Riesgos de cat¨¢strofe global
?C¨®mo gestionar la proliferaci¨®n nuclear, el terrorismo internacional, la ciberdelincuencia, el cambio clim¨¢tico, la desigualdad o los movimientos migratorios involuntarios?
El Reloj del Apocalipsis est¨¢ a solo dos minutos y medio de las doce de la noche, hora que marca la cat¨¢strofe global. En sus 70 a?os de historia, solo ha estado una vez m¨¢s cerca de la medianoche; fue en 1953, cuando lleg¨® a dos minutos de la hora l¨ªmite, tras unas pruebas termonucleares realizadas por EE UU y la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Cuando un grupo de cient¨ªficos galardonados con el Nobel crearon ese indicador en Chicago, en julio de 1947, la principal preocupaci¨®n era la utilizaci¨®n de bombas nucleares. Hoy, los riesgos globales prioritarios, adem¨¢s de la amenaza nuclear, son el terrorismo internacional, la ciberdelincuencia, el cambio clim¨¢tico, la desigualdad y los movimientos migratorios involuntarios.
El reto de los l¨ªderes mundiales es gestionar con eficacia esos riesgos; sin embargo, el nuevo estilo imperante en la pol¨ªtica global, el populismo y la confusi¨®n de valores en Occidente juegan en contra de esa b¨²squeda de soluciones coordinadas. De hecho, la irrupci¨®n de l¨ªderes marcadamente populistas en el panorama mundial est¨¢ actuando de potenciador de estas amenazas. El ¨²ltimo cambio del Reloj de Apocalipsis (pas¨® de tres minutos a dos y medio para las doce de la noche) se produjo precisamente en enero pasado, cuando Donald Trump lleg¨® a la presidencia de Estados Unidos. No es descartable que se vuelva a adelantar tras la escalada de amenazas con el presidente de Corea de Norte, Kim Jong-un.
En Davos (Suiza), el World Economic Forum encarga desde hace 12 a?os a la firma Marsh & McLennan la elaboraci¨®n de un informe anual sobre riesgos globales. Un documento que recoge el panorama de los grandes retos que tiene el mundo, tanto desde el punto de vista de probabilidad como de impacto. Es como un aviso a los dirigentes pol¨ªticos, econ¨®micos y sociales de todo el mundo sobre las tareas que tienen ante s¨ª para evitar el colapso econ¨®mico mundial.
En 2017, de los cinco riesgos globales m¨¢s probables, dos estaban directamente relacionados con el cambio clim¨¢tico (acontecimientos extremos del clima y desastres naturales); otros dos, con la situaci¨®n geopol¨ªtica mundial (movimientos migratorios involuntarios a gran escala y ataques terroristas masivos), y el quinto ha llegado por primera vez al informe, probablemente para quedarse: incidentes masivos de fraude inform¨¢tico o, dicho de otra manera, ciberdelincuencia.
¡°La gobernanza global
cada vez es menos eficaz en la gesti¨®n de estos riesgos¡±, seg¨²n F¨¦lix Arteaga
En cuanto al impacto sobre la econom¨ªa mundial, el informe enumera las cinco mayores amenazas: las armas de destrucci¨®n masiva, los fen¨®menos clim¨¢ticos extremos, la crisis del agua, los desastres naturales y el fracaso de las pol¨ªticas contra el cambio clim¨¢tico.
?C¨®mo gestionar estos riesgos? ?C¨®mo de grave es la amenaza global que predicen los expertos? ?Es posible un Pearl Harbour cibern¨¦tico? ?Son capaces los l¨ªderes mundiales actuales de pactar pol¨ªticas comunes para hacer frente a estas amenazas? ?Hasta cu¨¢ndo se van a arrastrar los pies en la gesti¨®n del cambio clim¨¢tico? ?Somos conscientes de la gravedad creciente del terrorismo islamista?
