La exposici¨®n en la Biblioteca Nacional en homenaje a la c¨²pula de CC OO condenada por el franquismo nos recuerda que cuanto m¨¢s tiempo pasa, m¨¢s dif¨ªcil es preservar el testimonio, que las vidas son breves y los recuerdos muy fr¨¢giles, y que lo que no se cuenta no existe
En esta ¨¦poca de barroquismo gratuitos y lujosas fantasmagor¨ªas digitales el teatro preserva la inmediatez de la presencia y la voz humanas, m¨¢s reales que en ning¨²n otro arte, m¨¢s capaces de invocaci¨®n y de fantas¨ªa
Hubo un tiempo en que la inseguridad constante, como el atraso, nos parec¨ªa una desgracia espa?ola, pero ahora el mundo en el que nuestros hijos empiezan a sustituirnos no ofrece lugares en los que refugiarse
En las fotos, a Rafael del Pino se le ve ensimismado, con un principio de sonrisa en la cara, con una serenidad solo matizada por una sospecha de displicencia, que es probablemente la que le despierta nuestra vulgar humanidad, ahora encrespada contra ¨¦l
A los profesores lo que les subleva no es la mayor o menor calidad de las leyes educativas, sino su cambio apresurado y constante, que los desorienta en su trabajo, y los somete muchas veces a una desoladora confusi¨®n
Un reportero valeroso, Siddharth Kara, narra el sufrimiento de las personas que extraen este mineral de la tierra y la destrucci¨®n de su mundo, sobre el que se sostiene el progreso tecnol¨®gico y el bienestar del nuestro
Sigo con un inter¨¦s casi morboso la historia de los cercan¨ªas que no cab¨ªan en los t¨²neles del Cant¨¢brico. Nuestro mundo se sostiene sobre la exactitud, pero en pa¨ªses como el nuestro las palabras han prevalecido sobre los n¨²meros, los anatemas sobre los razonamientos
Leyendo el libro de Mar Padilla sobre el asalto al Banco Central de Barcelona vuelvo a asombrarme de que aquel Estado tan d¨¦bil no sucumbiera a sus muchos enemigos, a la pura inoperancia de sus defensores
Nuestra sensibilidad de un siglo despu¨¦s se reconoce en las historias de la escritora porque ellas mismas han estado irradiando con sigilo su influjo a varias generaciones de lectores y escritores
Si la supremac¨ªa de las sensibilidades particulares se extiende a toda colectividad susceptible de sentirse oprimida y ofendida, la libertad de expresi¨®n quedar¨¢ restringida a campos como la numism¨¢tica
La legitimidad del capitalismo se basa en la doctrina de que el enriquecimiento de las empresas favorece el bienestar general. Esa l¨®gica se quiebra con el espect¨¢culo obsceno de una prosperidad alimentada de la pobreza y la muerte
Lo que impulsaba a escribir al autor estadounidense de origen serbio, fallecido el d¨ªa 9, era la confluencia de la banalidad y el espanto, tal vez la lecci¨®n principal que hab¨ªa aprendido de todos los avatares de su vida
Sesenta a?os despu¨¦s de la crisis de los misiles de Cuba, que el historiador Serhii Plokhy ha relatado de forma exhaustiva, hay m¨¢s armas nucleares que nunca, muchas de ellas en manos de lun¨¢ticos, de iluminados, de fr¨ªos genocidas
Los villancicos tradicionales enunciaban verdades amargas, cantaban historias de intemperie y de desamparo con las que aprendimos las primeras nociones sobre la bondad y la justicia, sobre la frontera entre los protegidos y los expulsados, los ricos y los pobres
El cient¨ªfico espa?ol fue el primero que desarm¨®, tras estudiar a los chimpanc¨¦s, la presunta divisoria radical entre los seres humanos y las dem¨¢s especies animales: la capacidad exclusiva para fabricar herramientas
El mal uso del dinero p¨²blico provoca un rechazo muy hondo que va m¨¢s all¨¢ de consideraciones y preferencias pol¨ªticas, y puede ser tan ofensivo como el robo descarado, y no es menos grave el perjuicio del bien com¨²n
Me siento esta ma?ana viajando en el metro como un viajero en el tiempo que por un error de c¨¢lculo hubiera desembarcado en un porvenir que ya no es el suyo, y abro mi libro de tinta y papel
En un pa¨ªs como Espa?a, una pel¨ªcula se hace siempre con presupuesto escaso y con entrega sin recompensa, y a pesar de todo se hacen en los ¨²ltimos tiempos pel¨ªculas imborrables, estremecedoras, veraces, espejo del presente
Tras la epidemia de payasadas vand¨¢licas en los museos act¨²a la inmemorial hostilidad puritana hacia las im¨¢genes, mezclada con una simpleza ideol¨®gica muy de hoy, que no concede al arte y a la literatura otra legitimidad que la de la propaganda
Para saber lo que pas¨® en Ucrania, lo que pasa, lo que pasar¨¢, el hero¨ªsmo sereno de quienes sostienen la trama de la vida, habr¨¢ que escuchar y leer el gran mosaico de voces innumerables de los diarios que siguen redact¨¢ndose ahora mismo
La ineptitud pasa a la ofensiva y se convierte en una negaci¨®n descarada de la realidad, en un despliegue de fantas¨ªas delirantes que provocar¨ªan risa si no llevaran por dentro la semilla antigua del odio
El esfuerzo inmenso de sentido com¨²n y de concordia pr¨¢ctica de la Uni¨®n Europea se sustenta sobre los escombros de un continente arrasado por la guerra y envilecido por el genocidio
El oto?o pict¨®rico en Madrid es Amalia Avia, en Alcal¨¢ 31, y unos portales m¨¢s arriba, en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, es ?lvaro Delgado
Cuando los testigos de la ¨¦poca de Mussolini ya casi han desaparecido, los herederos m¨¢s desvergonzados de su tiran¨ªa han ganado las elecciones en Italia
A media hora de Bremen, el b¨²nker Valentin, construido por trabajadores esclavos destinados al exterminio, a¨²na la haza?a tecnol¨®gica y el puro delirio criminal
¡®Vidas provisionales¡¯, de la escritora rumana Gabriela Adamesteanu, es una novela de ambici¨®n abarcadora a la antigua y de escritura y composici¨®n entrecortadas
Desde joven, el autor ya ostentaba esa presencia solvente que sigue manteniendo, esa disposici¨®n observadora hacia los escritores y sus libros, y tambi¨¦n hacia el mundo del libro en s¨ª, su parte de industria y de negocio
Los jueces y los planificadores urbanos ponen los privilegios de los conductores y los intereses de los fabricantes de coches y de las petroleras por encima de las vidas humanas y la habitabilidad del planeta
Ante el ¨²ltimo libro de Antony Beevor, me doy cuenta de que sab¨ªa en realidad mucho menos de lo que imaginaba sobre la Revoluci¨®n Rusa, en parte por simple falta de informaci¨®n, pero sobre todo por la dimensi¨®n del horror
Los libros, los tranv¨ªas, las caminatas, las compras en una tienda donde lo atiende a uno un ser humano, pertenecen a una categor¨ªa particular de anacronismo: la que de repente es el porvenir