Soria antiestr¨¦s
Comida casera en Tiermes, noches en el castillo de Soma¨¦n, los buitres y el sosiego en una ruta castellana
Comida casera en Tiermes, noches en el castillo de Soma¨¦n, los buitres y el sosiego en una ruta castellana
No me f¨ªo del discurso de nadie. Son los actos los que hacen al hombre
Cuando nos dicen que una persona mayor ha muerto sola, imaginamos a?os de amargura antes de llegar al final
La tendencia del ser humano a poner etiquetas a diestro y siniestro es nefasta
La de Mar Garc¨ªa Lozano es otra manera de acercarse a la biograf¨ªa del pr¨®jimo. Una manera prudente, generosa y po¨¦tica
A veces sue?o con un mundo en el que en los bares y discotecas se sirvieran saquitos de semillas de mirto, glicinia o romero
Intento ser ordenada o parecerlo. Pero es que mi casa no tiene apenas armarios ni casi mesas
Qu¨¦ raz¨®n ten¨ªa Flaubert al escribir su ¡®Estupidiario¡¯, en el que recopil¨® muchas de las imbecilidades que soltamos la mayor¨ªa de los seres humanos
Si un pijama me dura unos diez a?os, hasta que me muera, siendo previsores necesitar¨ªa otros cuatro o cinco
La soledad del que no lee es a¨²n m¨¢s grande. O quiz¨¢ sea mayor la del que lee
La nuestra es una sociedad obsesionada por la salud que tiene fobia a las batas blancas
A medida que nos alejamos del mundo rural y de los oficios vamos perdiendo los nombres
Tolst¨®i es un genio capaz de hacer que un rayo de esperanza brille en el m¨¢s atroz de los escenarios
Tal vez, en lugar de gru?ir, deber¨ªa bajar a la calle y besar a cada uno de los v¨¢ndalos que destrozan hasta el aire que respiro
He preguntado a unas cuantas mujeres por qu¨¦ se casaron. Las hay que no saben qu¨¦ decir. Porque me bes¨®, contest¨® una
Era una de las personas m¨¢s incre¨ªbles que he conocido. Con una memoria prodigiosa y una inteligencia natural que no lleg¨® a aplicar en carrera universitaria alguna
Ni Kafka ni Walser ni Goethe vivieron una ¨¦poca f¨¢cil. Pero nunca renunciaron a la risa
He decidido reciclarme la cabeza, poni¨¦ndola manga por hombro
Como cuentan que dijo Billy Wilder, ninguna buena acci¨®n queda impune
El mundo est¨¢ sometido a una fluctuaci¨®n constante. Lo s¨¦. Y el aspecto de nuestras ciudades cambia cada d¨ªa
En una esquina, unos empresarios han convertido unos viejos cines en un gran gimnasio
William James dijo que temor a la pobreza que prevalece entre las clases cultas es la enfermedad moral m¨¢s grave que padece nuestra civilizaci¨®n
¡°Escribo mejor que todos vosotros juntos¡±. Era verdad. Y todos nos echamos a re¨ªr
Lo que algunos consideran normal a otros nos resulta un fen¨®meno paranormal.
La igualdad no se consigue con nuevas injusticias, sino que se alcanza con esfuerzo, coraje y buena voluntad
Voy a injertarme varias nacionalidades. Un popurr¨ª de razas y ascendencias. La m¨¢s incre¨ªble mezcolanza
En estos ¨²ltimos tiempos cu¨¢ntas veces o¨ªmos decir que el suelo se resquebraja bajo nuestros pies. Sin embargo, la sima ha estado siempre ah¨ª, con las fauces de par en par
Zahor¨ª del amor, mi suegra sabe elegir como nadie en esta faceta de la vida que tantos afrontan como si se tratara de un juego de azar
Busco piso. Con la p¨¦rtiga de Google Maps, dando saltos por las calles de mi ciudad, o exploro otros contornos m¨¢s r¨²sticos
Hay heridas que no cierran. Treinta y cinco a?os despu¨¦s se puede recordar la imagen de un padre y un hijo en un velero, el ¨²ltimo d¨ªa que los dos pudieron estar juntos
Estamos aqu¨ª para servirnos los unos a los otros. Y para recordarnos
Una tarde me pregunt¨® qu¨¦ me gustar¨ªa tener de todo lo que hab¨ªa en su casa. Mir¨¦ alrededor y contest¨¦: el huevo de zurcir
La educaci¨®n, adem¨¢s de para no agredir a nuestros semejantes a las primeras de cambio, deber¨ªa servir para que nos acostumbr¨¢ramos a no opinar seg¨²n pautas y consignas
El castigo no debe parecerse al delito. Ni la justicia al crimen
?rase una vez una ni?a que siempre que iba a la playa se quedaba mirando a una pareja de alemanes
Hay sue?os que, aunque aparecen una sola vez en la vida, no se olvidan nunca
Aqu¨ª, con un libro en las manos y un cielo enorme sobre mi cabeza, soy feliz
?Tienes que cambiar el colch¨®n!, exclamaron las tres amigas de mi madre a la vez. Mi madre se qued¨® con la boca abierta
Nuestro amigo Rudi, que a sus 78 a?os, con su pelo blanco, corto y tupido como plum¨®n, ven¨ªa en una bicicleta de su sobrino
Cuando topo con milagros a pesar de que soy atea, me entran dudas sobre si no deber¨ªa creer en Dios