De no mediar una refundaci¨®n con entidad suficiente se nos complicar¨¢ el futuro comunitario. Alemania, Francia, Espa?a e Italia deben abanderar el proceso, desarrollar grandes reformas e impulsar una Europa de varias velocidades
L¡¯independentisme practica una perversi¨® cont¨ªnua de conceptes i principis. Confon legalitat amb legitimitat i, si b¨¦ existeixen marcs legals diversos, el catal¨¤ ha d¡¯ajustar-se a l¡¯espanyol i aquest a l¡¯europeu
El independentismo practica una continua perversi¨®n de conceptos y principios. Confunde legalidad con legitimidad y, si bien existen marcos legales diversos, el catal¨¢n debe ajustarse al espa?ol, y ¨¦ste al europeo
La independencia es negativa para todos. Hay que reducir a la insignificancia a los que desde Espa?a hacen irresponsablemente votos para que los catalanes se vayan de una vez y a quienes desde Catalu?a desprecian al resto de Espa?a
Cal reduir a la insignifican?a qui des d¡¯Espanya fa irresponsablement vots perqu¨¨ els catalans se¡¯n vagin d¡¯una vegada i qui des de Catalunya menysprea la resta d¡¯Espanya
El autor argumenta que Converg¨¨ncia i Uni¨® debe implicarse m¨¢s en la pol¨ªtica espa?ola y defiende una eventual entrada de los nacionalistas catalanes en el Gobierno central pese al apoyo del PSOE al Ejecutivo de Montilla.
El autor justifica el rechazo a un pleno extraordinario del Congreso para la ilegalizaci¨®n de Batasuna. Se trata del cuarto art¨ªculo de la serie iniciada por EL PA?S el mi¨¦rcoles.
Lealtad a la lectura democr¨¢tica de la Constituci¨®n.. Aunque suponga abusar de la hospitalidad de EL PA?S, a m¨ª tambi¨¦n me complace la serena pol¨¦mica iniciada con don Gregorio Peces-Barba a prop¨®sito del significado de la Constituci¨®n de 1978 y de la lealtad dispensada a la misma por los distintos actores de la pol¨ªtica espa?ola en estos ¨²ltimos a?os, en especial en cuanto ata?e a la vertebraci¨®n y planta del Estado. El di¨¢logo franco y abierto es requisito ineludible para el entendimiento, aunque en un primer estadio ni siquiera se coincida -como sugiere mi respetado y prestigioso interlocutor- en el contenido exacto de los t¨¦rminos que se emplean.Creo que, cuando hablamos de pacto, de lealtad o de Constituci¨®n, todos cuantos abordamos dichas cuestiones estamos capacitados para calibrar su significado. El problema, empero, radica en saber qu¨¦ se convino en 1978 y cu¨¢les eran los derechos y las obligaciones que las partes asum¨ªan en el acuerdo constitucional. Y es aqu¨ª donde sostengo que en 1978 existi¨® un pacto entre las distintas fuerzas que impulsaron la Constituci¨®n en el sentido de que ¨¦sta aceptaba la plurinacionalidad del Estado y que de la misma se derivaba el reconocimiento del car¨¢cter nacional de algunos territorios espa?oles. Creo, por tanto, que, en ese af¨¢n por precisar la terminolog¨ªa y los extremos del di¨¢logo, deber¨ªamos centrar el debate en la existencia o no de dicho pacto y en los efectos que su existencia o inexistencia ha de producir en la vida pol¨ªtica espa?ola. Si la Constituci¨®n reconoce la pluralidad del Estado, los leales a la misma ser¨ªamos quienes reivindicamos la aplicaci¨®n de ese concepto plural y la vigencia de los efectos inherentes. Por contra, si la Constituci¨®n no contiene el car¨¢cter plurinacional que Catalu?a crey¨® advertir en dicho texto, es cierto que nuestro comportamiento no ser¨ªa leal, aunque dudo que no fuese l¨ªcito y leg¨ªtimo a tenor de los derechos que la comunidad internacional ha ido reconociendo progresivamente a las comunidades dotadas de conciencia nacional.
JOSEP A. DURAN i LLEIDASeg¨²n el autor, los partidos y la sociedad en pleno deber¨ªan sentirse implicados en la necesidad de un pacto de Estado, efectivo y real, que permita a las distintas nacionalidades sentirse c¨®modas en un Estado com¨²n y compartido.