Los muertos hablan
¡°Qu¨¦ feo que una chica diga que no tiene tiempo para sus cosas¡±. Siempre pens¨¦ que esa frase plasmaba cu¨¢n alejados estaban mi mundo y el de mi madre
Periodista argentina, su trabajo se publica en diversos medios de Am¨¦rica Latina y Europa. Es autora de los libros: 'Los suicidas del fin del mundo', 'Frutos extra?os', 'Una historia sencilla', 'Opus Gelber', 'Teor¨ªa de la gravedad' y 'La otra guerra', entre otros. Colabora en la Cadena SER. En EL PA?S escribe columnas, cr¨®nicas y perfiles.
¡°Qu¨¦ feo que una chica diga que no tiene tiempo para sus cosas¡±. Siempre pens¨¦ que esa frase plasmaba cu¨¢n alejados estaban mi mundo y el de mi madre
Dentro de las casas se escribe y se corre y se cocina y se amasa y se lava la ropa y se juega y se r¨ªe y se dibuja y se piensa y se lee y se ama
Cantante precoz, actriz de telenovela, de cine y de teatro, estrella llenaestadios y activista pro derechos LGTBIQ+: la suya es una vida sin freno y, al parecer, sin tope
Viv¨ªamos repletos de insolencia. Ador¨¢bamos a diferentes criaturas con la pasi¨®n de los creyentes. Quer¨ªamos aprenderlo todo
La obra de Steinbeck se yergue poderosa sin que se reflejen en ella los vaivenes del autor. Pero el arte palpita en esos vaivenes
Ciertos libros nos inducen a pensar por encima de nuestras capacidades. El ¨²ltimo texto del poeta y editor chileno Mat¨ªas Rivas es uno de esos
Hay personas que modifican la vida de otros. La psicoanalista y fil¨®sofa francesa Anne Dufourmantelle figura en esa estirpe
La sexualizaci¨®n de una menor en un ¨¦xito reguetonero gener¨® cierto repudio, pero demuestra que es un concepto arraigado
La censura en Buenos Aires contra el contenido sexual en las obras que se usan en las escuelas no servir¨¢ para evitar que los j¨®venes se exciten
S¨¦ que lo usaba en una receta dif¨ªcil que llevaba mucho tiempo de preparaci¨®n, pero no s¨¦ de qu¨¦ cosa formaba parte indispensable el desesperante semol¨ªn
No corro para medir o medirme. No corro para llegar m¨¢s lejos ni para hacerlo m¨¢s r¨¢pido. Corro, de hecho, para dejarme llevar, para perderme
Cada ma?ana, cuando sal¨ªa a correr, me segu¨ªa una border collie y me pregunt¨¦ c¨®mo ser¨ªa mi vida si yo fuera otra
No creo ser la ¨²nica que aprendi¨® de ¨¦l cosas importantes: c¨®mo mirar, c¨®mo acomodar palabras, c¨®mo lograr un estilo, c¨®mo encontrar historias
Fue un ni?o m¨¢s de un barrio humilde de Montevideo. No hab¨ªa un solo artista en la familia, pero ¨¦l quer¨ªa ser actor. Y no hab¨ªa plan B. Leila Guerriero conversa con la nueva estrella del cine y las pasarelas sobre su infancia, su pasi¨®n por la actuaci¨®n y el rodaje con Juan Antonio Bayona
Fragmentos recogidos a lo largo de los a?os hablan del amor y de la p¨¦rdida
A veces se va por el mundo con el alma hecha una tasca donde la pesadumbre y los sue?os retorcidos se turnan para acodarse en el mostrador y pedir otra ronda
Era un lugar para quedarse, como lo fueron otros: Ubud, las islas Similan. Sin embargo, como hacemos casi todos, regres¨¦ a mi ciudad. Segu¨ª acumulando fichas en el casillero de lo conocido: mi biblioteca, mis armarios
