La misi¨®n encomendada al escritor Juan Jos¨¦ Mill¨¢s era bien sencilla: ¡°Vete al Prado un d¨ªa cualquiera y pi¨¦rdete en la multitud¡±. Tambi¨¦n complicad¨ªsima: ¡°Establece una topograf¨ªa del lugar y una sociolog¨ªa del visitante¡±. El resultado de aquel deambular, de aquel contemplar y de aquel pensar es este texto: un intento de desentra?ar algunas de las claves de por qu¨¦ y c¨®mo la gente de cualquier edad y de cualquier latitud entra en un museo como El Prado. Y lo que hace ah¨ª.
S¨¢bado. Nueve de la ma?ana. Un museo desierto. Dos siluetas solitarias recorren galer¨ªas, pasillos, salas, pinturas. contemplan y hablan. Miquel Barcel¨® y su amigo Jean Marie del Moral, el fot¨®grafo que ha inmortalizado desde los primeros ochenta la carrera del artista, recorren el Prado. ¡®Su¡¯ Prado.
Inauguramos el mes de junio con una selecci¨®n de propuestas culturales que nos invitan a pensar, descubrir, aprender y contemplar la ciudad con otros ojos
El colegio p¨²blico Manuel N¨²?ez de Arenas, en El Pozo del T¨ªo Raimundo, organiza las clases por proyectos, suprime los libros de texto y no manda deberes. Esta innovaci¨®n pedag¨®gica est¨¢ evitando el absentismo
El pueblo embelesado por los desplantes del presidente L¨®pez Obrador comprender¨¢, ojal¨¢ sea m¨¢s pronto que tarde, que la era de los caudillos debe quedar atr¨¢s y para siempre en Am¨¦rica Latina
A algunos compa?eros de Ver¨®nica no les funcionaron los sentimientos correctores de la crueldad. No estar¨ªa de m¨¢s que antes de sacudirse la culpa, la sintieran
Cinco a?os despu¨¦s de su abdicaci¨®n, el rey Juan Carlos I cesa su actividad institucional tras comunicar la decisi¨®n en una carta remitida a su hijo, el actual rey Felipe VI
Los grandes jugadores como Federer o Rafael buscan soluciones constantemente, y eso es lo que m¨¢s admiro en un deportista: el juego inteligente. Y esto es lo que, normalmente, nos brinda Roland Garros
La idea era invitar a 10 personajes de distinto y distinguido pedigr¨ª, colarlos en el Prado y dejarlos solos con su obra favorita ¡ªde noche y con el museo desierto¡ª y que luego contaran la experiencia. La intenci¨®n final: contrastar esa forma inhabitual de contemplar el arte, solitaria y serena, con el ruido y la furia del tumulto contempor¨¢neo en los museos. Unos lloraron, otras se extasiaron, todos disfrutaron. En un tiempo de prisa y multitud, este es el resultado de una de aquellas noches tranquilas con Llu¨ªs Pasqual.