La profesora y exdiputada en la Asamblea de Madrid reflexiona sobre la melancol¨ªa por la p¨¦rdida de una Edad Dorada que nunca existi¨®, inspir¨¢ndose en Marx, Proust y Karl Polanyi
¡®La casa¡¯, de Julien Gracq, y ¡®Por qu¨¦ Georges Perec¡¯, escrito por Kim Nguyen Baraldi, una vez le¨ªdos, me llevaron a otros lugares, a otros mundos, inspecciones de todo tipo
Joyce, Proust, Woolf, Bola?o, Bernhard, Foster Wallace... Un ensayo de Inma Aljaro estudia el tedio deliberado en la novela, que lleva a inopinadas experiencias est¨¦ticas
Berta Vias Mahou y Ant¨®n Casariego re¨²nen en ¡®Cocina de autor, recetas para amantes de la lectura¡¯ un documentado men¨² con medio centenar de platos que aparecen en grandes novelas
El autor, que recibir¨¢ el galard¨®n de la Academia Sueca el pr¨®ximo domingo en Estocolmo, relata en una entrevista exclusiva en Oslo: ¡°Hay gente que ama mi escritura y gente que la odia¡±
Lejos de conformar un canon literario, el premio de la Academia Sueca, que se entrega ma?ana, no asegura la posteridad, obvia a grandes autores y se ve influido por la coyuntura pol¨ªtica y literaria de cada ¨¦poca
El Instituto de Literatura del Mundo se re¨²ne en Harvard para reflexionar sobre la literatura mundial en tiempos de la globalizaci¨®n y ensalzar la figura del autor de ¡®Fausto¡¯
Proust le hablaba a un amigo ya en 1903 de los peligros que encontraba cuando ¡°tanto de un bando como de otro se trabaja para crear dos Francias¡±: es hoy el problema que tiene Espa?a con los dos bloques
En la vida diaria el tiempo puede ser el enemigo que avanza m¨¢s r¨¢pido de lo que necesitamos. Atraparlo es imposible y pararlo, una utop¨ªa. En vacaciones, sin embargo, puede ser el amigo que pongamos a nuestro favor
Un v¨ªdeo de dos personas mayores jugando a salpicarse en la playa ha tenido millones de visitas y ha dado lugar a varios art¨ªculos, demostrando los arraigados prejuicios de la sociedad sobre la vejez
La escritura del autor franc¨¦s est¨¢ prendida de naturaleza y paisajes asociados con la casa de la infancia, con los paseos mundanos en Par¨ªs o con la pintura impresionista
L¡®editorial Fl?neur acaba de treure tres volums, dedicats a Emily Dickinson, Thoreau i Proust, primera entrega del que anomenen col¡¤lecci¨® ¡®Fragments¡¯
El documental de Laura Poitras ¡®La belleza y el dolor¡¯ retrata el paso de la artista Nan Goldin del sufrimiento propio a la lucha contra una injusticia colectiva
La recreaci¨®n que el hotel ofrece del bollo m¨¢s famoso de la literatura est¨¢ desde luego muy bien pero, ?tanto como para eclipsar los recuerdos de un obrador ponferradino que hornea desde hace tres generaciones?
La ¨²nica ventaja del cuestionario Proust, cuya ¨²nica ventaja es permitirle al entrevistado que, entre sus artificiales frases ingeniosas, deslice peque?as verdades simples
La primera novela ¡®qu¨¢ntica¡¯ que rompe con el planteamiento mecanicista la realiza Marcel Proust entre 1908 y 1922: ¡®En busca del tiempo perdido¡¯, y en ella nos habla del tiempo propio de la creaci¨®n art¨ªstica
Nuestra sensibilidad de un siglo despu¨¦s se reconoce en las historias de la escritora porque ellas mismas han estado irradiando con sigilo su influjo a varias generaciones de lectores y escritores
Nunca es tarde para animarse a la rebeli¨®n contra los caminos predeterminados: que ni las modas ni las obsesiones propias ni lo que se espera de nosotros decidan los libros que vamos a leer o las pel¨ªculas que vamos a ver este a?o que empieza
La sensaci¨®n de fin de mundo que se experimenta ahora recuerda a la que se vivi¨® en los a?os veinte, cuando la mentira y la manipulaci¨®n de los ideales configuraron el nuevo orden tras la Gran Guerra
Hace 100 a?os muri¨® el autor de ¡®En busca del tiempo perdido¡¯ y sus palabras siguen mostrando los m¨²ltiples caminos que se recorren al perseguir la felicidad
El centenario de la muerte del autor coincide con la aparici¨®n por primera vez en castellano de sus ¡®Cartas escogidas¡¯, y con la recuperaci¨®n de sus ensayos sobre arte y literatura
El retrobament amb la rom¨¤ntica novel¡¤la de M. M. Kaye sobre l¡¯?ndia del Raj transporta a la no menys remota Barcelona del 1980 de la primera i captivadora lectura