¡°?ramos j¨®venes y sanos y ahora tenemos vidas de personas mayores¡±
Este es el relato de c¨®mo han cambiado los d¨ªas de hombres y mujeres de entre 21 y 34 a?os que se contagiaron de covid hace meses y arrastran secuelas desde entonces
Los mechones de pelo que recogen del desag¨¹e de la ba?era cuando han terminado de ducharse, si es que pueden, son mayores que antes. Necesitan dormir 10, 12 horas, y se levantan como si no lo hubiesen hecho. Caminar 100 pasos les supone un esfuerzo, 300 a veces es imposible: ya no corren, ni montan en bici, ni entrenan. Tampoco huelen, ni saborean un plato nuevo, o el cocido de su casa de toda la vida. Ni un helado, ni un vino, ni una cerveza, ni un simple chicle. Han olvidado teclear en un ordenador, hay palabras que no encuentran al hablar y no van a la compra si no es con una lista escrita. No consiguen concentrarse en una serie de televisi¨®n m¨¢s de 10 minutos. Dolores de cabeza, de piernas, en el pecho. Conjuntivitis, infecciones de orina, mareos.
Ninguno de quienes sufren algunos de esta larga lista de problemas ha cumplido a¨²n los 35 a?os, pero sus d¨ªas son los de quien tiene 40 m¨¢s y mil achaques. Se contagiaron hace meses de coronavirus, no llegaron a ingresar en el hospital y algunos incluso pasaron la infecci¨®n con s¨ªntomas leves. Pero lo que vino despu¨¦s, dicen, no lo quiere nadie. Su vida, la de antes, se qued¨® paralizada en el momento en el que el virus lleg¨®. Y no saben cu¨¢ndo podr¨¢n recuperarla.
Son pacientes con covid persistente o long covid, un t¨¦rmino que la Organizaci¨®n Mundial de la Salud y el Ministerio de Sanidad ya recogen. Este ¨²ltimo la define como ¡°un s¨ªndrome que se caracteriza por la persistencia de s¨ªntomas de covid-19 semanas o meses despu¨¦s de la infecci¨®n inicial, o por la aparici¨®n de los s¨ªntomas tras un tiempo sin ellos¡±. Y sin que est¨¦ relacionado con c¨®mo pasaron la enfermedad en un principio, ¡°por lo que puede afectar tanto a pacientes leves como a graves hospitalizados¡±.
Hay a¨²n pocos estudios y muchos profesionales no conocen a fondo las dolencias que afectan a estos enfermos, que aseguran sentir muchas veces desamparo. Con lo que se conoce hasta ahora, la estimaci¨®n es que lo sufren un 20% de los que contrajeron el virus unas cinco semanas despu¨¦s de la infecci¨®n y uno de cada diez, m¨¢s all¨¢ de los tres meses. La encuesta entre estos pacientes que el a?o pasado hizo la Sociedad Espa?ola de M¨¦dicos Generales y de Familia (SEMG) junto a los colectivos de afectados Long Covid Acts ¡ªla uni¨®n de los grupos de las distintas autonom¨ªas que re¨²ne a unas 3.000 personas¡ª, concret¨® un perfil: mujer, de 43 a?os, que lleva m¨¢s de 185 d¨ªas con s¨ªntomas que no desaparecen.
Con m¨¢s de 3,6 millones de contagios registrados en Espa?a, la cifra de personas con estas dolencias podr¨ªa sobrepasar las 360.000. Paula Salcedo tiene 21 a?os; Miguel M¨¦ndez, 34; B¨¢rbara Llorente, 31; Laila Mart¨ªnez, 34, y Laura Fern¨¢ndez, 28. Son solo cinco de los alrededor de 70.000 que, seg¨²n esas estimaciones, hay en Madrid. Si se les recuerda las im¨¢genes de las celebraciones del pasado fin de semana tras la ca¨ªda del estado de alarma, la respuesta es similar: un brev¨ªsimo silencio y palabras como ¡°cabreo¡±, ¡°indignaci¨®n¡±, ¡°rabia¡±, ¡°miedo¡±, ¡°repulsi¨®n¡± o ¡°pena¡±. Saben que los que coreaban el s¨¢bado de madrugada ¡°hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual¡± no son la mayor¨ªa, pero no entienden que, tras un a?o y tres meses de pandemia, 713.185 contagiados y 24.011 muertos solo en Madrid, 79.339 en todo el territorio, haya quien todav¨ªa no perciba el riesgo para s¨ª mismo y para los dem¨¢s en apelotonarse en grupos, abrazarse, besarse y estar sin mascarilla a¨²n siendo en la calle o en meterse en un piso con otra docena de personas.
