La derecha espa?ola no le tose a Trump
Las voces conservadoras contra el proyecto del l¨ªder republicano son una minor¨ªa menguante en Espa?a. ¡°El mundo liberal es un desierto¡±, afirma el polit¨®logo Oriol Bartomeus
Juan Carlos Girauta se considera a s¨ª mismo un ¡°liberal¡±. M¨¢s concretamente, un ¡°liberal cl¨¢sico¡±. Y estos d¨ªas, pese a los que alertan del riesgo que supone Donald Trump para la democracia liberal, est¨¢ euf¨®rico. Exdiputado de Ciudadanos, hoy europarlamentario de Vox, su cuenta en la red social X es un frenes¨ª de mensajes de apoyo a Trump y Elon Musk: ahora se mofa de quienes dicen que Musk hizo un saludo nazi, antes llama ¡°tiranuelo¡± al canciller alem¨¢n Olaf Scholz ¡ªenfrentado al due?o de Tesla¡ª y siempre elogia al nuevo presidente de EE UU, del que celebra su triunfo sobre el ¡°progrer¨ªo¡± y el ¡°woker¨ªo¡±.
Este respaldo f¨¦rreo a Trump est¨¢ lejos de ser una excepci¨®n en la derecha espa?ola. Para o¨ªr muestras de apoyo, basta con poner la oreja. Para ver rechazo, hay que rebuscar. ¡°En toda Europa la familia liberal-conservadora ha asumido que el orden nacido en 1945 ha ca¨ªdo, pero carece de proyecto de nuevo orden, o no se atreve a defenderlo, obnubilado por el nacionalismo antiinmigraci¨®n y su promesa de recuperaci¨®n de la grandeza perdida, con Trump como m¨¢xima expresi¨®n. En Espa?a el problema se agrava por causas hist¨®ricas: casi no hay anclaje liberal y s¨ª r¨¦moras posfranquistas. Mira el caso de Ciudadanos, que quiso ser liberal y acab¨® en nacionalista espa?ol. Apenas queda nada en la estela de [el abogado liberal Antonio] Garrigues¡±, expone Carlos Rodr¨ªguez L¨®pez-Brea, profesor de Historia de la Universidad Carlos III especializado en democracia cristiana. ¡°As¨ª que la derecha, incluida la que se dice liberal, ni siquiera ve contradicci¨®n en apoyar a Trump. Y si la ve, se calla¡±, a?ade.
Abundan los que defienden sin ambages al d¨²o Trump-Musk. Ah¨ª entran Vox, su fundaci¨®n Disenso y su ¨®rgano de propaganda, La Gaceta. Tambi¨¦n Alvise P¨¦rez (Se Acabo la Fiesta), que presume de que Trump toma medidas que ¨¦l defiende ¡ªcomo salir de la OMS¨D y afirma, en respuesta escrita a EL PA?S, que respalda su ¡°lucha contra el movimiento woke¡±, aunque a?ade que se le opondr¨¢ si sus medidas perjudican a Espa?a. La n¨®mina espa?ola de trumpistas es variopionta: agitadores como Javier Negre, Vito Quiles y Wall Street Wolverine ¡ªcreador de contenido viral pro Trump¡ª; conspiranoicos como Rafael Palacios ¡ªque no se traga que sea casual que el regreso de Trump coincida con la muerte del icono del movimiento por el derecho al aborto Cecile Richards¡ª; economistas por el Estado m¨ªnimo como Daniel Lacalle; organizaciones cat¨®licas como Hazte O¨ªr y NEOS ¡ªliderada por Jaime Mayor Oreja¡ª; y grupos dedicados a la ¡°batalla cultural¡±, como Pie en Pared, cuyos referentes son el citado Girauta, el tambi¨¦n exdiputado de Ciudadanos Marcos de Quinto y Esperanza Aguirre, antigua l¨ªder del PP en Madrid. ¡°Trump es un motivo de esperanza¡±, titula Aguirre un art¨ªculo en The Objective.
El partido de Aguirre, el PP, ha fijado como posici¨®n oficial una acogida a Trump que enfatiza la necesidad de cooperaci¨®n EE UU-Espa?a, sin recrearse en halagos, pero sin criticarlo. El equilibrio previsible en un partido que se considera de Estado, pero que sabe que el hombre de Trump en Espa?a es Santiago Abascal. Tras la amenaza de Trump de poner ¡°aranceles del 100%¡± a los productos espa?oles, Isabel D¨ªaz Ayuso carg¨® contra el Gobierno espa?ol, al que acus¨® de no esmerarse en sintonizar con la Administraci¨®n de EE UU, discurso adoptado ya por todo el PP que evita cualquier cuestionamiento a la Casa Blanca. Figuras alguna vez cr¨ªticas con Trump, como Esteban Gonz¨¢lez Pons o Cayetana ?lvarez de Toledo, eluden ahora mostrar oposici¨®n. Tambi¨¦n FAES, la fundaci¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, que tras la victoria de Trump emiti¨® una dura nota contra su ¡°populismo¡±, ha bajado ahora el perfil.