EL PA?S ha planteado estas y otras preguntas a expertos en seguridad, econom¨ªa, cambio clim¨¢tico o tecnolog¨ªa, y la conclusi¨®n no es muy optimista. Es verdad que hay modelos de gesti¨®n de los riesgos globales y que Gobiernos, empresas y organismos internacionales son conscientes de la magnitud de los problemas. Pero ni la coordinaci¨®n global es suficiente, ni mucho menos los recursos que se aplican a luchar contra estas amenazas.
Decisiones dif¨ªciles
F¨¦lix Arteaga, experto en seguridad del Real Instituto Elcano, no quiere ser pesimista, aunque analiza con realismo la situaci¨®n: ¡°La gobernanza global cada vez es menos eficaz en la gesti¨®n de esos riesgos¡±, dice. ¡°T¨¦cnicamente, estamos m¨¢s preparados, pero las decisiones globales son m¨¢s dif¨ªciles de tomar". Explica que la gesti¨®n de las amenazas globales exige una metodolog¨ªa basada en cinco puntos: ¡°Asumir el problema, mediante indicadores de percepci¨®n de los l¨ªderes y de la poblaci¨®n; evaluarlo, con un an¨¢lisis profundo; articular medidas, mediante un plan de actuaci¨®n claro y definido; dotarlo de recursos suficientes, e imponer el cumplimiento de la norma¡±. Los tres primeros pasos son m¨¢s f¨¢ciles de asumir que los dos ¨²ltimos.
En definitiva, Arteaga habla de estrategia, pol¨ªtica, regulaciones y recursos, y es consciente de que algunos de los riesgos son relativamente nuevos (esencialmente los derivados del cambio clim¨¢tico, de los movimientos migratorios involuntarios y de los ciberataques), ¡°y muchas veces se requiere un tiempo de adaptaci¨®n ante esos fen¨®menos nuevos¡±.
Hay alerta mundial ante la posibilidad del ¡®big one¡¯, un ciberataque contra infraestructuras esenciales
Pablo Bernad, responsable de gesti¨®n de riesgos en Espa?a de la consultora KPMG, urge la adaptaci¨®n necesaria a las nuevas amenazas. ¡°El trabajo del empresario es gestionar los negocios adapt¨¢ndose a los tiempos¡±, explica. ¡°Y en unos momentos de cambio constante hay que aplicar el principio de resiliencia, pero tambi¨¦n revisar con cierta frecuencia los planes de contingencia, porque quedan obsoletos en poco tiempo¡±.
La metodolog¨ªa que aplica Bernad a la gesti¨®n de todos los riesgos en el mundo empresarial tiene muchas similitudes con el modelo de Arteaga. ¡°Lo primero que hay que hacer es conocer muy bien el negocio en todas sus facetas¡±, dice. ¡°A continuaci¨®n, hay que definir una matriz de riesgos clasificados y valorar dos ejes: la posibilidad de que ocurran y la gravedad del impacto. Luego es necesario establecer controles para mitigarlos, hacer part¨ªcipes a todos los empleados de los planes de gesti¨®n de riesgos y, sobre todo, tomar la decisi¨®n de invertir para mitigar las amenazas latentes¡±.
Todos coinciden en que la seguridad total no existe y en que la clave de una gesti¨®n de riesgos eficaz est¨¢ en la evaluaci¨®n y el an¨¢lisis previo para determinar los recursos necesarios para minimizar las amenazas. En el caso del terrorismo, los expertos consultados destacan la necesidad de adaptarse a las nuevas formas de actuaci¨®n de los terroristas.
Prevenci¨®n antiterrorista
Una alta fuente del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) explica que ¡°los riesgos y el panorama estrat¨¦gico est¨¢n cambiando, pero lo que m¨¢s ha cambiado es la forma de actuar de los terroristas. Antes buscaban macroatentados, como las matanzas de Nueva York, Madrid, Par¨ªs o Londres; pero ahora tenemos que lidiar con j¨®venes radicalizados insertados en la sociedad que buscan su momento para actuar. Es una nueva amenaza que est¨¢ proliferando y contra la que es muy dif¨ªcil luchar, porque no se puede meter otra vez el genio en la botella¡±.