Paula Salcedo
¡°Me levanto, doy 20 pasos, salgo a la terraza a que me d¨¦ un poco el sol, como, me tumbo. Esa es pr¨¢cticamente mi vida¡±
Paula no sabe c¨®mo se contagi¨®, pero el s¨¢bado de enero del temporal Filomena se levant¨® con dolor de garganta y crey¨® que hab¨ªa cogido fr¨ªo. Cuatro d¨ªas y unos cuantos paracetamoles despu¨¦s, la vio su m¨¦dico de cabecera y un test de ant¨ªgenos le dio positivo en 15 minutos: ¡°Ese mismo d¨ªa empec¨¦ con todos los s¨ªntomas: falta de aire, dolores de cabeza muy fuertes, musculares. Estaba hecha un trapo pero tranquila, porque pens¨¦ que eran dos semanas¡±. Al d¨ªa siguiente lleg¨® la fatiga y desaparecieron el gusto y el olfato. Su madre, Mar¨ªa Jes¨²s Ca?as, con quien vive, tambi¨¦n se contagi¨®. ¡°Ella se recuper¨® al poco y a m¨ª los s¨ªntomas se me fueron durante unos d¨ªas, excepto la disnea, respiraba raro, y ni gusto, ni olfato. En el centro de salud me dijeron que era normal y me dieron el alta¡±. D¨ªas despu¨¦s, comprando en un supermercado, volvi¨® el dolor de cabeza, el malestar y el dolor de garganta, ¡°como si estuviese empezando otra vez¡±.
Cuando a su madre tambi¨¦n recibi¨® el alta, salieron a pasear: ¡°Me ahogaba, no pod¨ªa, muchos mareos, dolor de cabeza¡±. Su m¨¦dica le repiti¨® que pasar¨ªa. ¡°T¨², tira normal¡¯, me dijo. Yo intentaba hacer como si nada, pero no era nada. Volv¨ª a llamar y me dijo que era muy aprensiva, que ten¨ªa ansiedad y que ten¨ªa que hacer mi vida. ?Qu¨¦ vida? Luego llegaron las taquicardias e infinidad de cosas que a d¨ªa de hoy no han parado¡±. Estudiaba Protocolo y Organizaci¨®n de Eventos y tuvo que dejarlo, no pod¨ªa fijar la vista ni concentrarse. Se acababa de comprar unos patines, est¨¢n guardados en el armario. Cuidaba a un ni?o en su urbanizaci¨®n, en Boadilla del Monte, tampoco puede ya. Tiene insomnio. ¡°Me levanto, doy 20 pasos, salgo a la terraza a que me d¨¦ un poco el sol, como, me tumbo. Esa, esa es pr¨¢cticamente mi vida¡±, dice Paula. Intenta aguantar el llanto. Todas sus anal¨ªticas y pruebas salen limpias, pero hay d¨ªas en los que ella piensa que ojal¨¢ no fuese as¨ª: ¡°Que algo salga mal, que sepan qu¨¦ me pasa, me pongan tratamiento y me cure¡±.
Se han detectado hasta 200 s¨ªntomas distintos. Jes¨²s D¨ªez Manglano, presidente de la Sociedad Espa?ola de Medicina Interna (SEMI), explica que la media, concomitantes, son 30: ¡°No hay ninguna enfermedad que se manifieste con tanta sintomatolog¨ªa a la vez. Estamos ante una patolog¨ªa desconocida que puede provocar much¨ªsimas molestias y muchas personas que viven con mucha preocupaci¨®n o mucha incertidumbre, que no saben lo que va a pasar o lo que ha ocurrido¡±. Lo que s¨ª han percibido, a?ade D¨ªez, es que quienes a pesar de las dolencias siguen o intentan seguir con sus rutinas, ¡°alcanzan una mejor funcionalidad con una disminuci¨®n, si no desaparici¨®n, de aquellos s¨ªntomas que limitan la actividad¡±.