Entonces, ?qui¨¦n le tose a Trump fuera de la izquierda? Pocos abiertamente, y siempre con matices. En el PP, el exministro de Exteriores Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa-Margallo, alejado de la primera l¨ªnea, lo ve un riesgo para la democracia liberal. El Instituto Juan de Mariana, que defiende el recetario econ¨®mico de Javier Milei, recela de los anunciados aranceles, aunque en suma ve ¡°m¨¢s claros que oscuros¡±, explica por escrito su director, Manuel Llamas. Desde parecida visi¨®n el economista ultraliberal Juan Ram¨®n Rallo advierte a sus cientos de miles de seguidores contra los aranceles, lo mismo que hace ¡ªdentro de un discurso general de admiraci¨®n por Trump¡ª la exdiputada de Vox en el Congreso Macarena Olona. El listado no es exhaustivo, como tampoco lo era el de los favorables a Trump, pero evidencia que, en conjunto, el anti-trumpismo declarado es minoritario, si no marginal.
Los porqu¨¦s de la falta de respuesta
Llu¨ªs Orriols, profesor de Ciencias Pol¨ªticas en la Universidad Carlos III, detecta una ¡°falta de respuesta ideol¨®gica¡± a la extrema derecha. ¡°La batalla cultural en torno a cualquier cosa, el nuevo debate centrado en inmigraci¨®n y feminismo, ha desorientado a todos, no solo a la derecha tradicional. Los progresistas se oponen, pero sin acertar con la respuesta, que se limita a dar la alarma. Los liberales, siempre escasos en Espa?a, y los conservadores, incapaces de un rearme ideol¨®gico, se debaten entre el perfil bajo y la imitaci¨®n a la ultraderecha¡±, explica el autor de Democracia de trincheras (Pen¨ªnsula, 2023), que destaca como excepci¨®n al think tank liberal Instituto Ostrom.
¡°La derecha tradicional europea est¨¢ en retroceso. Donde aspira a ganar es evitando la confrontaci¨®n [con los ultras], esperando a que le toque gobernar sin m¨¢s, por ser la mejor situada. Este es el caso de [Alberto N¨²?ez] Feij¨®o, cuya alternativa se basa en un antisanchismo vac¨ªo. ?Y qu¨¦ hay m¨¢s opuesto a S¨¢nchez que Trump? Es probable que a [Borja] S¨¦mper le desagrade Trump, pero expresarlo romper¨ªa el discurso del partido. Por eso, o se callan o toman partido por Trump, como hace Ayuso¡±, explica Rodr¨ªguez L¨®pez-Brea, que a?ade: ¡°Cualquier contradicci¨®n u objeci¨®n por apoyar a un l¨ªder autoritario se diluye porque manda la confrontaci¨®n. Y Trump es pura confrontaci¨®n¡±.
Coincide Carmen Lumbierres, profesora de Ciencias Pol¨ªticas de la UNED: ¡°En una sociedad polarizada, el liberalismo centrista pierde su espacio. Quedan los conservadores, que intentan sobrevivir acerc¨¢ndose a la ultraderecha, en parte porque la izquierda los empuja al levantar barreras insalvables¡±. El PP, desarrolla Lumbierres, est¨¢ atrapado entre su ¡°imposibilidad¡± de pactar con el PSOE y su constataci¨®n de que las ¡°fuerzas autoritarias se presentan como la opci¨®n de futuro para gestionar un mundo en r¨¢pida transformaci¨®n¡±. ¡°As¨ª las cosas, los alicientes para hacer causa de la defensa del Estado de derecho y del bienestar y marcar diferencias con Trump son m¨ªnimos¡±, a?ade.
Rodr¨ªguez L¨®pez-Brea se?ala dos factores que desincentivan a que el PP se esmere en diferenciarse. El primero es que ¡°no hay presi¨®n de la sociedad civil¡±, dice. As¨ª lo ve tambi¨¦n Oriol Bartomeus, director del Instituto de Ciencias Pol¨ªticas y Sociales de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. ¡°Nadie se atreve a levantar la voz. El mundo liberal es un desierto, pero el problema no se queda ah¨ª. Antes del auge ultra, el PSOE y el PP se convencieron de que viv¨ªamos en una era post-ideol¨®gica en la que solo importaba la compol [comunicaci¨®n pol¨ªtica]. Ahora llega la internacional reaccionaria con un mensaje contundente y nadie tiene asidero al que agarrarse¡±, se?ala Bartomeus.
