La partida infinita
En el ajedrez, hay tablas si un jugador repite la misma jugada tres veces seguidas; pero esta regla no basta para evitar que el juego se prolongue indefinidamente, como demostr¨® Max Euwe
Es escritor y matem¨¢tico, miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York. Ha publicado m¨¢s de 50 obras de divulgaci¨®n cient¨ªfica para adultos, ni?os y j¨®venes, entre ellos ¡®Maldita f¨ªsica¡¯, ¡®Malditas matem¨¢ticas¡¯ o ¡®El gran juego¡¯. Fue guionista de ¡®La bola de cristal¡¯.
En el ajedrez, hay tablas si un jugador repite la misma jugada tres veces seguidas; pero esta regla no basta para evitar que el juego se prolongue indefinidamente, como demostr¨® Max Euwe
No solo en la mitolog¨ªa, sino tambi¨¦n en el ajedrez, el caballo da lugar a fantasiosas hibridaciones
El reciente premio Nobel de F¨ªsica Roger Penrose es, adem¨¢s, uno de los m¨¢s brillantes e imaginativos matem¨¢ticos de nuestro tiempo
La reciente historia de los teselados pentagonales muestra que a¨²n hay sitio para los aficionados -y las aficionadas- en el olimpo de la investigaci¨®n matem¨¢tica
Usando como teselas los pol¨ªgonos irregulares u otras figuras, el n¨²mero de configuraciones posibles crece¡ ?indefinidamente?
?Cu¨¢ntos fueron en realidad los 300 de Le¨®nidas y qu¨¦ propiedades posee este famoso n¨²mero?
?Podr¨ªa haber una relaci¨®n directa entre los microt¨²bulos neuronales y la consciencia?
?En qu¨¦ se parecen los balones de f¨²tbol, las c¨²pulas geod¨¦sicas y ciertas macromol¨¦culas formadas por ¨¢tomos de carbono?
?Podemos saber cu¨¢ntas flechas hay en un carcaj contando solo las de la parte exterior del haz?
?Cu¨¢ntos pent¨¢gonos y hex¨¢gonos conforman la superficie de un bal¨®n de f¨²tbol?
Diofanto, Nic¨®maco y otros grandes matem¨¢ticos de la antig¨¹edad estudiaron los n¨²meros figurados
La consabida colocaci¨®n de los bolos en el ¡®bowling¡¯ configura un n¨²mero triangular
?Puedes emular la haza?a infantil de Gauss y sumar mentalmente los 100 primeros n¨²meros?
Hay libros de problemas y problemas de libros, problemas librescos y libros problem¨¢ticos¡
Antes que Dudeney y Smullyan, tambi¨¦n Sam Loyd hizo interesantes aportaciones al ajedrez retrospectivo
Dudeney no solo se dedic¨® a los puzles que lo hicieron famoso: tambi¨¦n se interes¨® por el ajedrez y la teor¨ªa de n¨²meros
Un par de problemas navide?os y un interrogante sobre la finitud para celebrar el final de un a?o problem¨¢tico
?Pueden las matem¨¢ticas aumentar nuestras probabilidades de ganar un premio de la loter¨ªa?
Los acertijos de parientes constituyen uno de los m¨¢s numerosos y divertidos grupos de acertijos
Los problemas l¨®gicos de prisioneros que pueden -o no- ser indultados son tan numerosos como interesantes
El famoso dilema del prisionero no es el ¨²nico problema de l¨®gica protagonizado por reclusos
En realidad, casi nunca partimos de premisas seguras al sacar conclusiones
Algunos acertijos l¨®gicos son el equivalente mental de los trampantojos e ilusiones ¨®pticas
Los acertijos con bolas blancas y negras -en ocasiones muy escurridizas- constituyen un inagotable apartado de los problemas de ingenio
?Cu¨¢nto tiempo te quedar¨ªas voluntariamente en el inh¨®spito planeta Venus?
?Cu¨¢nto tardan los mensajeros en sus viajes de ida y vuelta entre el campamento m¨®vil y la capital del reino?
?Cu¨¢l es la probabilidad de derribar de un tiro a un indio que huye a caballo?
?C¨®mo hay que barajar las cartas para conseguir una distribuci¨®n aleatoria?
La manera de lanzar al aire una moneda puede hacer que las probabilidades de sacar cara o cruz no sean las mismas
?Hasta qu¨¦ punto es despreciable la probabilidad de que una moneda caiga de canto?
?Pueden un par de dados anormales comportarse con toda normalidad?
Los juegos de rol han propiciado la aparici¨®n de dados con m¨¢s -o menos- de seis caras y numerosas posibilidades combinatorias
Por su car¨¢cter juguet¨®n y revoltoso, los monos son protagonistas habituales de cierto tipo de enigmas y problemas de ingenio
?Qu¨¦ ocurre en una balanza cuando el contenido de sus platillos tiene vida propia?
Identificar la falsa moneda en medio de las aut¨¦nticas requiere a veces no poco ingenio
En su libro ¡®Sat¨¢n, Cantor y el infinito', el matem¨¢tico nos ofrece una fascinante retah¨ªla de preguntas desconcertantes y respuestas sorprendentes
El ¡°cocinado¡± de acertijos era uno de los atractivos de la secci¨®n de juegos matem¨¢ticos del maestro Martin Gardner
El propio padre de la teor¨ªa de conjuntos se dio cuenta de las paradojas derivadas de una concepci¨®n ingenua
El cient¨ªfico se propuso dotar a las matem¨¢ticas de un conjunto de axiomas completo y libre de paradojas
La hormiga de Langton, de la que nos hemos ocupado en semanas anteriores, es tambi¨¦n una m¨¢quina de Turing