¡°Si no combatimos la desigualdad, lo pagaremos con la democracia¡±
Cuatro autores del ensayo ¡®La desigualdad en Espa?a¡¯ urgen al Gobierno a ¡°intervenir¡± sobre la vivienda
¡°Es urgente¡±, ¡°hay que actuar ya¡±, ¡°no puede esperar¡±. Expresiones as¨ª salpican el discurso de Olga Cant¨®, Berna Le¨®n, Javier Soria y Javier Carbonell, cuatro investigadores especializados en desigualdad que se han propuesto transmitir a la opini¨®n p¨²blica ¡ªpero sobre todo al poder pol¨ªtico y en concreto al Gobierno¡ª la necesidad imperiosa de reducir las brechas de riqueza, renta y oportunidades en Espa?a. No solo por salvar el Estado del bienestar, sino tambi¨¦n para poner a resguardo el Estado de derecho, advierten.
¡°Si no combatimos la desigualdad, lo pagaremos con la democracia, porque una sociedad donde la expectativa de movilidad social es m¨ªnima es presa f¨¢cil para el individualismo, que destruye la comunidad, y el autoritarismo, que destruye los derechos¡±, resume Berna Le¨®n, del Instituto de Estudios Pol¨ªticos de Par¨ªs (Sciences Po), en Par¨ªs, uno de los tres coordinadores ¡ªjunto a Soria y Carbonell¡ª del ensayo La desigualdad en Espa?a, en el que participan los cuatro entrevistados dentro de un cat¨¢logo de m¨¢s de 30 especialistas de diversos campos que ofrecen la mayor panor¨¢mica sobre este fen¨®meno publicada en Espa?a.
Prologado por el afamado economista franc¨¦s Thomas Piketty, el trabajo presenta la desigualdad en Espa?a como un c¨ªrculo vicioso. Su principal expresi¨®n est¨¢ en el reparto de la riqueza: el 10% que m¨¢s tiene acumula m¨¢s del 50% de la riqueza total, mientras la mitad de abajo ostenta en torno al 7%. La riqueza determina a su vez los ingresos, que son en Espa?a m¨¢s desiguales que en el conjunto de la UE. Y uno y otro desnivel ¡ªriqueza y renta¡ª minan a su vez la igualdad de oportunidades.
El resultado es que las clases menos pudientes sufren en Espa?a, explica Javier Soria, investigador en la Paris School of Economics, una ¡°aver¨ªa del ascensor social¡± que ¡°reduce la recompensa del esfuerzo y el m¨¦rito¡±. Un dato: uno de cada diez hijos de peones de la construcci¨®n se gradu?a en la universidad, mientras lo hacen ocho de cada diez hijos de arquitectos. Decisivo es el papel de la vivienda, factor clave de ensanchamiento de la desigualdad no solo entre propietarios y no propietarios, sino tambi¨¦n entre generaciones. ¡°El acceso a la riqueza, sobre todo por culpa de la vivienda, es cada vez m¨¢s dif¨ªcil para los nacidos en los 80 y en adelante¡±, apunta Soria.
Tanto la legislatura pasada como esta el Gobierno ha identificado la desigualdad como un problema de primer orden. ?Est¨¢ logrando resultados? Las respuestas componen un balance con claroscuros, pero se abren paso dos consensos durante la entrevista con los cuatro investigadores, celebrada por videollamada. El primero es el reconocimiento del esfuerzo del Ejecutivo por contener el problema, tanto con el llamado ¡°escudo social¡± durante el covid, especialmente con los ERTE, como con la subida del salario m¨ªnimo y otras reformas en el mercado del trabajo. Hay resultados que avalan el impacto de esas medidas, se?alan. Por ejemplo, la brecha salarial entre el 20% m¨¢s rico y el 20% m¨¢s pobre es la m¨¢s baja en Espa?a desde antes de la Gran Recesi¨®n. El segundo elemento que pone de acuerdo a los cuatro es que la inercia de la desigualdad es tan fuerte que har¨ªa falta una ¡°intervenci¨®n decidida¡± para consolidar resultados favorables. ¡°La inflaci¨®n y el precio de la vivienda se est¨¢n comiendo el efecto de las medidas del Gobierno, sobre todo las destinadas a las familias de la cola baja¡±, alerta Olga Cant¨®.
Los entrevistados sintetizan cuatro propuestas. La primera es una reforma fiscal para ahondar en el papel redistributivo de los impuestos. La segunda, una herencia universal, es decir, la entrega a todos los ciudadanos tras cumplir la mayor¨ªa de edad de una determinada suma de dinero para emprender un proyecto o unos estudios (¡°es una medida que act¨²a a la vez contra la desigualdad de la riqueza y contra la desigualdad intergeneracional¡±, explica Javier Carbonell, investigador en la Universidad de Edimburgo). La tercera, un replanteamiento del ingreso m¨ªnimo vital para aumentar su alcance (¡°sobre el papel se deb¨ªa notar mucho m¨¢s de lo que se est¨¢ notando¡±, lamenta Soria). En 2023 percibieron el ingreso algo menos de 343.000 hogares de los cerca de un mill¨®n que podr¨ªan aspirar a la prestaci¨®n. Y la cuarta, una reforma educativa que introduzca la gratuidad garantizada de cero a tres a?os y reduzca a un uso residual la ya decreciente repetici¨®n de curso, medida que castiga a los hijos de familias pobres.
