La entrada en la taberna
Lo que echan en los teatros
La adicci¨®n a la piqueta
Dos semanas en otra ciudad
S?o Paulo nos copia
La fuga de la modernidad
El s¨ªndrome Calatrava
Un bill¨®n de ladrillos adosados
Tirar de nacionalismo
Una m¨ªtica de reposter¨ªa
?Es la gen¨¦tica refugio de los canallas?
Ambientalatas y determinatas libran un combate feroz para situar la clave de la conducta de la conducta, sin reparar en que ellos mismos no son otra cosa que la curiosa mezcla de una misma predisposici¨®n
Empieza el espect¨¢culo
Que florezcan mil partidos
No se sabe cu¨¢ntos partidos habr¨ªa que fundar para que todos los ciudadanos se sintieran representados, sobre todo cuando muchos de los nuevos andan a la gre?a en cuanto tocan algo de poder
Otra vez dando la vara
Con la timidez de una sonrisa
Dejad que los ni?os se acerquen a m¨ª
A juzgar por la enorme cantidad de pornograf¨ªa infantil que circula por la red, habr¨¢ que considerar que uno de cada diez adultos varones es pederasta en secreto, proporci¨®n que convendr¨ªa desglosar por profesiones
El discurso del cuerpo
Hacia el orgullo mani¨¢tico
Aqu¨ª el que no se siente orgulloso de ser gay se cree importante por hacerse unas rayitas o se da por absuelto de sus tropel¨ªas p¨²blicas porque habr¨ªa recibido el sobresaliente del voto en las urnas
Vaya engorro de cl¨¦rigos
No es posible que la presi¨®n social que ejerce la Iglesia Cat¨®lica no se compadezca para nada con su m¨¢s bien escasa implantaci¨®n en nuestros h¨¢bitos ni con la esperanzadora imagen de las iglesias semidesiertas
Rambos en los toros
Una ¨¦poca borgiana
Satisfecho se le vio a Zaplana
Lo cierto es que la propensi¨®n de los populares de responsabilizar a Zapatero de las decisiones de ETA indica que estamos precisamente ante una cuesti¨®n pol¨ªtica, algo que casi todos quer¨ªan evitar
Van a venir mal dadas
El cuento de nunca acabar
La ventaja de los que apelan al Esp¨ªritu Santo es que tal ente desde?a manifestarse, de modo que en su abismal ensimismamiento se supone que acepta las tonter¨ªas que sus seguidores dicen en su nombre
Vigilancia y olvido
?Es el momento de ponerse en¨¦rgicos?
Como cabras en Penyagolosa
La pertenencia a la ciudad
Las relaciones peligrosas
Unidad de los contrarios
Menos mal que quieren nuestro bien
No es ya la banalidad del mal, sino ese empe?o insensato seg¨²n el cual las mayores atrocidades en cualquier ¨¢mbito se cometen usurpando nuestra propensi¨®n a un bien tranquilo y como de andar por casa