Os traicionamos
Trump no gan¨® por sus mentiras, sino por las verdades de la gesti¨®n de Biden
Es de Chalamera (Huesca). Doctor en ciencias pol¨ªticas por la Universidad de Oxford y catedr¨¢tico en la Universidad de Gotemburgo y ESADE. Colabora con la Cadena SER y es miembro del consejo asesor de KSNET. Sus ¨²ltimos libros: Organizando el Leviat¨¢n y Dec¨¢logo del buen ciudadano. En EL PA?S escribe de pol¨ªtica, divulgaci¨®n cient¨ªfica y filosof¨ªa.
Trump no gan¨® por sus mentiras, sino por las verdades de la gesti¨®n de Biden
El problema de las explicaciones del trumpismo es que olvidamos que las erupciones pol¨ªticas resultan, como los volcanes, de lentos movimientos tect¨®nicos
Los progresistas deben reflexionar sobre los casos de ?balos y Errej¨®n, pero con humildad, sin esos aires de superioridad moral que tapan olores f¨¦tidos
Los innecesarios padecimientos de 2008 han impulsado pol¨ªticas que nos anestesian de sus consecuencias
Si un responsable pol¨ªtico no deja su puesto por un esc¨¢ndalo, debe ofrecer una fuerte compensaci¨®n: el esclarecimiento de todo lo acaecido. Y, de momento, el Gobierno calla o se contradice
Espa?a ha pasado de ser la peor caricatura de Europa a convertirse en su mejor miniatura
La brutal m¨¢quina de matar israel¨ª vive de la tecnolog¨ªa m¨¢s sofisticada. Y el problema es que, cuanto m¨¢s sobrehumana es una tecnolog¨ªa, m¨¢s inhumana es su aplicaci¨®n
A medida que el presidente venezolano se convierte en el mandatario con mayor poder represivo del continente, se vuelve tambi¨¦n el m¨¢s temeroso
Es triste ver c¨®mo se analizan las palabras de Maduro y no las de los 7,7 millones que han huido de Venezuela
De la pol¨¦mica surgir¨¢ una reforma de la financiaci¨®n auton¨®mica que no satisfar¨¢ a nadie, pero que al final ser¨¢ preferida por todos al r¨¦gimen actual
Un acuerdo entre PP y PSOE sobre migraci¨®n no romper¨ªa ning¨²n tab¨² ideol¨®gico porque en Europa estos simplemente ya no existen
La izquierda y la derecha comparten una ¨²nica verdad: hay muchas mentiras. Pero discrepan en c¨®mo atajarlas
Cuando la agenda pol¨ªtica podr¨ªa estar copada por temas de izquierdas, los socialistas enfatizan, parad¨®jicamente, el asunto central de la derecha: la seguridad
Antes compart¨ªamos la culpa de lo que nos pasaba con el dios de turno, pero ahora somos due?os completos de nuestro destino
Los actores pol¨ªticos espa?oles est¨¢n cayendo en la tentaci¨®n soberanista, un concepto que puede quemar una democracia
Para elegir presidentes auton¨®micos (o alcaldes y vocales del CGPJ) con unos parlamentos cada vez m¨¢s fragmentados, deber¨ªamos adoptar el sistema de voto del certamen estadounidense: el voto preferencial
Una pol¨ªtica de acogida para los inmigrantes solos y que no han alcanzado la mayor¨ªa de edad necesita de sensatez y consensos
De la Fuente fue el ¨²nico seleccionador que tuvo m¨¢s esperanza en sus jugadores que miedo a sus rivales
En una sociedad moderna y educada, se cumple el lema atribuido a Lincoln: ¡°Puedes enga?ar a todo el mundo alg¨²n tiempo y puedes enga?ar a algunos todo el tiempo, pero no puedes enga?ar a todo el mundo todo el tiempo¡±
La extrema derecha no crece por motivos econ¨®micos, sino pol¨ªticos: mucha gente est¨¢ hu¨¦rfana de representaci¨®n
El problema no es la excepci¨®n que se haga con Catalu?a, sino la constataci¨®n de que en la financiaci¨®n auton¨®mica subyacen, tras las complejas ecuaciones, unos pies de barro
Tenemos uno de los ambientes pol¨ªticos m¨¢s t¨®xicos de las democracias, pero, en el d¨ªa a d¨ªa, nuestras pol¨ªticas transitan por los serenos cauces de la moderaci¨®n
Los radicales llegan al Parlamento Europeo vendiendo toxicidad y sin traer soluciones
En las elecciones europeas, elija lo que quiera, pero no vote por la m¨¢quina del fango ni porque le guste la fruta
Ojal¨¢ un d¨ªa seamos serios y tratemos la pol¨ªtica nacional como si fuera un juego de ordenador
El conflicto sobre el control del Sabadell dibuja con claridad el cisma clave de la Europa, y las democracias, del futuro: libertad contra comunidad
La falta de sal es buena para la salud democr¨¢tica y, sobre todo, en un cuerpo pol¨ªtico como el catal¨¢n, que lleva tiempo sufriendo de tensi¨®n alta
La esencia de la pol¨ªtica es ajustarse a la realidad: una vez entras en el remolino del lodo, no puedes salir
Es hora de reconocer que todos hemos contribuido a la crispaci¨®n. Queremos acabar con este ambiente t¨®xico y polarizado, pero todos hemos echado nuestro granito de veneno
Es indudable que, en Galicia y el Pa¨ªs Vasco, la izquierda nacionalista se consolida como la primera fuerza, pero de la oposici¨®n
El propio ¨¦xito electoral del nacionalismo vasco deber¨ªa sembrar dudas sobre su fortaleza
El Gobierno est¨¢ perdiendo una oportunidad, ¨²nica en lo que llevamos de siglo, de vender su gesti¨®n econ¨®mica
Quiz¨¢s un d¨ªa descubramos que ambas pol¨ªticas esconden una grave responsabilidad sobre los esc¨¢ndalos que las salpican. Pero, con la informaci¨®n disponible hoy, no se las puede acusar de mala praxis
Para que se cumplan las sagradas escrituras, ahora solo falta que el ¡®expresident¡¯ vuelva a Espa?a a lomos de un borrico, abri¨¦ndose paso entre los camiones de La Junquera
Era l¨®gico que en la pandemia recurri¨¦ramos a procedimientos de emergencia para acelerar la contrataci¨®n p¨²blica de materiales. Pero en muchos contratos no hab¨ªa una justificaci¨®n adecuada
Las elecciones del domingo han cambiado el panorama, pero nuestro pa¨ªs vecino lleva tiempo emitiendo se?ales que deber¨ªamos escuchar
La Comisi¨®n de Venecia avala la existencia de una ley de amnist¨ªa. No es un veneno para la democracia. Pero todav¨ªa no sabemos si es saludable
Espa?a sufre un estancamiento en la lucha contra la corrupci¨®n y la responsabilidad no es de algunos partidos, sino de todos los gobernantes
Vencer tanto en una comunidad hist¨®rica con tanta identidad propia es una gesta para la derecha espa?ola. Pero no es un milagro, sino su ant¨ªtesis: una gesti¨®n responsable, sin alharacas y que roza el aburrimiento, pero que la poblaci¨®n valora
Mucha gente podr¨ªa aceptar una amnist¨ªa, pactada ampliamente en el Congreso, o un plan de reconciliaci¨®n como el apuntado por Feij¨®o. Lo contrario ocurre con la ley que negocia el Gobierno