La falta de certezas produce angustia en los enfermos. Tambi¨¦n en los sanitarios. Hay una parte emocional y psicol¨®gica dif¨ªcil de gestionar para todos. ¡°Es un c¨ªrculo vicioso. Cuando hay un componente de preocupaci¨®n a?adido, si yo limito mi vida, focalizo m¨¢s en las sensaciones extra?as que tengo. La predisposici¨®n mental y la actitud mental es importante, pero la incertidumbre es complicad¨ªsima de manejar, m¨¢s cuando estamos hablando de salud, y m¨¢s con tanta opini¨®n diversa¡±, ahonda el internista. En cualquier caso, afirma D¨ªez, los m¨¦dicos son cient¨ªficos y como tal han de ¡°proceder¡±: ¡°Cuando tengo pruebas, digo ¡®esto es as¨ª¡¯, y cuando no las tengo digo ¡®no lo s¨¦¡¯, pero no puedo decir ¡®esto no es o no existe¡±.
Ese ¡°no te pasa nada¡± es algo que escuchan algunos enfermos de sus m¨¦dicos de cabecera. La novedad de la infecci¨®n y de los s¨ªntomas de covid persistente, sumada a la saturaci¨®n que sufre el sistema sanitario, no ayudan a los choques que se producen de tanto en cuanto entre pacientes y profesionales por esta patolog¨ªa reci¨¦n llegada. A veces, la privada es una v¨ªa de escape ante semanas o meses de espera para consultas o pruebas. Como ocurre en el caso de Paula.
Hemos esperado tres meses para una consulta, dos meses para una prueba. Nos dicen que paciencia, pero es que se corta la vida¡±Mar¨ªa Jes¨²s Ca?as, madre de Paula Salcedo, enferma de covid persistente
Su madre, aut¨®noma, 52 a?os, ha tenido que aparcar el trabajo, porque la atenci¨®n que necesita es casi continua y el dinero no estira como para pagar a alguien el tiempo que ella pasaba fuera, m¨¢s las consultas, m¨¢s la vida diaria. No hay ayudas. ¡°Entendemos que el foco est¨¢ puesto en salvar vidas y vacunar, pero no se pueden olvidar de estas personas¡±, afirma Mar¨ªa Jes¨²s Ca?as. ¡°Hemos esperado tres meses para una consulta, dos meses para una prueba. Nos dicen que paciencia, pero es que se corta la vida de estas personas¡±.
Pilar Rodr¨ªguez Ledo, responsable de Investigaci¨®n de la SEMG y una de las principales impulsoras del proyecto de covid persistente ¡ªque ahora, junto a otras 47 sociedades cient¨ªficas han elaborado una gu¨ªa cl¨ªnica de atenci¨®n a estos enfermos, enviada al Ministerio de Sanidad¡ª explica que esas dolencias que se solapan afectan a la calidad de vida y a la funcionalidad: ¡°Estamos ante un problema de salud, pero no solo de salud, hasta un 70% de estos pacientes tienen problemas para mantener su actividad laboral o educativa¡±.
Hay estimaciones, dice Rodr¨ªguez, pero no dato real: ¡°No existe un registro de pacientes adecuado. Una vez que pasaba la enfermedad aguda, se daba el alta. Cuando volv¨ªan de nuevo se les daba de baja por el s¨ªntoma que ten¨ªan, no por la enfermedad. Es como si alguien tiene una neumon¨ªa y la baja es por fiebre, no por neumon¨ªa¡±. Por eso no hay registros claros, una inmensa mayor¨ªa de estos enfermos no est¨¢n identificados o reconocidos; el c¨¢lculo es que ¡°si entre el 10% y el 15% de los contagiados desarrollan s¨ªntomas de persistencia, con los contagios que hay, no solo los notificados, sino todos, estamos hablando de 500.000 personas¡±, dice Rodr¨ªguez.
