Corea del Norte: razones para tener miedo
La historia nos demuestra que un error de c¨¢lculo o una estupidez pueden desencadenar una guerra
Las grandes potencias sobrevivieron a la Guerra Fr¨ªa gracias a dos conceptos muy poco tranquilizadores, pero que funcionaron: el equilibrio del terror y la destrucci¨®n mutua asegurada. En caso de que Estados Unidos lanzase un ataque nuclear contra la URSS o viceversa, la respuesta ser¨ªa tan destructiva como el ataque original y ambos pa¨ªses quedar¨ªan aniquilados. Nadie iba a ser tan insensato como para iniciar una guerra que sab¨ªa que iba a derivar en un Armaged¨®n para todos. Ya dijo Einstein: "No s¨¦ c¨®mo ser¨¢ la tercera guerra mundial, pero s¨¦ que la cuarta ser¨¢ con palos y piedras". La paz se basaba en la disuasi¨®n: era necesario almacenar armas nucleares para disuadir al enemigo de que no utilizase las suyas. Todo eso se articu?laba con dos ej¨¦rcitos s¨®lidos y una estructura de mando clara. La cosa empez¨® a complicarse cuando pa¨ªses como Pakist¨¢n e India, mucho menos estables, se hicieron con armas nucleares. Y se ha convertido en un pesadilla cuando un r¨¦gimen comunista, dirigido por Kim Jong-un, un joven de 33 a?os capaz de someter a su poblaci¨®n al terror y la hambruna, se encuentra en medio de una carrera nuclear cada vez m¨¢s exitosa mientras que, al otro lado del Pac¨ªfico, el presidente m¨¢s imprevisible de la historia ocupa la Casa Blanca.
El momento en el que el mundo estuvo m¨¢s cerca de la guerra nuclear fue durante la Crisis de los Misiles, en 1962, cuando el espionaje estadounidense descubri¨® que la URSS estaba desplegando cohetes en Cuba con los que pod¨ªa alcanzar EE UU, limitando su capacidad de respuesta; por lo tanto, desequilibrando ese equilibrio del terror. El presidente John F. Kennedy se obsesion¨® con un libro que ese a?o hab¨ªa ganado el Pulitzer de Historia, Los ca?ones de agosto, de Barbara Tuchman, sobre el principio de la I Guerra Mundial. La tesis de esa historiadora era que una serie de decisiones err¨®neas, cuando no est¨²pidas, llevaron al mundo a un desastre sin precedentes sin que nadie supiese muy bien c¨®mo.
A?os despu¨¦s, en el centenario de la Gran Guerra, otro historiador, Christopher Clark, public¨® un ensayo muy influyente con una tesis similar,?Son¨¢mbulos, t¨ªtulo que se ha convertido incluso en un concepto pol¨ªtico, define ese avance hacia un desastre sin ser consciente de ello: "Los protagonistas de 1914 eran como son¨¢mbulos, vigilantes pero ciegos, angustiados por los sue?os, pero inconscientes ante la realidad del horror que estaban a punto de traer al mundo", escribe este historiador de Cambridge al principio de su ensayo. Preguntado sobre la vigencia actual de su tesis, Clark se?al¨® en una entrevista con este diario: "La gran lecci¨®n de 1914 es que nos ense?a hasta qu¨¦ punto las cosas pueden ir mal cuando la gente deja de hablar, cuando alcanzar un compromiso resulta imposible. Tambi¨¦n nos recuerda que las guerras pueden llegar como consecuencia de decisiones r¨¢pidas y de cambios s¨²bitos e imprevisibles en el sistema". Decisiones r¨¢pidas y cambios imprevisibles son, precisamente, cosas que est¨¢n ocurriendo hoy en torno a Corea del Norte.