Expertos del CNI en el an¨¢lisis antiterrorista destacan que ¡°adem¨¢s de la labor de prevenci¨®n, cada vez es m¨¢s importante el trabajo prospectivo y la utilizaci¨®n de los avances tecnol¨®gicos¡±. Internet es la forma de comunicarse de los terroristas potenciales y, seg¨²n explican estos analistas, ¡°hay realmente influencers en terrorismo, que marcan la tendencia internacional y distribuyen t¨¦cnicas mortales de actuaci¨®n. El anonimato y el alcance global son sus ventajas. Por eso, hay que hacer un seguimiento exhaustivo, porque, como es l¨®gico, no se les encuentra en Google. En el Internet profundo hay que rastrear por capas y trabajar en colaboraci¨®n con otros servicios de inteligencia internacionales¡±.
Las medidas contra el terrorismo suelen ser poco flexibles: una vez adoptadas, avanzan por s¨ª solas
La prevenci¨®n del terrorismo es la prioridad m¨¢xima de los agentes del CNI, como de los dem¨¢s servicios de inteligencia de todo el mundo. Un trabajo que cada vez est¨¢ m¨¢s coordinado. ¡°La naturaleza de los riesgos nos impide trabajar solos¡±, explica el citado analista. ¡°Cada vez es m¨¢s necesaria la cooperaci¨®n interna y externa¡±. Tras los atentados de Par¨ªs, Niza, Londres o Barcelona, todos los servicios de inteligencia se pusieron a trabajar juntos para intentar capturar a los terroristas y evitar nuevos ataques.
F¨¦lix Arteaga va un poco m¨¢s all¨¢ en el an¨¢lisis sobre la gesti¨®n de riesgos terroristas. ¡°La percepci¨®n social es muy importante en estos asuntos¡±, explica, ¡°y cuando se gestionan estas percepciones, con mucha frecuencia nos encontramos con un debate importante, sobre todo en Europa, entre seguridad y libertad¡±. No hay que olvidar que las medidas contra el terrorismo suelen ser poco flexibles y, una vez adoptadas y dotadas de medios, avanzan por s¨ª solas.
Tambi¨¦n hay coordinaci¨®n global en la gesti¨®n del riesgo de proliferaci¨®n de armas nucleares. Los sucesivos acuerdos entre Estados Unidos y Rusia frenaron esta amenaza en el mundo. Sin embargo, desde los conflictos de Siria e Irak y, sobre todo, la escalada verbal entre Washington y Corea del Norte, el riesgo de confrontaci¨®n nuclear ha vuelto a estar en el radar de los analistas internacionales. En los principales foros se excluye que Pyongyang se atreva a lanzar una bomba at¨®mica, pero las ¨²ltimas pruebas con misiles de medio alcance y las amenazas cruzadas entre Donald Trump y Kim Jong-un han vuelto a encender todas las alarmas. Es un caso m¨¢s de c¨®mo el populismo creciente en el mundo agudiza algunos de los riesgos globales.
Un signo esperanzador es la concesi¨®n esta semana del Nobel de la Paz a la Campa?a Internacional para la Abolici¨®n de las Armas nucleares, un grupo de 300 organizaciones no gubernamentales de 100 pa¨ªses que persigue el fin de las 15.000 armas nucleares que hay en el mundo.
