estos fogones consigui¨® el chef Paco Ron dos estrellas Michelin antes de trasladarse a Madrid para abrir su exitoso restaurante Viav¨¦lez. Hoy regentan el local los dos hermanos Rodr¨ªguez Bedia, quienes han decidido este a?o abrir en temporada baja, de mi¨¦rcoles a domingo. El tapeo de oto?o se compone de zamburi?as, pulpo, boletus confitados a la plancha y risotto de Cantharellus, entre otras exquisiteces.
Las sardinas ya han llegado...?? Ahora solo faltas t¨²!! ??? te esperamos hoy a partir de las 20:00, donde siempre! En...
Posted by Taberna Viav¨¦lez on Thursday, June 23, 2022
?Ostras!: San Vicente de la Barquera (Cantabria)
La r¨ªa de San Vicente de la Barquera se transforma durante la bajamar en una sugerente sucesi¨®n de baj¨ªos y barcas escoradas sobre la arena. All¨ª, pasado el puente de la Barquera, se extiende el puerto pesquero que, al ser de interior de r¨ªa, brinda una gran protecci¨®n, si bien exige un fuerte desembolso en dragar cada primavera su canal de acceso. Si por algo destaca es por ser el mayor puerto refugio entre Gij¨®n y Santander. Para el coche se dispone de un aparcamiento gratuito (el de pago, solo como ¨²ltimo recurso). La lonja se anima a primera hora con cinco barcos cerqueros y 13 naves de menor tama?o. El resto de la ma?ana arriban palangreros cargados en general con merluza.
Tras echar un vistazo a la patrona desde la verja del Santuario de la Barquera, subiremos al faro de Punta Silla, convertido en Centro de Interpretaci¨®n del parque natural de Oyambre y donde antes podremos sumarnos a diferentes visitas guiadas.
Justo al lado del espig¨®n ¨Dcerrado al p¨²blico durante las marejadas y mareas vivas¨D se halla Ostranor, empresa de cultivo de ostras jap¨®nicas sobre cuyas piscinas de depuracion se yergue La Ostrer¨ªa San Vicente, la secci¨®n gastron¨®mica de la empresa ostrera. Este bar restaurante dispone de dos cartas: la de terraza incluye ostras, tanto al natural, con su suave y fina textura que tanto recuerda a las francesas de Arcach¨®n, como tambi¨¦n en tempura con alioli de soja, algas wakame y huevas de pez volador, compartiendo una preciosa panor¨¢mica de la r¨ªa y la playa de Mer¨®n hasta acabar en el cabo de Oyambre. Alg¨²n barco saluda a los comensales con su bocina.
Esculturas y ¡®neskatillas¡¯: Bermeo (Bizkaia)
El tiempo, vista la abundancia de atractivos, transcurre con rapidez en el puerto de Bermeo. Al parque de Lamera lo escolta la flota merlucera de 28 embarcaciones, que sale ¡°al variado¡±, y a la que se a?aden dos cerqueros. Las neskatillas son las mujeres que trabajaban en el puerto, de las que solo quedan unas pocas en el Pa¨ªs Vasco, entre ellas cinco bermeanas que realizan visitas a la lonja, ense?an c¨®mo se remiendan las redes e incluyen una cata de anchoas y bonito. Como los grupos son de un m¨ªnimo de 10 personas (10 euros por persona), cabe la posibilidad de sumarse a alg¨²n grupo ya establecido.
En la ladera de la monta?a atisbamos un exponente de racionalismo vasco: la casa Kikunbera (1930), de Fernando Arzad¨²n, que guarda gran semejanza con el puente de un barco. Ya en el puerto Viejo, sobre todo en la calle Hutsa Eskilarak, sorprende que la entrada a las viviendas se realice por escalinatas independientes. Junto a los muelles, cuajados de embarcaciones deportivas, se erigi¨® el a?o pasado un globo terr¨¢queo en conmemoraci¨®n de la gesta de Elcano y su contramaestre, el bermeano Juan de Acurio.