As¨ª que esos dos libros han vuelto a ocupar un espacio importante en la prensa y son citados a menudo por los expertos. Hoy la crisis norcoreana ha entrado en una nueva fase con los sorpresivos avances en el programa armament¨ªstico del r¨¦gimen de Kim Jong-un y con las amenazas intempestivas que Trump acostumbra a lanzar en Twitter. Kennedy se enfrent¨® a una amenaza indudable contra su pa¨ªs, pero tambi¨¦n sab¨ªa que cualquier paso en falso pod¨ªa llevar a un desastre para el que no exist¨ªa marcha atr¨¢s. Por otro lado, tampoco pod¨ªa dejar que la URSS se saliese con la suya. Durante 13 d¨ªas de octubre ¡ªt¨ªtulo de una pel¨ªcula sobre la crisis¡ª, el mundo estuvo al borde de la guerra nuclear.
"Tenemos motivos de sobra para estar preocupados porque hemos subestimado la capacidad nuclear de Corea del Norte", explica John Hallam, un activista internacional a favor del desarme nuclear desde la organizaci¨®n People for Nuclear Disarmament, que ha asesorado a Naciones Unidas. "Estudi¨¦ el principio de la I Guerra Mundial por ese motivo cuando estaba en la Facultad, en los setenta, y volv¨ª a estudiarlo en 2014, y creo que Kennedy ten¨ªa raz¨®n en su temor a cometer un error que desencadenase un desastre, aunque la Crisis de los Misiles no casa totalmente con aquella guerra. La situaci¨®n en los pa¨ªses b¨¢lticos actualmente se parece mucho m¨¢s", agrega este experto. Hallam cree que la situaci¨®n m¨¢s peligrosa no se encuentra solo en Corea del Norte, sino en la creciente tensi¨®n entre bloques por asuntos como las Rep¨²blicas b¨¢lticas, que forman parte de la OTAN y la UE pese a estar en el ¨¢rea de influencia hist¨®rica de Rusia, algo que el Gobierno de Vlad¨ªmir Putin lleva cada vez peor. "Aunque puede provocar millones de muertos, no deber¨ªamos olvidar que Corea del Norte no tiene la capacidad para acabar con la civilizaci¨®n. Rusia y Estados Unidos s¨ª la tienen", agrega.
Barbara Tuchman, nacida en 1912 y fallecida en 1989, fue una de las grandes historiadoras del siglo XX. Sus libros, como Un espejo lejano: el calamitoso siglo XIV, se siguen reeditando. Fue adem¨¢s una fina observadora pol¨ªtica, nieta del banquero y diplom¨¢tico Henry Morgenthau, al que acompa?¨® en alguna misi¨®n internacional. Fue corresponsal en Jap¨®n y China en los a?os treinta, cubri¨® la guerra civil espa?ola y trabaj¨® para los servicios de informaci¨®n y propaganda de EE UU durante la II Guerra Mundial. Era, en otras palabras, una historiadora curtida en el terreno, que sab¨ªa de lo que hablaba cuando escrib¨ªa sobre los desastres de la guerra.
Despu¨¦s de Los ca?ones de agosto escribi¨® otro libro que giraba m¨¢s o menos en torno al mismo tema, la capacidad de algunos gobernantes para tomar las peores decisiones no solo en contra de su pueblo, sino de ellos mismos. Se titulaba La marcha de la locura. La sinraz¨®n desde Troya hasta Vietnam y empezaba con la guerra de Troya, un ejemplo no por m¨ªtico menos ilustrativo. Tuchman trataba de responder a una pregunta imposible: ?a qui¨¦n en la ciudad sitiada se le ocurri¨® que aceptar un caballo gigante de madera era una buena idea? ?Por qu¨¦ nadie escuch¨® al sacerdote troyano que rog¨® que rechazasen cualquier regalo de los griegos y pidi¨® que, por lo menos, alguien mirase lo que hab¨ªa en su interior? Los errores necios en pol¨ªtica, insiste Tuchman, son muy comunes a lo largo de la historia (y no hace falta remontarse mucho, los ejemplos sobran en la actualidad). "Un fen¨®meno que se repite, independientemente del periodo o el pa¨ªs, es la capacidad de los Gobiernos para llevar a cabo pol¨ªticas contrarias a sus propios intereses. A la humanidad se le da muy bien gobernar mal. ?Por qu¨¦ parece tantas veces que los procesos mentales inteligentes no funcionan?", escribe.