Nadie parece interesado en recordar la muerte, el encierro, la delaci¨®n del infectado por covid, pero yo pienso a menudo en todo eso
Adi¨®s a los mares y los peces, a los barcos y las ostras, a los brazos que embest¨ªan las olas, al sexo inflamado, a la cacer¨ªa de lo nuevo
Pas¨® en la Argentina, en el conurbano bonaerense, pero pod¨ªa haber sido en otra parte, en otro pa¨ªs
Que haya tantos argentinos en Espa?a es el s¨ªntoma de un ¨¦xodo penoso
Todos tendr¨ªamos que tener una voz as¨ª. Alguien que nos recuerde, cuando estamos lejos, que hay un camino para regresar a casa
No hace falta ser un fiel a Richard Ford para admirar la maestr¨ªa de su ¨²ltima novela
Hay algo inquietante en la cada vez m¨¢s cercana relaci¨®n entre las casas de apuestas y el deporte
?cida, feminista, ind¨®mita, extra?aremos a Sara Facio como a otros que leyeron su tiempo como si lo contemplaran desde el futuro
Nunca me plantean las cuestiones que podr¨ªan producir respuestas peligrosas como: soledad, miedo absoluto, poco, nunca o una sola vez, no tengo esperanzas de que vuelva a pasar
El r¨ªo junto al que paso brilla como una l¨¢mina de cobre. Lo que es obvio ¡ªnada necesita que yo exista para existir¡ª se vuelve evidente
Me atrae la posici¨®n de quienes demuestran con una f¨®rmula algo que muchas veces funciona en la teor¨ªa, pero no en aquello que llamamos realidad
Recuerdo cosas importantes, de mis abuelos sirios, mi mam¨¢, mi abuela alemana o mi abuelo italiano
Hoy las horas huelen a rastrojo de sombra. El d¨ªa destroza a tarascones lo que se ponga delante. Se acabaron los tiempos de so?ar
Tu esperanza reside en vivir como si todo lo que pas¨® no lo hubieras vivido. Sab¨¦s que vas a fallar
Permanec¨ª en esa cueva hasta que pude aniquilar la pregunta que me hab¨ªa llevado hasta all¨ª: c¨®mo hubiera sido esa otra vida
Vivo el tedio como algo pesaroso que gotea su brea ab¨²lica hecha de falta de entusiasmo e insatisfacci¨®n
Un d¨ªa, grab¨¦ unos poemas. Idea Vilari?o, Lorca. Adjunt¨¦ los audios a un correo y lo envi¨¦ a los participantes del taller de escritura. Hice eso durante mucho tiempo
Hay da?os que se producen a c¨¢mara lenta. Cuando finalmente quedan en evidencia, las reacciones para evitarlos resultan in¨²tiles. Es lo que est¨¢ ocurriendo en Argentina
Colombia busca prohibir las terapias que prometen eliminar la homosexualidad en un pa¨ªs donde la comunidad LGTBI corre riesgo de muerte
Los 61 a?os de vida del gran rockero argentino son un puzle de amor y sufrimiento. De ¨¦pocas bajas y remontadas, con ¨¦xitos como sus 12 Premios Grammy. Nunca faltaron las musas. Fito P¨¢ez se abre en canal para hablar de la muerte, del amor y de la m¨²sica. ¡°Los que hacemos esto lo hacemos por desesperaci¨®n¡±
Argentina sufre una epidemia de dengue: 210.000 casos este a?o y 160 fallecidos. La vacuna cuesta 130 euros; el sueldo medio son 190
En los grandes libros se percibe, m¨¢s all¨¢ de la trama, una huella invisible, un espesor constituido por el pasado de quien escribe, por lo pensado y lo vivido
Envuelta en la frialdad del que sabe que ya hizo lo que hizo y que lo volver¨ªa a hacer, no dije nada. Mi padre sonri¨® y me palme¨® la rodilla