La moda masculina de Par¨ªs se debate entre el pr¨ªncipe y el oficinista
Las grandes casas de lujo, como Louis Vuitton, Givenchy, Balmain o Valentino, demuestran con sus ¨²ltimas colecciones que, m¨¢s all¨¢ de los rentables complementos y las alfombra rojas, vuelve a interesarles vestir al hombre real
Que en la nueva colecci¨®n de Pharrell Williams para Louis Vuitton, adem¨¢s de enormes ba¨²les, hubiera chaquetas de trabajo, sastrer¨ªa a?os setenta y deseables pantalones vaqueros es la constataci¨®n de una de las principales tendencias de la semana de la moda masculina de Par¨ªs: que a las grandes casas de lujo, m¨¢s all¨¢ de los rentables complementos y las alfombra rojas, vuelve a interesarles vestir al hombre real. O algo m¨¢s parecido al hombre de la calle que en las anteriores propuestas, m¨¢s orientadas a millonarios adolescentes. El relato de Pharrell se apropiaba del mito de los primeros cowboys y reivindicaba la diversa herencia racial y de clase norteamericana ¡ªdesde los pueblos nativos hasta los operarios blue collar¡ª en una colecci¨®n festiva y entregada al pop: la actuaci¨®n estelar no fue una estrella del hip hop, sino de Mumford & Sons. Fue una lecci¨®n de poder¨ªo. La pasarela, construida en la espectacular Fondation Louis Vuitton del Bois de Boulogne, y concebida como un gigantesco cine esf¨¦rico, se convirti¨® en un escenario para la escapista visi¨®n del lujo y la cercana idea de la moda que el m¨²sico ha instalado en la maison francesa.
Puede parecer corriente, pero en realidad es algo extraordinario. Lo que muchas marcas han asumido esta temporada es lo que el belga Dries Van Noten lleva defendiendo desde hace a?os: que los desfiles son un espect¨¢culo, pero no hay que olvidarse de las prendas que lucen los modelos. El patriarca de la moda europea ofreci¨® una cuidada selecci¨®n de sastrer¨ªa de proporciones alargadas, pero no restrictivas, grandes bufandas de punto y su habitual juego de texturas. Ropa que uno desear¨ªa tener antes que fotografiar.
De ah¨ª que la colecci¨®n de Givenchy haya sido una de las sorpresas m¨¢s gratas de la semana. La primera creada tras la marcha del director creativo Matthew Williams, y un perfecto ejemplo de la misi¨®n de una casa hist¨®rica de costura que quiera hacer pr¨ºt ¨¤ porter masculino: prendas reales, pero con la magia necesaria para justificar su precio y honrar su imaginario chic. Una trinchera en gros grain rojo anaranjado o una sencilla blusa sin cuello de corte cuadrado recordaban a los colores y siluetas con los que Hubert de Givenchy se convirti¨® en el pr¨ªncipe de la moda de Par¨ªs en los a?os sesenta, y demostraban que el tiempo no ha pasado en balde: las revoluciones que han transformado el armario masculino en la ¨²ltima d¨¦cada ¨Dlos pr¨¦stamos del guardarropa femenino, la artesan¨ªa, pero tambi¨¦n lo deportivo, lo subcultural, la identidad hip hop¨D se pueden sublimar en prendas relevantes y totalmente contempor¨¢neas.
Realista y exquisita fue la colecci¨®n de otro patriarca, Yohji Yamamoto, que aprovech¨® su 80? cumplea?os para poner a desfilar al cineasta Wim Wenders, que recorri¨® la pasarela con parsimonia y luciendo un chaqu¨¦ deconstruido con camisa, chaleco y lazada al cuello, en esa atm¨®sfera de ensimismamiento que solo saben convocar los mitos vivientes. Un respeto parecido al que el p¨²blico parisiense siente por Junya Watanabe, una de las firmas estrella de la constelaci¨®n de Comme des Gar?ons, que firm¨® una de las colecciones m¨¢s aplaudidas. Sus gabardinas y abrigos largos en trampantojo ¨Duna chaqueta corta y, de cintura abajo, lo que podr¨ªa ser un pantal¨®n descosido y transformado en fald¨®n de abrigo¨D demuestran los resultados extraordinarios de un gesto tan aparentemente sencillo como observar la vida cotidiana. Su colecci¨®n, rica en prendas h¨ªbridas, apunta otra tendencia al alza: la colaboraci¨®n. Watanabe ha creado zapatos h¨ªbridos con suela de zapatilla gracias a New Balance; Louis Vuitton ha firmado las botas Timberland m¨¢s lujosas de la historia; y Sacai, la firma de la japonesa Chitose Abe, ha colaborado con el cl¨¢sico de la ropa de trabajo Carhartt WIP. En Kenzo, el director creativo Nigo ha reinterpretado un motivo tradicional japon¨¦s y varios estampados de archivo en suntuosas prendas de jacquard que evocan el imaginario estadounidense, la indumentaria samur¨¢i y el hedonismo floral del fundador de la marca.
