?ngel Gurr¨ªa: ¡°Sigue siendo el momento de gastar¡±
El jefe de la OCDE analiza, en la ¨²ltima entrevista de su mandato, sus 15 a?os al frente del organismo. Pide no regresar a la austeridad hasta que la econom¨ªa haya sanado por completo y descarta el riesgo de inflaci¨®n
El mundo de mediados de 2006, cuando ?ngel Gurr¨ªa (Tampico, M¨¦xico, 71 a?os) fue designado jefe de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®micos (OCDE), era otro. Sin saberlo, la econom¨ªa bailaba sobre una bomba de relojer¨ªa: el PIB global crec¨ªa con ganas (4,4% anual) y el valor de los activos ¡ªsobre todo los inmobiliarios¡ª sub¨ªa como la espuma, ajeno a las t¨ªmidas voces de quienes ve¨ªan insostenible la multiplicaci¨®n de los panes y los peces en un sistema cada vez m¨¢s financiarizado.
Dos a?os despu¨¦s llegar¨ªa la quiebra de Lehman Brothers, a la vez ep¨ªtome y punto de partida de la Gran Recesi¨®n. Casi cinco despu¨¦s, la crisis del euro, un terremoto de grandes proporciones que reverber¨® con especial intensidad sobre los ya de por s¨ª d¨¦biles cimientos de los pa¨ªses mediterr¨¢neos. Y 14 despu¨¦s, cuando estos a¨²n no hab¨ªan conseguido cicatrizar las heridas abiertas, la pandemia arras¨® los d¨¦biles mimbres de la econom¨ªa mundial, ceb¨¢ndose especialmente con Europa y Am¨¦rica Latina y obligando a los poderes p¨²blicos a dar el do de pecho para evitar que la recesi¨®n mutase en algo peor.
En esas seguimos hoy, cuando Gurr¨ªa, tras 15 a?os de mandato como secretario general de la OCDE, reflexiona en alto en sus ¨²ltimas horas al frente del think tank de los pa¨ªses ricos mientras desayuna en el hotel Palace de Madrid. La conversaci¨®n se alarga por m¨¢s de una hora y el caf¨¦ se enfr¨ªa hasta en dos ocasiones.
Pregunta. Ha sido testigo de privilegio de los 15 a?os m¨¢s convulsos hasta donde alcanza la memoria.
Respuesta. Es una ¨¦poca marcada por dos crisis totalmente distintas entre s¨ª. La primera fue producto de la poca o mala regulaci¨®n de las instituciones financieras y de las agencias de rating, un problema del sector financiero americano. De pronto parec¨ªan aquellas pel¨ªculas de los a?os treinta, con la gente esperando para sacar el dinero del banco Northern Rock en el Reino Unido. Y era 2007, 2008¡ El virus de entonces lo trasladaba el viento: los europeos dec¨ªan que era un tema americano, pero lleg¨® a Londres. Cuando sucedi¨® esto se hablaba de ¡®un tema anglosaj¨®n¡¯, pero se tardaban m¨¢s en decir ¡®anglosaj¨®n¡¯ que en que llegara a Europa [continental]. Pero fue una crisis de los pa¨ªses desarrollados en la que se pod¨ªan rescatar bancos o empresas: ahora estamos ante una crisis inducida para detener la pandemia y el problema es que no podemos saber cu¨¢nto m¨¢s va a costar esto, ni en vidas ni en hospitalizaciones ni en dinero. Eso es lo terrible.
P. ?Recuerda una crisis tan global como la actual?
R. No, nunca ha habido algo tan pan, tan global, como esto. Ha llegado hasta a la isla m¨¢s remota.
P. ?Y una recesi¨®n en las que hayan saltado por los aires tantos supuestos l¨ªmites? En pol¨ªtica monetaria, en pol¨ªtica fiscal y, ahora, con cambios importantes en la tributaci¨®n internacional.