Claves
Potencia nuclear. No resulta f¨¢cil separar la realidad de la propaganda, pero los expertos creen que el r¨¦gimen de Corea del Norte ha realizado avances insospechados por su rapidez en su programa nuclear y que tendr¨¢ en poco tiempo la capacidad para lanzar un misil at¨®mico intercontinental.
Crisis de los Misiles. En 1962, el mundo estuvo al borde de la guerra nuclear despu¨¦s de que la URSS intentase desplegar misiles en Cuba. Kennedy se obsesion¨® entonces con un libro de Barbara Tuchman sobre el principio de la I Guerra Mundial. Sab¨ªa que cualquier error ser¨ªa fatal y no quer¨ªa que se repitiese la situaci¨®n que dio lugar a aquel conflicto.
Son¨¢mbulos. Es el t¨¦rmino acu?ado por el historiador Christopher Clark para definir el estallido de la Gran Guerra, que arras¨® Europa entre 1914 y 1918. Su idea es que los dirigentes de las grandes potencias avanzaron como son¨¢mbulos hacia el desastre, sin ser demasiado conscientes de las consecuencias de sus acciones.
Con armas nucleares, todo se complica mucho m¨¢s, porque los errores son irreversibles y tremendos. La teor¨ªa de Tuchman aplicada al enfrentamiento de Pyongyang con Washington, con Pek¨ªn en medio, resulta muy inquietante. "Es una situaci¨®n muy inestable y peligrosa, en la que pueden producirse c¨¢lculos err¨®neos por parte de Corea del Norte que lleven el desastre", explica Emily Landau, directora del programa de control de armas del Institute for National Security Studies (INSS), dependiente de la Universidad de Tel Aviv, y autora del libro Decade of Diplomacy: Negotiations with Iran and North Korea and the Future of Nuclear Nonproliferation. La profesora Landau cree que "el l¨ªder de Corea del Norte lleva a?os lanzando amenazas a todo el mundo, a Jap¨®n, a Corea del Sur, a Estados Unidos... Y ahora es m¨¢s peligroso que nunca, es muy agresivo, tiene armas nucleares y puede cometer un error de c¨¢lcu?lo". Sin embargo, cree que no se puede comparar con la situaci¨®n en Estados Unidos: "Seamos realistas, se puede decir que Trump no entiende la disuasi¨®n, podemos hablar de los tuits con amenazas, lo que sea, pero no est¨¢ solo, est¨¢ rodeado de asesores y militares. Cualquier presidente que se enfrentase a ese tipo de amenazas tendr¨ªa que responder m¨¢s o menos como ¨¦l. El peligro est¨¢ en el otro lado".
Desde este verano, la situaci¨®n es m¨¢s vol¨¢til que nunca porque Corea del Norte ha logrado dos avances que han sorprendido a la mayor¨ªa de los expertos: en julio demostr¨® que tiene la capacidad para lanzar un misil que podr¨ªa alcanzar la Costa Oeste de Estados Unidos y el pasado fin de semana realiz¨® su sexto ensayo nuclear, esta vez con una bomba de hidr¨®geno much¨ªsimo m¨¢s potente que las que destruyeron Hiroshima y Nagasaki. Existe un debate sobre si dispone de la capacidad para miniaturizar y colocar en un misil una cabeza nuclear, tambi¨¦n sobre si ha logrado la bomba de hidr¨®geno o es solo propaganda, pero nadie duda de que lo conseguir¨¢. Los directores de su programa nuclear son dos cient¨ªficos competentes: Ri Hong-sop, director del Instituto de Armas Nucleares, y Hong Sung-mu, director del departamento de municiones del Partido de los Trabajadores de Corea. El solo hecho de que existan esas dos instituciones demuestra las intenciones del r¨¦gimen.