¡°Y si de ellos el 70% tienen limitaciones importantes para la actividad laboral, son unas 350.000 personas con problemas para trabajar. Y de ese 70%, si el 30% tiene limitaciones que se la impiden, estamos hablando de un n¨²mero muy grande, m¨¢s de 100.000 personas, que est¨¢n seguramente con bajas laborales con otros motivos y otros diagn¨®sticos, como s¨ªncopes, taquicardias, migra?as, diarrea... Pero el motivo es la covid¡±, explica. Esto se convierte ¡°en un problema de salud, laboral, familiar y econ¨®mico¡±, suma. ¡°Los efectivos m¨¢s j¨®venes no pueden producir o los que encuentran empleo no lo podr¨¢n mantener, los que estudian no progresan de curso¡±.
El pasado 1 de mayo, el colectivo Long Covid Acts public¨® un manifiesto en el que ped¨ªan que se les reconociera derechos ¡°como ciudadanas y ciudadanos¡±. ¡°Personas en edad laboral productiva m¨¢xima y que hemos tenido que abandonar nuestro trabajo. Necesitamos que se reconozca la nueva enfermedad y se nos atienda debidamente para recuperar nuestra salud¡±, dec¨ªa el documento, que a?ad¨ªa ¡°una baja ajustada a la covid persistente y no a uno de los m¨²ltiples s¨ªntomas de ella¡± y la incorporaci¨®n ¡°paulatina¡± al trabajo. ¡°Los que, en marzo del 2020, al inicio de la pandemia ¨¦ramos un problema sanitario, nos hemos convertido, tambi¨¦n, en un problema social y laboral que las autoridades responsables deben, porque nuestros derechos nos amparan, resolver y abordar¡±, cerraba el manifiesto.
Miguel M¨¦ndez y B¨¢rbara Llorente
¡°De aqu¨ª a lo que suponga media hora, un kil¨®metro, no podemos hacer muchos planes¡±
Del peque?o piso donde viven Miguel M¨¦ndez y B¨¢rbara Llorente entra y sale a diario ¨¦l. Su recuperaci¨®n fue mejor, aunque un nuevo dolor de cabeza se ha quedado a convivir con sus antiguas migra?as. Llorente, dise?adora gr¨¢fica en una editorial, lleva de baja m¨¢s de un a?o; M¨¦ndez, tras la suya, dej¨® su trabajo en la cocina del hospital Ram¨®n y Cajal, donde se infect¨®, y consigui¨® entrar en la bolsa de profesores para dar clase en un instituto, para lo que se preparaba y donde ahora est¨¢ a media jornada.
?El deporte al aire libre, el gimnasio, los viajes? Se acabaron. Pero ¨¦l sabe que al menos ha recuperado una parcela de su vida. Ella no: ¡°He mejorado y en cierto modo me he acostumbrado a vivir as¨ª, con limitaciones. Me da miedo salir lejos de casa por si me canso¡±. Dolor en pecho, garganta y cabeza, ¡°mucho¡±, y un ¡°agotamiento constante¡±. B¨¢rbara Llorente corta a ratos el relato por la tos. Mientras, M¨¦ndez cuenta que hasta el supermercado supone una planificaci¨®n: ¡°Seg¨²n el d¨ªa, vemos hasta qu¨¦ punto va a poder aguantar de pie. De aqu¨ª a lo que suponga media hora, un kil¨®metro, no podemos hacer muchos planes¡±.
Ya no la ayuda en el ba?o, pero tiene presente ese y otros momentos, como la decena en las que tuvieron que ir a urgencias porque a ella le faltaba el aire. Las pruebas, sin embargo, ¡°sal¨ªan bien¡±, dice ella. A los cinco meses de haberse contagiado, le detectaron un tromboembolismo pulmonar. Acab¨® ingresada una semana. Tambi¨¦n se dieron cuenta de que caminaba ¡°raro¡±. Hiperreflexia, fue el diagn¨®stico en una de las consultas poscovid en su hospital, una reacci¨®n anormal y exagerada del sistema nervioso involuntario.
