Sigo recordando con fascinaci¨®n el arranque de la novela de Italo Calvino ¡®Si una noche de invierno un viajero¡¯, en el que recrea el para¨ªso que aparece desde que abandonas tu casa para visitar una librer¨ªa
Escucho entre las carro?eras noticias de la tele algunas aberraciones que practicaban miembros de la casta religiosa. Y todo adquiere aire entre dada¨ªsta y esperp¨¦ntico
Este oficio ya es bastante dif¨ªcil y Espa?a ya est¨¢ bastante exaltada como para contribuir a todo ese rollo mal¨¦fico de conspiraciones, buenos y malos
Mi impresi¨®n es que de ni?os sab¨ªamos distinguir mejor lo que nos gustaba m¨¢s, y cuando nos hacemos mayores distinguimos mejor lo que nos gusta menos
Aguarda una noche en la vida de toda persona que piensa qu¨¦ fue de las promesas. Se mira uno en el espejo y no proyecta m¨¢s que decepciones, o muchas dudas, que son peores
Cada rinc¨®n de cada ciudad acumula historias y fracasos. A una esquina de donde naci¨® Mend¨¨s-France, modelo de ¨¦tica y responsabilidad, muri¨® congelado el mi¨¦rcoles el fot¨®grafo Ren¨¦ Robert
En los tiempos que corren cada vez resulta m¨¢s atractiva la noci¨®n propuesta por el aquel fascinante pol¨ªgrafo que fue Umberto Eco en ¡®El p¨¦ndulo de Foucault¡¯: ¡°Todo se repite como en un c¨ªrculo¡±
En cuanto lleg¨® a Gimnasia y Esgrima, el astro quiso acabar con la mufa, el gafe: decidi¨® suprimir los dorsales 13 y 17, prohibir las prendas de color verde y llevar un sacerdote a cada partido