Migraci¨®n y xenofobia
Lo mismo sucede con los movimientos migratorios involuntarios. Los conflictos armados de Siria, Irak, Afganist¨¢n y algunos pa¨ªses de ?frica han causado una aut¨¦ntica riada de millones de familias que huyen del horror de la guerra en busca no ya de una vida mejor, sino simplemente de la supervivencia. La respuesta de la mayor¨ªa de los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea (destino principal de los refugiados) ha sido la de tratar esos movimientos como un riesgo que combatir, en lugar de hacer honor a los principios europe¨ªstas y acoger a los refugiados, como otros pa¨ªses hicieron con ellos durante las guerras del siglo XX.
El populismo, en este caso racista y xen¨®fobo, ha frenado el esp¨ªritu solidario de los principales pa¨ªses de Europa, que han incumplido sistem¨¢ticamente no solo los principios fundacionales de la Comunidad Europea, sino las leyes internacionales y las propias normas y compromisos adoptados en Bruselas. El problema de fondo es que se ha afrontado la cuesti¨®n como una amenaza vincu?lada al terrorismo islamista. Todo ello sin olvidar los efectos de la crisis econ¨®mica y social que ha sufrido Europa y que ha actuado de potenciador de algunos de los riesgos globales.
No hay que olvidar tampoco el aumento de la desigualdad en los pa¨ªses desarrollados como potenciador de algunos de esos riesgos globales. El crecimiento del desempleo aumenta la pobreza, y esa sensaci¨®n de debilidad social acaba reforzando los peores instintos racistas y xen¨®fobos.
El auge de los ciberataques
Es el riesgo global que m¨¢s tarde ha entrado en los informes de Davos, aunque todos los analistas opinan que ha llegado para quedarse. Las acusaciones de actuaci¨®n de ha?ckers rusos en las elecciones de Estados Unidos o incluso en la campa?a independentista catalana son la mejor prueba de la gravedad de una situaci¨®n que va a m¨¢s y que ha llevado a los expertos a preguntarse: ?es posible un Pearl Harbour cibern¨¦tico?
Alfonso Bilbao, presidente de la comisi¨®n t¨¦cnica de la Fundaci¨®n Empresa Seguridad y Sociedad (ESYS), explica que ¡°los ciberataques pueden alcanzar a millones de usuarios por dos causas: porque les afecte directamente a sus dispositivos (ordenadores, tel¨¦fonos inteligentes o tabletas) o porque afecte a sus datos alojados en otros servidores, y, lo que es m¨¢s importante, porque afecte a sus derechos y libertades¡±.
El ataque multitudinario y global del virus llamado Wannacry y las continuas sospechas de incursiones de los servicios secretos rusos, chinos o norcoreanos han puesto en alerta a las autoridades de todo el mundo ante la posibilidad de que pueda llegar el big one, un ataque contra infraestructuras cr¨ªticas globales. Bilbao a?ade que ¡°lo m¨¢s preocupante por su potencialidad son los ciberataques que pueden afectar a los derechos y libertades de los ciudadanos en general¡±. Estos ataques se dirigen contra sistemas informatizados que rigen el funcionamiento de pr¨¢cticamente todos los procesos de nuestra vida: compras, suministros b¨¢sicos como la electricidad o el agua, las telecomunicaciones, el transporte a¨¦reo y el ferrocarril.
¡°Estos ataques no son imaginarios¡±, resalta Alfonso Bilbao, ¡°ya existen e implican el acceso inform¨¢tico a servidores de grandes empresas. Normalmente, estos ciberataques se dirigen desde organizaciones ligadas directamente a Gobiernos y est¨¢n directamente relacionadas con razones pol¨ªticas, b¨¦licas o preb¨¦licas¡±.
La pregunta surge inmediatamente: ?est¨¢n las empresas y las instituciones suficientemente coordinadas para luchar contra los ciberataques? Y la respuesta es clara y preocupante: no lo suficiente. Todos los expertos consultados coinciden en afirmar que hay d¨¦ficit triple de coordinaci¨®n, comunicaci¨®n y legislaci¨®n. La ciberdelincuencia es, pues, una aut¨¦ntica amenaza global que no solo permanecer¨¢, sino que seguir¨¢ creciendo y planteando serios problemas a la seguridad global.
