Mucho campo y poca Educaci¨®n en la pugna de los presupuestos europeos
La leg¨ªtima defensa de ciertos intereses no deber¨ªa ofuscar el debate sobre las prioridades estrat¨¦gicas reales de la UE
Como una constelaci¨®n que desde otro tiempo emite luz aqu¨ª y ahora, la Biblioteca Angelica murmura su gran y actual mensaje a quienes se desv¨ªen de los ajetreos del centro de Roma y se detengan a contemplarla. Fundada en 1604 por el obispo agustiniano Angelo Rocca, atesora una superba colecci¨®n en la que cada uno de sus miles de libros es una luz y un mensaje. Pero el que importa m¨¢s es el que componen juntos. La Angelica ¡ªjunto con la Ambrosiana de Mil¨¢n y la Bodleiana de Oxford¡ª figura entre las primeras bibliotecas p¨²blicas de Europa, el mascar¨®n de proa de la poderosa y transformadora idea de ofrecer a todos el acceso a la cultura y, posteriormente, de promover la educaci¨®n con pol¨ªticas activas.
La UE no deber¨ªa olvidar la fortaleza de ese mensaje en estos momentos de definici¨®n de sus pr¨®ximos presupuestos y de sus prioridades para la legislatura. La fallida negociaci¨®n presupuestaria evidencia el cl¨¢sico choque entre contribuyentes netos y aspirantes receptores netos. Al margen de los saldos totales, est¨¢ adem¨¢s la pugna sobre partidas: la Comisi¨®n busca reorientar el gasto hacia sus prioridades ¡ªcomo la revoluci¨®n verde y la digital, o la cuesti¨®n migratoria¡ª; varias capitales se han empleado a fondo en la defensa de las tradicionales ¡ªayuda al campo (un 37% del anterior presupuesto) y a las regiones desfavorecidas (un 34%)¡ª.
El peso de las ayudas agr¨ªcolas y su prominencia en el debate ¡ªmuy evidente en Espa?a¡ª llama la atenci¨®n e impone una reflexi¨®n. Sin duda el campo reviste una importancia estrat¨¦gica, por garantizar la autonom¨ªa alimentaria y el mantenimiento del tejido socioecon¨®mico en amplias partes del continente. Sin embargo, yuxtapuesto a su relevancia econ¨®mica (1% del PIB) y al n¨²mero de personas que concierne directamente, parece desproporcionado y huele m¨¢s a intereses nacionales cortoplacistas del siglo XX que a apuesta estrat¨¦gica del XXI.
Por la formaci¨®n transitan cuestiones tan importantes como la capacidad futura de Europa de generar ciudadanos cultos, innovadores, pero tambi¨¦n el ascensor social a trav¨¦s de la meritocracia
Ser¨ªa oportuno que se impusiera un pensamiento nuevo. Asuntos clave como el pacto verde o la revoluci¨®n digital han aflorado a la superficie. Otros deber¨ªan estar m¨¢s en el centro del debate, por ejemplo la cuesti¨®n educativa. Cierto: la educaci¨®n es eminentemente un asunto nacional y no hay apenas competencias comunitarias en la materia. Y cierto: la UE es consciente del valor de programas como el Erasmus, y la Comisi¨®n apuesta por incrementar los fondos. Pero convendr¨ªa preguntarse m¨¢s si la UE es parte de la soluci¨®n a los problemas en este sector. Van dos: en todos los rankings de calidad de universidades, centros estadounidenses y brit¨¢nicos copan los primeros puestos, mientras que los asentados en los Veintisiete no destacan de ninguna manera; en los resultados del informe PISA de la OCDE, se nota que pa¨ªses y territorios asi¨¢ticos tienen una clara delantera a los europeos (con contadas excepciones como Finlandia), en matem¨¢ticas o ciencias.
Por esos carriles transitan cuestiones tan importantes como la capacidad futura de Europa de generar ciudadanos cultos, innovadores, pero tambi¨¦n el ascensor social a trav¨¦s de la meritocracia. Dif¨ªcilmente puede contemplarse un sector m¨¢s estrat¨¦gico.
La parte m¨¢s importante del desaf¨ªo de mejora recae en las instituciones nacionales. Pero el ¨¢gora europeo puede ser motor de elevaci¨®n a trav¨¦s de los est¨ªmulos de la cooperaci¨®n y la competencia. Ya hay rasgos de integraci¨®n, de reconocimiento de t¨ªtulos, sinergias. Potenciar la movilidad, el estudio comparativo de sistemas, las econom¨ªas de escala y dem¨¢s atributos de un espacio de educaci¨®n grande y abierto es parte de la soluci¨®n. Necesita una apuesta p¨²blica fuerte. Como la de Angelo Rocca en 1604. ?Alguien quiere encargarse de eso, adem¨¢s de defender a los agricultores?
OTROS ART?CULOS DE LA SERIE 'LA BR?JULA EUROPEA'
- Los l¨ªderes que talaban su propio bosque
- Agredido por ser homosexual en la UE del siglo XXI
- La ardua senda brit¨¢nica
- El momento Magallanes de la UE: en busca de paso verde tras la derrota en la carrera digital
- Tres desbloqueos pol¨ªticos y un funeral
- El lugar de la UE en un mundo militarista
- ?Mejor tener campeones o competencia?
- Trump, Johnson, Putin, Erdogan: la UE est¨¢ rodeada de adversarios
- El Mediterr¨¢neo incuba huracanes pol¨ªticos; Rusia y China cabalgan las olas
- Ser punto o ser coma
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.