Lo llamativo del Museo del Pescador es que ocupa el torre¨®n de la casa familiar de Alonso de Ercilla, autor de La Araucana. A sus pies, sale al paso el conjunto escult¨®rico ?Ya vienen!, de Enrique Zubia, que rememora los 116 marineros ahogados en la galerna de 1912 (30 bodas quedaron sin efecto). Este esplendor escult¨®rico de la ciudad se extiende con el afamado escultor bermeano N¨¦stor Basterretxea y su ola de acero cort¨¦n de ocho metros de altura.
Si el mirador de Baztarre invita a anclar la mirada en la isla de ?zaro y en el pe?¨®n de Ogo?o, no lo har¨¢ menos el parque de la Atalaia, con murales sobre la caza de la ballena.
En 2023, el Kaf¨¦ Loidxie cumplir¨¢ un cuarto de siglo batiendo espectativas. Hasta 300 pinchos se exponen en hora punta, desde tradicionales como el bacalao desalado, con aceite y ajo, hasta la m¨¢s compleja patata cocida con txangurro y cococha de merluza al pilpil. Como es imposible asignarles cartelas a todos, el personal de barra los explica a la concurrencia. Aparte de las rabas, otra especialidad que triunfa es la tortilla de brotes de ajos, con jam¨®n y queso. A este plan gastron¨®mico hay que sumar, al regreso, la degustaci¨®n de productos de la conservera Arroyabe, en su gastrotienda, con vinos de marca propia.
Posted by Kafe-loidxie Bermeo on Wednesday, November 9, 2016
Un pesquero musealizado: Burela (Lugo)
En solo ocho kil¨®metros cuadrados de municipio, la localidad gallega de Burela concentra una animaci¨®n pesquera dif¨ªcil de ver en el Cant¨¢brico, quiz¨¢ porque muchos barcos c¨¢ntabros y vascos vienen a vender a este puerto de la Mari?a Lucense, en tanto que otros faenan en el caladero de Gran Sol, a la busca de la merluza del pincho. A partir de las cinco de la tarde atraca la flota de bajura, compuesta por una treintena de barcos de artes menores y lanchas ¡°al variado¡±, es decir, lo que vaya entrando (lubina, sargos de costa...). Si impera la mar arbolada, nada como departir con los pescadores ociosos. Y, por qu¨¦ no, acudir a la primera lonja que tuvo Burela, apodada La Moncloa, donde se re¨²nen los viejos lobos de mar en torno a un peque?o museo.
La mejor introducci¨®n a la vida marinera la propicia el barco boniteiro de casco de madera Virgen del Carmen, un museo flotante que rescata la tradici¨®n de las pesquer¨ªas cant¨¢bricas del bonito en el siglo XX. Destaca, en la nevera, la muestra de enseres, artes y modos de pesca ¨Dcurric¨¢n, cerco, trasmallo¨D. Las visitas, guiadas por Lino Pernas, se desarrollan de martes a viernes, a las 11.00, 12.00, 13.00, 17.00 y 18.00; s¨¢bados, solo por las ma?anas (entrada: 5 euros).
Finalizamos subiendo al bar restaurante A Lonxa, que hace acopio entre las 111 especies de pescados y mariscos que se subastan un piso m¨¢s abajo: de la lonja al plato, nunca mejor dicho. Buen momento para degustar los erizos ¨Dcocidos o al vapor¨D, los calamares o el pulpo con almejas. En el comedor reina la cotizad¨ªsima palometa roja a la plancha.
En Burela comienza la rasa costera, una franja de hasta cinco kil¨®metros de ancho que se extiende hasta Cantabria. En bajamar y con buen calzado para pisar cantos rodados, podremos acercarnos a unas curiosas oquedades en el acantilado, llamadas La Iglesia de Coedo, que tiene un parecido, en peque?o formato, con la conocida playa de Las Catedrales (Ribadeo). En Navidad, Semana Santa y verano se acercan grupos guiados.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a la newsletter de El Viajero y encuentra inspiraci¨®n para tus pr¨®ximos viajes en nuestras cuentas de Facebook, Twitter e Instagram.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.