R. Lo primero es que espero que hayamos aprendido de la crisis de 2008 y 2009 que los est¨ªmulos no se deben retirar demasiado pronto. Tambi¨¦n que, si eres de los [pa¨ªses] fuertes y no procuras que los dem¨¢s en tu entorno tambi¨¦n est¨¦n bien, eso al final te va a lastrar: por su propio beneficio les interesa que el vecino est¨¦ mejor. Entonces los fuertes se debieron preocupar m¨¢s por c¨®mo estaban Grecia, Espa?a o Italia. Y este es el gran cambio ahora: Europa nunca hab¨ªa dado un paso tan importante para su integraci¨®n como la decisi¨®n de compartir el riesgo [con los fondos de recuperaci¨®n y la emisi¨®n de deuda mancomunada, los llamados eurobonos], en lugar de dejar a cada pa¨ªs por su cuenta. Es algo sin precedentes y de una profundidad y un significado que hace que tanto la Uni¨®n Europea como el euro como moneda se vuelvan doblemente importantes.
P. ?No teme que regresen las voces de la austeridad?
R. Las voces de la austeridad siempre est¨¢n ah¨ª. Lo que hay que hacer siempre es escuchar respetuosamente y decidir sobre el timing. Y ahora todav¨ªa estamos con la pandemia encima y la econom¨ªa a¨²n necesita de los est¨ªmulos. Ya encontraremos el momento para pensar en la consolidaci¨®n, pero hay que recordar que la deuda sobre PIB es solo un numerador y un denominador, y que si el PIB crece m¨¢s la relaci¨®n se hace m¨¢s peque?a.
P. ?Descarta, entonces, que la austeridad se imponga en la salida de la crisis?
R. Espero que no y dir¨ªa que no. Los mismos que entonces hablaban de la austeridad, hoy advierten de que no hay que hacerlo demasiado pronto.
P. Pero ya empieza a haber voces: en el propio seno de la OCDE Alemania ya le ha dicho a Espa?a que tiene que empezar a ajustar.
R. Pero voces de Alemania, hombre, nunca dej¨® de haber. En Alemania y en todas partes: vemos, por ejemplo, lo que dice en EE UU Larry Summers [nada sospechoso: fue ex secretario del Tesoro en tiempos de Barack Obama y se cuenta entre los adalides del keynesianismo en el pa¨ªs norteamericano] sobre la inflaci¨®n. Esas voces son de personas muy respetables, pero lo que hay que decir es: ¡°Muy bien, pero todav¨ªa no es el momento¡±. Llegar¨¢ cuando la econom¨ªa d¨¦ se?ales de que tiene fuerza propia y puede seguir adelante sin esos apoyos. Hay momentos en los que las voces de prudencia y cuidado tienen que esperar.
P. Hace solo diez a?os del error Trichet, cuando el BCE subi¨® los tipos de inter¨¦s para hacer frente a la inflaci¨®n a pesar de que los pa¨ªses perif¨¦ricos segu¨ªan pas¨¢ndolo muy mal. Y, sin embargo, parece un siglo.
R. Hemos tenido muchos m¨¢s instrumentos que en 2008, el sistema financiero est¨¢ 10 veces m¨¢s capitalizado y al frente de las instituciones [internacionales] est¨¢n personas con una decisi¨®n muy clara de ir por todas las fichas. Los banqueros centrales de hoy son un grupo de gentes que entiende, y tenemos en la memoria reciente lo que debimos hacer entonces y no hicimos.
Esta ma?ana primaveral madrile?a, las palabras del todav¨ªa jefe de la OCDE destilan m¨¢s optimismo que en ning¨²n otro momento desde el estallido sanitario. EE UU y el Reino Unido ya no son ¨ªnsulas en lo que a la vacunaci¨®n se refiere: el proceso carbura ¡ªahora s¨ª¡ª en Europa y avanza poco a poco en Am¨¦rica Latina. ¡°Las vacunas lo han cambiado todo. Es lo que ha cambiado las expectativas, y [en econom¨ªa] todo es un juego de expectativas¡±, desliza.
¡°Cuando los hechos cambian, yo cambio de opini¨®n. ?Qu¨¦ hace usted?¡±, se preguntaba John Maynard Keynes hace casi un siglo. Gurr¨ªa ha demostrado hab¨¦rselo tomado al pie de la letra: solo alguien camale¨®nico puede mantenerse 15 a?os al frente de una organizaci¨®n internacional. Lleg¨® a Par¨ªs cuando los pa¨ªses ricos todav¨ªa miraban por encima del hombro a los emergentes: la moda de los BRIC a¨²n no hab¨ªa irrumpido. Llegaba desde el viejo ¡ªy ya muy se?alado¡ª PRI mexicano, un partido con el que hab¨ªa sido ministro de Finanzas y canciller. Representaba la ortodoxia en un pa¨ªs que ten¨ªa muy reciente el tequilazo y que segu¨ªa a pies juntillas las recomendaciones de un FMI a¨²n instalado en los postulados del Consenso de Washington. Pero desde entonces su discurso ha ido adapt¨¢ndose poco a poco a la horma del nuevo zapato, en el que la heterodoxia le ha ido comiendo la tostada a las recetas de siempre.