Esto es una loter¨ªa, yo trabajaba en el hospital y me contagi¨¦ y no tuve opci¨®n, pero viendo lo del fin de semana pasado... Ellos s¨ª la tienen¡±Miguel M¨¦ndez
Pruebas y m¨¢s pruebas. ¡°Siempre con retraso¡±, dice ella. ¡°Y lo entendemos, pero la desesperaci¨®n es absoluta, mi pr¨®xima cita con el neum¨®logo es el 18 de noviembre¡±. Ambos est¨¢n tomando antidepresivos. ¡°Ves que tu vida no es normal¡±, dice ¨¦l. ¡°Miramos a veces las fotos de cuando sal¨ªamos de viaje, y esta limitaci¨®n ahora...¡±, dice ella. Respira hondo y llora: ¡°Es que van a abrir la piscina, que est¨¢ a 500 metros, y ahora mismo no podr¨ªa ir. Algo tan tonto como acercarme a la piscina¡±. M¨¦ndez resume: ¡°La gente piensa que solo hay secuelas si pasas por una UCI, pero no es as¨ª. Esto es una loter¨ªa, yo trabajaba en el hospital y me contagi¨¦ y no tuve opci¨®n, pero viendo lo del fin de semana pasado... Ellos s¨ª la tienen¡±.
A veces, muy pocas veces, alguien joven acaba en una unidad de cuidados intensivos, donde se trata a los enfermos m¨¢s graves, los que no pueden respirar por s¨ª mismos. No hay datos consolidados e Isidro Prieto, intensivista y tesorero de la Sociedad de Medicina Intensiva de Madrid, hace una estimaci¨®n seg¨²n sus ingresos durante la pandemia: entre un 5% y un 10% de los pacientes que llegaron a su unidad est¨¢n por debajo de los 40 a?os. ¡°?Es probable que una persona joven acabe en una UCI? No, pero transmiten la enfermedad y tienen padres, abuelos, amigos y padres de amigos. Si el que yo est¨¦ bien, pero puedo transmitir la enfermedad y alguien tiene la posibilidad de morir no se ha entendido a estas alturas es que en algo hemos fallado¡±, dice. Y a?ade: ¡°Que sea m¨¢s improbable no significa estar exento, cuando somos j¨®venes pensamos que somos inmortales, pero el riesgo existe¡±.
Desde el pasado verano, la mayor tasa de contagios se produce entre los adolescentes y los adultos j¨®venes. Cada semana, el bolet¨ªn epidemiol¨®gico de la Comunidad de Madrid incluye la misma anotaci¨®n: ¡°En los ¨²ltimos 14 d¨ªas la mayor incidencia acumulada corresponde al grupo de entre 15-24 a?os¡±. Seg¨²n el ¨²ltimo, del martes, desde el 11 de mayo de 2020, la mayor incidencia se ha dado en ese grupo de edad, con 12.336 casos por cada 100.000 habitantes; y, en n¨²meros absolutos, el de 25 a 44, con 208.467 contagios. En las dos ¨²ltimas semanas, la poblaci¨®n de esa edad ha registrado 6.973 contagios y los de 15 a 24 a?os, 2.795.
¡°Quien acaba intubado en una UCI, tenga 20 o 70 a?os, acaba por el fallo de un ¨®rgano, que sobrecarga al resto, se ponen al l¨ªmite y empiezan tambi¨¦n a fallar, es lo que llamamos fallo multiorg¨¢nico, lo tienen la mayor¨ªa de pacientes¡±, explica Prieto. Y nada de lo que hacen all¨ª para conseguir que salgan adelante est¨¢ libre de complicaciones: ¡°La ventilaci¨®n mec¨¢nica genera problemas, el sedante y el relajante que ponemos genera da?os, la patolog¨ªa por la que ingresan genera da?o¡±.