A estas cuatro medidas se suma la ¡°urgente¡± necesidad de ¡°intervenci¨®n¡± en el mercado de la vivienda, coinciden los cuatro entrevistados, que se muestran esc¨¦pticos sobre la capacidad real del Gobierno en este terreno, en parte porque las comunidades del PP se niegan apoyar la ley aprobada en 2023. ¡°La vivienda es un problem¨®n social, y tambi¨¦n un problem¨®n pol¨ªtico para el Gobierno. Es el gran desaf¨ªo de la legislatura, donde se jugar¨¢ si revalida o no¡±, expone Berna Le¨®n, que adem¨¢s de coordinador del ensayo es director del think tank Future Policy Lab, del que forman parte sus tres colegas.
¡°Individualismo y autoritarismo¡±
No combatir con eficacia la desigualdad, contin¨²a Le¨®n, supone abonar el terreno para la ¡°desconfianza hacia la democracia¡±, de la que a su vez se alimentan ¡°los monstruos¡± del ¡°individualismo y el autoritarismo¡±. ¡°La explosi¨®n de todos esos gur¨²s que ofrecen soluciones individualistas o autoritarias a problemas colectivos, como [el influencer] Amadeo Llados o [el agitador ultraderechista y eurodiputado] Alvise P¨¦rez es resultado de la insuficiente respuesta pol¨ªtica a los grandes desaf¨ªos sociales¡±, se?ala Le¨®n, miembro del patronato del laboratorio de ideas Avanza, creado por el PSOE. Y a?ade: ¡°No vale con poner un muro contra la ultraderecha. El ¡®que viene el lobo¡¯ no es suficiente, hace falta presentar y cumplir una propuesta alternativa ambiciosa¡±. Coincide Javier Soria: ¡°A menor igualdad de oportunidades garantizada por una acci¨®n pol¨ªtica efectiva, mayor riesgo de ascenso de la extrema derecha y de hecatombe democr¨¢tica¡±.
A juicio de Olga Cant¨®, las sociedades europeas ¡ªno solo la espa?ola¡ª est¨¢n en una ¡°encrucijada¡±. Superado el shock de la pandemia, toca decidir si el ¨¦nfasis se pone en la correcci¨®n de desniveles socioecon¨®micos o en el ¡°s¨¢lvese quien pueda¡±, explica. All¨¢ donde se opte por la segunda opci¨®n, habr¨¢ m¨¢s riesgo de que las frustraciones se dirijan contra la figura del ¡°inmigrante pobre¡±, convertido por la extrema derecha en el chivo expiatorio, a?ade Cant¨®. Pero no todos los costes son democr¨¢ticos y de convivencia. La desigualdad tambi¨¦n es un problema de fuerte impacto econ¨®mico negativo. ¡°Si mantenemos a casi el 30% de menores en riesgo de pobreza, en situaci¨®n cada vez m¨¢s cr¨®nica, nos condenamos a disparar en el futuro nuestro gasto social, nuestro d¨¦ficit y nuestra deuda¡±, explica.
Carbonell se muestra consciente de que explicaciones como las de Cant¨®, que vinculan las pol¨ªticas igualitarias con unas cuentas p¨²blicas m¨¢s saneadas, resultan contrarias al ¡°sentido com¨²n¡± no s¨®lo de conservadores y liberales, sino tambi¨¦n de sectores progresistas. Por eso cree que la primera tarea de cualquier combate eficaz contra la desigualdad es el desmontaje de los ¡°mitos¡± que la sostienen. ?Qu¨¦ mitos? Destaca dos. El primero es que ¡°la libertad y la igualdad est¨¢n enfrentadas¡±, cuando ¡°es justo al rev¨¦s¡±, dice. ¡°Ambas van de la mano. No hay que elegir. Si tengo libertad para hacer algo, pero no tengo la oportunidad de hacerlo por falta de recursos o de tiempo, ?qu¨¦ libertad es esa?, ?de qu¨¦ sirve? Esa libertad que desprecia la justicia social, la que defienden [Javier] Milei o [Isabel D¨ªaz] Ayuso, esa libertad basada solo en que el Estado no intervenga en mis asuntos, es una idea de libertad pobre y equivocada¡±, opina Carbonell, para quien la reducci¨®n de la jornada de trabajo en la que est¨¢ empe?ado el Ministerio de Trabajo es ¡°una medida a favor de la libertad, y as¨ª deber¨ªa ser presentada¡±.
El segundo ¡°mito¡± que Carbonell ve necesario tumbar es que ¡°criticar la meritocracia es criticar el esfuerzo¡±. ¡°No, no, no¡±, se revuelve. ¡°Criticar la meritocracia es criticar la falsa creencia de que se premia igual es esfuerzo de todos, como si los condicionantes sociales no tuvieran ning¨²n efecto¡±. ¡°Lo que hace falta ¡ªconcluye Carbonell¡ª es rescatar el m¨¦rito de la de meritocracia, y la libertad del neoliberalismo¡±.
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