P. Las fichas de la ortodoxia han ido cayendo, una detr¨¢s de otra. ?Ha ganado la heterodoxia esa batalla?
R. No, ese es un debate que nunca termina. Lo que est¨¢ pasando no es que sea heterodoxo, es que era la ¨²nica respuesta posible frente a la magnitud de lo que sucedi¨®. Lo ortodoxo hoy es gastar e ir con todos los ca?ones de Navarone contra el virus y acabar con ¨¦l lo antes posible. Sigue siendo el momento de gastar: vale la pena tener un poco m¨¢s de deuda a cambio de erradicar el virus; es mucho m¨¢s caro dejarlo vivir. Y eso incluye ser generoso y, al mismo tiempo, inteligente con los pa¨ªses en desarrollo. Es absolutamente inaceptable e inexplicable que se hayan gastado 16 billones hasta ahora y que el total de ayuda al desarrollo sea el 1% de esa cantidad y que Covax est¨¦ infrafinanciada. Eso es una locura.
P. La ¨²ltima fuente de preocupaci¨®n para muchos economistas es la inflaci¨®n. ?Le quita el sue?o?
R. No, no tenemos un peligro de inflaci¨®n. Lo que sube los precios es que la capacidad instalada se use por encima de su l¨ªmite natural, y en este momento todav¨ªa tenemos decenas de millones de personas sin empleo.
P. Nada de recalentamiento de la econom¨ªa, entonces.
R. No, esto no es inminente. De ninguna manera.
Gurr¨ªa abandonar¨¢ la jefatura de la OCDE este martes, aunque ya lleva tiempo empacando sus enseres rumbo a su M¨¦xico natal. Dar¨¢ paso al australiano Mathias Cormann, con unas credenciales que preocupan y mucho a las organizaciones ambientalistas. Pero su predecesor no quiere meterse en charcos en la ¨²ltima entrevista antes de ceder el testigo: ¡°Es muy f¨¢cil: los que toman la decisi¨®n son los miembros. Es un tipo simp¨¢tico, sencillo y transparente¡°. Tambi¨¦n da largas sobre su propio futuro, tras haber sido vinculado a otros organismos internacionales con foco en Am¨¦rica Latina. Pero no descarta nada.
P. ?Qu¨¦ har¨¢ a partir de ahora?
R. De momento entrego mi casa y me regreso a M¨¦xico con la familia. Y, despu¨¦s, reinventarnos.
P. ?Por d¨®nde pasa ese reinventarnos?
P. Hay ciertas cosas, como consejos o fundaciones... O temas de multilaterales.
P. Su nombre siempre suena para un posible retorno a la arena pol¨ªtica mexicana. ?Le gustar¨ªa?
R. Cuando tienes 15 a?os de estar fuera de la pol¨ªtica y dedicado 100% a la OCDE, lo que quieres es que te conozcan tus hijos y te salude el perro (risas). No es que empiece uno de cero, pero en el fondo te tienes que reencontrar con tu familia y tus amigos mucho antes de pensar en cualquier otra cosa.
P. Pero no lo descarta.
R. Hay momentos en los cuales t¨² pones eso como gran prioridad y hay momentos en los que lo que quieres es pasar m¨¢s tiempo con tu esposa y poder viajar.
P. ?Y despu¨¦s?
R. Despu¨¦s no descartar¨ªa ninguna opci¨®n. Ninguna. Pero tengo 70 a?os y, aunque me siento como un chicuelo, llevo 30 o 40 a?os trabajando 16 horas diarias. Quiero servir siempre, orientado a las cosas de la regi¨®n [Am¨¦rica Latina]. ?En qu¨¦ posici¨®n? Mi experiencia de los ¨²ltimos 15 a?os ha sido servir en lo multilateral.
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