Cuando se despiertan, rodeados de tubos, desorientados, sin tolerar la comida y pr¨¢cticamente inmovilizados, empieza la siguiente fase, recuperarse de ese paso por cr¨ªticos. Es el s¨ªndrome post-UCI. ¡°Pueden ser semanas, meses o a?os, depende de la gravedad y del paciente, pero las cicatrices, el deterioro cognitivo y f¨ªsico, es grande, tambi¨¦n el emocional. Se necesita apoyo psicol¨®gico y m¨¦dico durante mucho tiempo¡±, dice el intensivista. ¡°Esto no es salgo de aqu¨ª y sigo con mi vida como si nada hubiese pasado, y puede pasar¡±, advierte.
Laura Fern¨¢ndez
¡°Cuando estaba a punto de conseguir lo que hab¨ªa so?ado desde que ten¨ªa siete a?os, todo se me fue a la mierda¡±
Sin haber pasado por una UCI, Laura Fern¨¢ndez tiene m¨¢s cerca que muchos otros j¨®venes lo que ocurre en los hospitales. Su madre, sanitaria, fue la cadena de contagio, en marzo de 2020. Pas¨® con febr¨ªcula 55 d¨ªas. Ni una PCR: ¡°En aquel momento no hab¨ªa pruebas para nadie, pero el m¨¦dico de cabecera de mi madre, que era quien le hac¨ªa el seguimiento, me dio por positivo¡±. Le duelen menos los s¨ªntomas del virus que haber tenido que aparcar la tesis doctoral. ¡°Arque¨®loga. Y cuando estaba a punto de conseguir lo que hab¨ªa so?ado desde que ten¨ªa siete a?os, todo se me fue a la mierda¡±.
En su casa pasaron miedo. Tiene adem¨¢s una hermana peque?a, discapacitada ps¨ªquica; se preguntaban qu¨¦ ocurrir¨ªa si les pasaba algo. ¡°Si alguna empeoraba, se marchar¨ªa al hospital y la otra se quedar¨ªa con mi hermana¡±, recuerda. Todo le pesa, pero lo aguanta: ¡°Los s¨ªntomas se fueron pero volvieron. No me vine abajo, he redirigido la carrera y ahora estudio oposiciones, para museos¡±. Pero no va deprisa. Le duele el pecho, tiene dos inhaladores de mantenimiento y uno de rescate, niebla mental y pastillas para que la ayuden a concentrarse, ¡°no es una soluci¨®n, es solo un parche¡±. Olvida caminos que ha hecho ¡°40 veces¡±, palabras, y su vida social ha pasado ¡°del 80 al 1¡±: ¡°Veo a mi chico y porque vive a 15 minutos¡±. Llega a tener 160 pulsaciones en reposo y la saturaci¨®n de ox¨ªgeno se desploma con cualquier esfuerzo.
?Ahora qu¨¦? ¡°Ahora, a veces, odio un poco a la gente que se comporta como si no hubiese pasado nada, como si el resto no hubiese perdido a gente a la que quer¨ªa. Veo los bares hasta arriba y me cabreo, la verdad¡±. Su ahora, solo el suyo, es seguir, algo que comparte con las alrededor de 700 personas que en Madrid forman parte del colectivo Long Covid Acts: ¡°Mejorar, poder sacarme las oposiciones, recuperar mi vida tanto como pueda¡±.
Laila Mart¨ªnez
¡°Empec¨¦ con problemas al hablar, al escribir, no conjugaba bien los verbos. Llevo tres meses en rehabilitaci¨®n, leyendo textos de educaci¨®n primaria¡±
El ¡°cabreo¡± de Laila Mart¨ªnez es algo mayor que el de Laura. Pidi¨® las preguntas con antelaci¨®n para esta entrevista: ¡°Necesito escribirme las respuestas, se me olvidan cosas, me pierdo a mitad de las frases¡±. A lo largo de 46 minutos al tel¨¦fono, Laura tiene a su pareja cerca, por si se queda en blanco, y varias veces se hace el silencio: ¡°Espera, que me he perdido¡±. Esta terapeuta ocupacional trabajaba para la Comunidad de Madrid, era parte del personal sociosanitario que hace valoraciones de dependencia. Andaba de ac¨¢ para all¨¢ de centro en centro, de la sierra al sur, se quedaba cuando terminaba su jornada a ver el sitio donde estaba si a¨²n no hab¨ªa estado nunca y si hab¨ªa algo ¡°interesante¡±. Ahora, ¡°las pruebas que hac¨ªa a quienes visitaba, no las paso yo¡±.