El cambio clim¨¢tico
Con muchos a?os ya de permanencia en las listas de riesgos globales, los efectos del cambio clim¨¢tico son cada vez m¨¢s notables y preocupantes. Y, lo que es peor, la falta de respuesta pol¨ªtica global hace que la amenaza crezca a?o a a?o. El pasado junio, Trump (potenciador de la mayor¨ªa de los riesgos globales) dio un giro aislacionista y abandon¨® la lucha contra el que se considera uno de los desaf¨ªos m¨¢s inquietantes de la humanidad, al romper con el Acuerdo de Par¨ªs, que tanto tiempo hab¨ªa costado conseguir.
Trump forma parte de ese amplio grupo de pol¨ªticos negacionistas que ponen por delante los intereses econ¨®micos sobre la realidad cient¨ªfica. EE UU es el segundo emisor global de gases de efecto invernadero, detr¨¢s de China, y su presidente ha llegado a decir: ¡°Acepto que el cambio clim¨¢tico est¨¢ causando algunos problemas, pero nos hace gastar miles de millones de d¨®lares en desarrollar tecnolog¨ªas que no necesitamos¡±. Ya en 2001, otro presidente de EE UU, George W. Bush, abandono el Protocolo de Kioto, retrasando un movimiento que avanza demasiado lento respecto a las amenazas a las que se enfrenta.
El cient¨ªfico Mario Molina, Nobel de Qu¨ªmica por sus investigaciones sobre la capa de ozono, fue muy claro hace menos de un mes en declaraciones a EL PA?S: ¡°El cambio clim¨¢tico no ocasiona los eventos extremos que vivimos, pero s¨ª aumenta su intensidad. Los huracanes Harvey e Irma quiz¨¢ habr¨ªan sucedido tambi¨¦n sin cambio clim¨¢tico, pero su virulencia habr¨ªa sido incomparablemente m¨¢s baja¡±.
Otro de los grandes expertos, el norteamericano Ed Rubin (galardonado en 2007 junto a Al Gore con el Nobel de la Paz por sus trabajos sobre cambio clim¨¢tico), fue claro en una reciente conferencia en Barcelona: ¡°La temperatura del planeta ha subido casi un grado en el ¨²ltimo siglo, los t¨®xicos que permanecen en la atm¨®sfera lo har¨¢n durante varios siglos y su presencia est¨¢ considerada la m¨¢s elevada del ¨²ltimo mill¨®n de a?os¡±. Rubin insiste una y otra vez en que son los Gobiernos del mundo coordinados los que tienen un papel fundamental para solucionar este problema. En su opini¨®n, hay cuatro estrategias imprescindibles para gestionar el riesgo que traen las emisiones de gases de efecto invernadero: ¡°Rebajar la demanda energ¨¦tica en los sectores m¨¢s importantes de la econom¨ªa, mejorar la eficiencia de la utilizaci¨®n de la energ¨ªa, reemplazar los combustibles f¨®siles con un alto contenido de carbono (como el carb¨®n y el petr¨®leo) y, finalmente, capturar y aislar el di¨®xido de carbono emitido en la utilizaci¨®n de combustibles f¨®siles para impedir su liberaci¨®n en la atm¨®sfera¡±.
El problema, como en la gesti¨®n de otras amenazas, es la dotaci¨®n de recursos. ¡°?Qu¨¦ compa?¨ªa el¨¦ctrica querr¨ªa invertir mucho dinero en tecnolog¨ªa de este tipo si no hay un incentivo o una obligaci¨®n?¡±, se pregunta Rubin. Y la respuesta es muy clara: mientras no haya conciencia de la gravedad de la amenaza (como en los ciberataques, el terrorismo, la escalada nuclear o los movimientos migratorios), no habr¨¢ una soluci¨®n global al problema.
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