El segundo factor que cita Rodr¨ªguez L¨®pez-Brea es que las bases conservadoras podr¨ªan no ser tan permeables como se suele dar por hecho al discurso sobre la democracia en riesgo que suele emplearse contra Trump. Con datos del CIS de 2024, m¨¢s de la mitad de los votantes del PP (59,2%) y Vox (53,9%) cree que el Estado debe garantizar ¡°la seguridad y el orden¡± incluso limitando ¡°derechos y libertades¡±, porcentajes superiores a los de los votantes del PSOE (42,7%) y Sumar (27,5%), si bien los resultados podr¨ªan estar marcados por la reciente experiencia del covid.
Ante la pregunta por la disposici¨®n a vivir en un pa¨ªs ¡°poco democr¨¢tico¡± si da ¡°mejor calidad de vida¡±, el promedio de los porcentajes de votantes a favor en el PP (25,9%) y Vox (44%) alcanza casi el 35%, frente a un 11,7% en la izquierda. Un tercer dato del CIS de 2024: la media de los porcentajes de votantes del PP (84,2%) y Vox (73,5%) que creen que la democracia es preferible ¡°siempre¡± se queda en un 78,8%, 11,2 puntos por debajo del 90% en el campo progresista, datos que concuerdan con los de 2021 incluidos por Mariano Torcal, catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad Pompeu Fabra, en su ensayo De votantes a hooligans (Catarata, 2023).
El precio de la imitaci¨®n
Orriols cree que a medio y largo plazo dar satisfacci¨®n a las peores pulsiones del electorado conservador es letal para la derecha tradicional. De hecho, hay estudios ¡ªentre ellos ?Funciona la adaptaci¨®n?, publicado en 2022 por Cambridge University Press, que analiza estrategias partidistas y trasvases de voto entre 1976 y 2017 en 12 pa¨ªses europeos¡ª que indican que los extremistas ganan apoyos cuando son imitados por los grandes partidos. ¡°Pero no hay que limitar el an¨¢lisis solo a lo electoral. Aunque el Partido Republicano estadounidense acumula gran cantidad de poder tras radicalizarse, como partido ligado a una tradici¨®n hist¨®rica ha sido derrotado ideol¨®gicamente por el populismo nacionalista¡±, dice.
¡°Apenas queda nada sobre lo que un conservador o un liberal digan: ¡®Esto no¡¯. Y cada vez hay menos l¨ªneas rojas, tambi¨¦n en Alemania y Francia, donde antes eran claras. Lo que prima es la confrontaci¨®n con la izquierda. La fascinaci¨®n cada vez mayor que provoca Trump en el PP, y en buena parte de la derecha, es una muestra de esta tendencia¡±, afirma Vicente Valentim, investigador de la Universidad de Oxford. Autor del ensayo La normalizaci¨®n de la derecha radical (Oxford University Press, 2024), Valentim sostiene que la ¡°validaci¨®n¡± de Trump por parte de varias de las empresas m¨¢s importantes del mundo, especialmente las big tech, contribuir¨¢ a derribar ¡°las pocas resistencias que quedan¡±.
Uno de esos conservadores que a¨²n muestran resistencias es el exministro Margallo (PP), que cita al menos tres preocupaciones sobre Trump: una pol¨ªtica exterior que amenaza el ¡°orden internacional liberal¡±; un proteccionismo que puede ser lesivo para el libre mercado; y una falta de ¡°tolerancia y moderaci¨®n¡± en su libreto democr¨¢tico. Margallo no centra sus inquietudes en sus actitudes amenazantes hacia Canad¨¢, Panam¨¢ o Dinamarca, que ve como tomas de posici¨®n de m¨¢ximos de un negociador duro, y no cree que Musk hiciera el saludo fascista. ¡°?l coge el coraz¨®n y se lo saca¡±, interpreta el exministro, que s¨ª se alarma ante los conflictos de inter¨¦s del empresario-pol¨ªtico Musk, ante su apoyo a Alternativa para Alemania (AfD) y ante el riesgo de retroceso de la ¡°democracia liberal¡± en EE UU, similar al que ¡ªa su juicio¡ª Pedro S¨¢nchez causa en Espa?a. Ante la pregunta de si el PP marca con suficiente firmeza sus diferencias con el trumpismo, responde: ¡°Creo que s¨ª y espero que s¨ª¡±.
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