Se contagi¨® en la segunda ola, a mediados de septiembre. Correr, crosstraining, aerobic, lectura, todo fuera. Primero fueron los dolores de cabeza, la diarrea, dolor de est¨®mago, muscular, mareos, calambres y sensaci¨®n de estar febril sin estarlo. Al mes le repitieron la PCR, y con el negativo, el alta. ¡°Entonces empez¨® la presi¨®n en el pecho, fui a Urgencias, no sab¨ªan por qu¨¦ era. Ahora [los s¨ªntomas] van y vienen, algunos se mantienen, aparecen nuevos¡±. Intent¨® salir a caminar, cada d¨ªa m¨¢s. ¡°Pero nada. Empec¨¦ a notar cosas extra?as, problemas al hablar, al escribir, no me sal¨ªan las palabras, no conjugaba bien los verbos, mi marido me acompa?a a la compra, porque a veces no entiendo a quien me habla¡±.
Lleva tres meses en rehabilitaci¨®n y con medicaci¨®n. Lee y responde preguntas de textos de primaria con su logopeda. El lenguaje lo ha recuperado casi por completo, aunque sigue perdiendo el hilo de la conversaci¨®n de vez en cuando. Le encontraron una calcificaci¨®n en una v¨¢lvula del coraz¨®n: ¡°Me dicen que es muy raro en una persona joven, sin antecedentes familiares, pero no hay forma de saber si es por el virus¡±. Volvi¨® a pillarlo sin saber c¨®mo y despu¨¦s de vacunarse: ¡°Ni siquiera salgo¡±. De una variante, la brit¨¢nica ¡ªla predominante en la Comunidad, con un 92%, seg¨²n datos de la Consejer¨ªa de Sanidad de este viernes¡ª, seg¨²n los resultados del an¨¢lisis que mandaron a hacer con su muestra.
Antes dorm¨ªa seis horas e iba como un rayo, ahora con 10 la pila la tengo al 20%¡±Laila Mart¨ªnez, enferma de covid persistente
Se le han sumado m¨¢s s¨ªntomas: reacciones al¨¦rgicas, uveitis (una lesi¨®n ocular), se le cae el pelo, problemas de piel. ¡°He mejorado mucho, pero estar durante ocho meses mala es dif¨ªcil. Antes dorm¨ªa seis horas e iba como un rayo, ahora con 10 la pila la tengo al 20%. Pero estoy bien, lo intento, si no, me hubiese tirado ya por un puente¡±.
Un d¨ªa despu¨¦s de la entrevista, el viernes, Laila Mart¨ªnez ten¨ªa una consulta en un hospital p¨²blico: ¡°El m¨¦dico especialista que me ha atendido me ha dicho: ¡°Que tienes covid persistente... ?pero eso qu¨¦ es? ?Sigues siendo contagiosa?¡±. Asegura que no es la primera vez que le pasa y le entristece, y le enfada, la falta de empat¨ªa con la que se encuentra a veces.
Ella, a trav¨¦s del seguro m¨¦dico de su pareja, tambi¨¦n acab¨® yendo a la privada y est¨¢ asistiendo a rehabilitaci¨®n respiratoria en un estudio de la Universidad Complutense. Sabe cu¨¢l es la situaci¨®n de los profesionales, del sistema sanitario, ¡°hasta arriba¡±, pero no deja de pensar que ¡°las consecuencias las paga la gente, con su salud¡±. Ella, asegura, es una privilegiada porque puede pagarse la rehabilitaci¨®n, ¡°pero, ?y quien no puede?¡±. Dice que llora y que es ¡°como si tuviera principio de alzh¨¦imer, todo lleno de post-it¡±. Dice que luchan, que siguen, pero que necesitan atenci¨®n, investigaci¨®n y ¡°que la gente deje de hacer como si esto ya hubiese pasado, porque hay y puede haber mucha gente como yo. ?ramos j¨®venes y sanos y ahora tenemos vidas de personas mayores¡±.
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