Par¨ªs dio muchos vaqueros, muchos de ellos acampanados. Acne recuper¨® su autoridad en el denim desgastado con una propuesta de prendas con efecto sucio, y Levi¡¯s, que present¨® colecci¨®n por primera vez en la capital del Sena, desvel¨® varias colaboraciones. Tambi¨¦n hab¨ªa modelos tejanos en Dior Men, aunque en otra liga, porque llevaban perlas bordadas en el cuello y forman parte del conjunto de piezas de alta costura con la que Kim Jones introduce esta categor¨ªa prohibitiva, artesanal y lujosa, en el pr¨ºt ¨¤ porter masculino. Su propuesta, inspirada por Rudolf Nureyev y por las fotograf¨ªas que el t¨ªo del dise?ador, Colin Jones, realiz¨® al c¨¦lebre core¨®grafo y bailar¨ªn, inclu¨ªa primorosos ejemplos artesanales que remit¨ªan tanto al imaginario decadente del ruso ¨Dgrandes kimonos de patchwork, t¨²nicas bordadas¨D como al sugerente Par¨ªs que habit¨®. De ah¨ª que los trajes evoquen las colecciones que Yves Saint Laurent firm¨® para Dior a finales de los a?os cincuenta.
La artesan¨ªa de altura, aplicada a la moda para hombre, puede traducirse en tejidos extraordinarios, tal y como muestra la pasarela milanesa, o en t¨¦cnicas complejas y deslumbrantes. Ese ha sido el caso en Par¨ªs. En Loewe, Jonathan Anderson rend¨ªa homenaje al artista estadounidense Richard Hawkins, pero todas las miradas eran para sus endiabladas t¨²nicas de punto con bordados a mano, o en sus prendas bordadas con peque?as cuentas multicolores que las convert¨ªan en piezas de exposici¨®n.
Fetichismo de oficina
No hay miedo, en cualquier caso, a las corbatas y al traje de oficina: su escasez lo ha convertido casi en un fetiche. As¨ª lo han demostrado las colecciones de Auralee, Botter, Egonlab, Juun J y Sean Suen, que han sucumbido a la magia del abrigo beige, el traje gris, la camisa formal, el pantal¨®n holgado o el zapato. AMI Paris, la muy popular marca de Alexandre Mattiussi, consagr¨® su reinado en el dise?o comercial de buena factura con un desfile que evocaba un elegant¨ªsimo Par¨ªs de madrugadores, y tambi¨¦n hac¨ªa justicia con una generaci¨®n de modelos legendarios, como Andr¨¦s Velencoso, Will Chalker o Laetitia Casta. En Herm¨¨s, V¨¦ronique Nichanian practica la contenci¨®n crom¨¢tica, pero apuesta con decisi¨®n por el pantal¨®n entallado, casi pitillo. Tambi¨¦n tira de depuraci¨®n formal Pier Paolo Piccioli en Valentino, fiel a su idea de reinterpretar la sastrer¨ªa elegante y nocturna de la casa con toques de car¨¢cter en forma de tachuelas de diamante y colores llamativos.
En Par¨ªs hay extravagancias que ya son casi tradici¨®n. Por ejemplo, la transgresi¨®n iconoclasta de Walter Van Beirendonck, el ¨²nico en hacer un alegato pacifista expreso. O Issey Miyake Homme Plus, que ha revitalizado el legado del fundador con una acertad¨ªsima y colorida colaboraci¨®n con la estrella del dise?o industrial Ronan Bouroullec. Es imposible, a su vez, negarle el talento y la imaginaci¨®n a Olivier Rousteing, que tras cuatro a?os sin desfilar en la semana de la moda masculina con Balmain, firm¨® un desfile triunfal y excesivo, con un leit motiv autorreferencial ¨Dlos propios labios del dise?ador¨D digno del personaje medi¨¢tico en que se ha convertido. Sus prendas met¨¢licas, sus giros surrealistas y su sentido del espect¨¢culo ¨Dcon Naomi Campbell cerrando el desfile¨D recuerdan a gigantes como Gaultier, Mugler o Schiaparelli, pero con una dosis extra de descaro y de brillo en zapatos que relucen hasta lo inveros¨ªmil y prendas de lentejuelas concebidas para centellear en la discoteca (o en el escenario). La magia de la moda reside en sublimar lo cotidiano, pero tambi¨¦n en hacer tangibles los sue?os m¨¢s locos de sus creadores (y los espectadores).
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