El columnista de The New York Times Roger Cohen describi¨® as¨ª la situaci¨®n: "Un tirano de 33 a?os experto en macabras ejecuciones de sus familiares est¨¢ apuntando a la cabeza con una pistola a Estados Unidos. Es sencillamente inaceptable". Sin embargo, la soluci¨®n militar, como la que Trump anunci¨® en sus mensajes en redes sociales ¡ªen ellos amenaz¨® al dictador con "una furia y un fuego jam¨¢s vistos en el mundo"¡ª, puede desencadenar un mecanismo de destrucci¨®n dif¨ªcil de imaginar. "Cualquier acci¨®n militar es extremadamente peligrosa. Estados Unidos tiene la capacidad para convertir todo Corea del Norte en un solar, pero antes Pyongyang podr¨ªa golpear a Corea del Sur (Se¨²l sin duda), Jap¨®n (la base estadounidense de Okinawa, tal vez Tokio), Guam y, aunque ahora mismo creo que existen muy pocas posibilidades, Estados Unidos. Todo eso se traducir¨ªa en much¨ªsimas v¨ªctimas. Alguien dijo que Corea del Norte es como una abeja, nos clavar¨ªa su aguij¨®n mientras agoniza, pero nosotros somos al¨¦rgicos".
¡°Los errores necios en pol¨ªtica son muy comunes en la historia¡±, dice Barbara Tuchman. ¡°A la humanidad se le da muy bien gobernar mal¡±
En ese momento entran en juego las teor¨ªas de Barbara Tuchman y Christopher Clark sobre el principio de la I Guerra Mundial y la estulticia que muchos pol¨ªticos han demostrado (y siguen haci¨¦ndolo) a lo largo de la historia. Esto es lo que escribi¨® esta misma semana el analista Gideon Rachman en el Financial Times en un art¨ªculo titulado 'Un c¨¢lculo err¨®neo puede llevar a una guerra en Corea': "Las grandes guerras del siglo XX fueron precedidas muchas veces por errores de c¨¢lculo catastr¨®ficos. Los alemanes no anticiparon que Reino Unido iba a socorrer a B¨¦lgica en la I Guerra Mundial. Stalin no anticip¨® que Hitler iba a invadir Rusia. Jap¨®n y EE UU se equivocaron muchas veces sobre las intenciones del otro en el camino que llev¨® a Pearl Harbor. En 1950, EE UU no anticip¨® que China iba a entrar en Corea. Una amenaza similar ¡ªun error de c¨¢lculo¡ª se cierne sobre la pen¨ªnsula coreana. Los dos l¨ªderes, Kim Jong-un y Donald Trump, son imprevisibles".
El ataque contra la base estadounidense de Pearl Harbor en 1941 es otro de los ejemplos que Tuchman estudi¨® en su libro como uno de los grandes disparates de la historia, que desemboc¨® en la destrucci¨®n de Jap¨®n y la p¨¦rdida de su imperio ¡ªaunque el emperador sigui¨® en su sitio, eso s¨ª, con un poder testimonial¡ª. La historiadora explica que los pol¨ªticos estadounidenses estaban profundamente divididos sobre la entrada del pa¨ªs en la II Guerra Mundial y que solo una cosa podr¨ªa ponerles de acuerdo: un ataque directo contra su territorio. Contra toda l¨®gica, los japoneses atacaron y Estados Unidos entr¨® en la II Guerra Mundial.
Durante la Guerra Fr¨ªa, el mundo vivi¨® bajo lo que el historiador Rodric Braithwaite llama en un libro reciente "Armaged¨®n y paranoia", era algo que siempre estaba ah¨ª y que se agudizaba cuando se produc¨ªa un conflicto ¡ªCuba, crisis de los euromisiles, muro de Berl¨ªn¡ª, con la sensaci¨®n de que un paso en falso nos enviar¨ªa a todos a la edad de piedra. Kubrick relat¨® perfectamente esa locura en su filme ?Tel¨¦fono rojo? Volamos hacia Mosc¨². Pero de alguna manera todo el mundo esperaba que al final, como en 1962, imperase la sensatez, confiaba en que no se olvidasen las lecciones del pasado reciente. Es muy dif¨ªcil que ocurran las cosas improbables ¡ªganar la loter¨ªa, que Trump gane las elecciones¡ª, pero eso no quiere decir que no puedan pasar. Tuchman cita una frase de Ralph Waldo Emerson muy ilustrativa: "Al analizar la historia, no hay que ser muy profundos porque a veces las causas son muy superficiales".
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